Enamorada Del Híbrido|| Mericcup||

Capitulo 10

Narradora:

Avienta la daga hacia la pelirroja, pero el furia nocturna le lanza un ataque de fuego hacia la daga, la cual regresa a su dueño.

—Esto no se acaba Aquí— grita el castaño y desaparece.

—¿Quién era él?—pregunta la pelirroja.

El furia nocturna comenzó su metamorfosis para convertirse en híbrido.

—Era uno de los hechiceros que me convirtió en esto.

—¿Qué es lo que quería de mi?

—No lo se, pero al parecer te tener que acompañar hasta al castillo para que no huelva a aparecer.

—Buena idea.

—Lo se, vamos.

Los dos se dirigieron al castillo, el híbrido volando y la pelirroja en su caballo. Al cabo de unos minutos los dos se encontraban cerca del castillo, el híbrido fue descendiendo poco a poco hacia la pelirroja.

—Tu entra,—dice el castaño— yo vigilaré aquí.

—Esta bien— dice la pelirroja.

Al llegar a la entrada la princesa nota que no hay ningún guardia cerca de. Y entra al castillo.

—¡Mamá!— dice la pelirroja—. Ya llegue.

—Hija, Merida corre ven.

La pelirroja se dirije a donde se escucha la voz de su madre. Se encontraba en la habitación de la propia niña.

—Estuve preparando algunas cosas como tu espada, tu arco, hasta pedí que si te podían hacer mas flechas así que... También ti escudo por si hay alguna batalla y...

—Lo se mamá. Yo tampoco quería que esto se acercará, pero...No hay de otra.

—Te quiero mucho mi niña.

—Y yo a ti mamá.

La pelirroja y la castaña se unen en un dulce abrazo de madre e hija, la tristeza no las dejaba empaz ambas. Solo ser libre, sin ataduras, ser lo que era antes que le dijeran que tenia que ser reina.

En otro lado, donde solo existía solo la oscuridad, la furia reinaba y, solo por un pequeño error.

—¡¡AAAHHH!!—gritaba la rubia con mucho enojo.— ¿Cómo se te ocurre dejarla sin un rasguño?

—¿Qué no te pusiste a pensar?— le contesta a gritos el castaño—. Estas haciendo la poción para que la puedas convertir en híbrido. ¿Y todavía me insultas?

—Todavía no está lista, faltan demasiados ingredientes, así que si me permites...

—¿A dónde vas?

—¿A donde más? A buscar los ingredientes faltantes. No te muevas de ahí.

—No tengo a donde ir.

La rubia salió a la luz intentando dejar de lado la amargura para poder conseguir sus ingredientes.