Enamorada Del Híbrido|| Mericcup||

Capitulo 18

Narradora:

La pelirroja miraba fijamente como el híbrido tenia en sus garras a la rubia.

—Aw,— dijo la rubia — Si yo fuera tu la protegería más que nada en este instante, porque no dolo es mi ira, es también la de Astrid. Río y desapareció.

Entre las garras del híbrido fue desvaneciendo la imagen de la rubia. Al estar ya fuera de peligro el híbrido se acercó a la pelirroja.

—¿Te encuentras bien?— preguntó el híbrido.

—Eso creo— contesto la pelirroja —¿A qué se refiere?

El híbrido no se atrevió a contestarle, no era por miedo o por protección, más bien... Porque él no sabia la respuesta.

—Ven,— le ofreció la mano — he pescado algo para desayunar.

La pelirroja acepto la mano con algo de curiosidad por dentro, y quien no, ¿por qué aquella chica llamada Astrid sufrió ver como a Hiccup lo hechizaron? ¿Por qué ella sabe el nombre del híbrido? Y lo mas importante ¿por qué accedió con la bruja? La curiosidad mato al gato, es casi lo que le quiso decir aquel híbrido.

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—¿Por qué los dejaste ir?— preguntó el castaño con barba con una sonrisa y el seño levemente fruncido.

—Solo necesito tiempo,— dijo si quiero hechizarla necesito que tanto Merida como Astrid me apoyen.

—¿Qué te apoyen en que?

—Hay algo, en particular que Merida siempre quiere saber de Hiccup, pero él no abre la boca, así que... Dejarle solo unos pocos días más— dijo entre dientes.

Y tenia razón, Hiccup no diría nada sobre eso ya que tenía que le recordara su pasado, y no era por el hechizo, más bien... Por aquel tráfico suceso.

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Narra Merida:

Di la última mordida al pescado que había pescado Hiccup para mi, para ser callado y serio... es lindo.

—¿Y?— pregunte —¿Qué haremos hoy?

—No lo se,— dijo Hiccup — esta es tu semana, ¿a dónde te gustaría ir?

—¿Has ido a las cataratas?

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—No me refería a que estuviéramos en la cima volando.— Dije algo entre dientes.

—Hey,— dijo Hiccup — no es una obligación tener que escalar las cataratas, además y hoy me toca ser un dragón, ¿lo olvidas?

—Que tienes en mente.

Puso sus manos y piernas en el piso convirtiéndose en dragón.

—Solo sube a mi lomo, ¿quieres?

Sin más subí a su lomo.

—¿Y ahora qu...?

Se aventó desde la punta de la catarata, note que no movía las alas así que supe que se había "caído" apropósitamente. No sabía que hacer, por parte estaba cayendo de la mejor manera emocionante, pero a la vez estaba asustada; a casi nada de llegar a las faldas de la catarata extendió lo más abiertas que se pudieron sus alas y emprendió el vuelo.