Enamorada Del Híbrido|| Mericcup||

Capítulo 19

Narra Merida:

Me encuentro en el suelo frente a la fogata, el calor me inundaba profundamente, tanto con el ardiente fuego como mi vestido y rebozo.

Hoy había sido un día increíble, Hiccup me llevo a las cataratas, hicimos una competencia de quien pesca mejor y más rápido, y lo que nos quedaba antes del anochecer hacer algunas cosas graciosas.

Pero ahora, solo esta enfrente de mi del otro lado de la fogata, en si, estamos rodeando la fogata.

Este a comparación de otros días parecidos, este fue el mejor de todos.

♕

Narradora:

La rubia decía los últimos ingredientes que le faltaban a la poción mientras los colocaba en aquel caldero.

—Solo un último ingrediente,— dice — una lágrima de amor.

Como si fuera un espíritu, salio de su cuerpo y observo a la rubia.

—¿Qué?— pregunto la rubia —¿Qué hago aquí?

Imágenes salían del caldero, era ella en sus días felices en Berk, junto con sus amigos y... Hiccup. Observaba con detalle el caldero, desde inicio a fin, besos de amor pasaban el recuerdo, abrazos, y una que otra risa junto con sonrisas. Pero de un momento a otro cambio, noto que el líquido comenzó a obscurecer y las imágenes cambiaron a las de ahora, a las de Hiccup y Merida. Sus risas, sus sonrisas junto con los rescates y aventuras de ellos dos...juntos.

—¿Qué es esto?— dice Astrid.

—No lo sabes,— dice alguien en sus oídos — se olvido de ti.

Un extraño pero doloroso sentimiento paso dentro del fondo de su corazón de la rubia, que se esparció por todo su cuerpo.

—No— decía ella.

Pero de cierto modo sabia que era cierto, ya que veía esas imágenes eran reales y le temblaban las manos.

—Se llama Merida, ella es la princesa de Dumbroch, muy pronto, gobernante.

—No— decía la rubia.

—Aunque no lo creas si, y sabes algo... Ella ama a Hiccup.

Eso la destruyo desde dentro de su cuerpo, dejando al interfiere una lágrima, no era de tristeza o enojo, era una verdadera lágrima de amor. La cual corrió desde su mejilla hasta que finalmente cayo al caldero.

La poción estaba lista, solo le quedaban días a la bruja, y no eran muchos.

Pero ya era hora de comenzar su malévolo plan y destruirlos por completo.

—Gracias— dijo quien le susurraba en el oído a la rubia entrando dentro de ella de una forma rara, parecido a que un espíritu entrara en ella.

Solo cuatro días, cuatro días para salvarse o...morir.