El doctor nos pidió que habláramos en el pasillo, eso no quería decir nada bueno. Mi tía, el doctor y yo nos encontrábamos en pasillo y él comenzó a hablar:
-Como ustedes ya saben, Norma esta empeorando y cada vez responde menos su cuerpo al tratamiento que le damos- El doctor dejo de hablar.
-¿Eso que quiere decir?- Tenía miedo de su respuesta. El doctor sólo me miró y mi cara se transformó por completo, mis ojos se llenaron de lagrimas.
- Mia, no llores- Me dijo mi tía.
-Yo simplemente no quiero.- Salí corriendo de la clínica lo las rápido que pude. Marqué el número de la persona que necesitaba que me abrazara.
-Hola Mia, no se que te hice pero perdón-
-Nicolas te necesito-
-Mia ¿Que paso? ¿Paso algo? Mia ¿En donde estás?- Su voz cada vez sonaba más preocupada.
-Estoy en la plaza Mitre-
-Mia, no te muevas de ahí. Ya estoy yendo-. Pasaron 10 minutos y Nicolas volvió a llamarme.
-Mia, ya estoy acá, ¿vos donde estas?- Cuando terminó de hablar, corrí hacía él.
-Nicolas, yo...- No me dejó terminar de hablar, me abrazo y sin resistirlo lloré como una nena de 5 años; mientras yo lloraba él me tocaba el pelo y la espalda. Después de un rato me sentía un poco mejor y decidí contarle lo que el doctor había dicho de mi Mamá, al terminar de contarle sonó mi celular y era mi tía.
-Mia, ¿Donde mierda estas?-
-Estoy en la plaza Mitre- Mi tía dio un suspiro. Nicolas me sacó el celular y hablo con mi tía:
-Hola. Un gusto, soy Nicolas, el cura párroco del colegio de Mia-
-Hola, no se si usted sabía, pero Mia está pasando problemas familiares feos-
- Si, algo me estuvo contando- Mientras hablaba, él me tocaba el pelo. -Quédese tranquila que yo la llevo a su casa-
-Bueno Padre, nos vemos después. Escuchela que lo necesita-
- Estoy para eso. Buenas tardes y esté tranquila-Cuando terminó de hablar, me dió el abrazo más lindo del mundo y antes de separarse de mi, besó mi frente.
-Mia, vayamos por un helado, dalee yo invito-.
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Mi Amor Imposible
Romance¿Que se puede hacer cuando te enamoras del sacerdote de tu colegio? ¿Me tengo que cambiar de colegio? ¿Lo tengo ignorar? ¿Mantengo la esperanza en que él dejará los hábitos? Esas son las dudas que se plantea Mia todos los días.