E P Í L O G O

2.3K 540 146
                                    

—¡Cariño, bájate de ahí ahora mismo!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Cariño, bájate de ahí ahora mismo!

La mata de cabello castaño parece un borrón acercándose a mí a toda velocidad. Parece un pequeño avión que aterriza en mis brazos tomando impulso para que lo levante. Mi cuerpo lo recibe y lo alzo dándole dos vueltas en el aire desencadenando su hermosa e infantil risa.

—Mami, ¿ya vamos a codtad el pastel?

—Aún no, cariño. Debemos esperar a tu abuelo.

Es su cuarto cumpleaños y cada día veo más clara la estampa de su padre. Lo único que no sé de dónde sacó son sus hermosos ojos azules, son su más lindo rasgo. Parecen el cielo atrapado en su  rostro. Pero su caminar, su nariz​, su manera de hacer gestos cuando se enoja; todo eso es una copia de su padre que me lo recuerda cada día y me hace desear que estuviera acá para conocerlo.

Christopher salió a comprar las velitas y se ha demorado menos de diez minutos pero al igual que todos los niños, mi hijo es impaciente. Suena el timbre de nuestra casa y sale a correr a una velocidad impresionante a abrir.

Hace dos años nos mudamos acá, Cristhoper vive en el primer piso y nosotros arriba; ha sido toda una aventura el ser madre. Hay veces en que toda la situación me abruma y deseo con más fuerza tener a Evan acá a que me ayude a educar a nuestro pequeño; pero sin importar qué pase, cada noche al ver esa inocente sonrisa que me mira con devoción hace que valga la pena.

—¡Abuelo! Te estaba espedando, quiedo pastel.

—Pues prendamos las velitas, Gregor. Ya eres todo un hombre —responde sonriente y lo alza en sus brazos para caminar con él hasta la sala—. Cuatro años es mucho y en menos de nada serás más alto que yo.

Christopher dice que Gregor es igual a Evan de pequeño y lo ama más que a nadie en el mundo; le da su cariño, su corazón, su alma. Todo en nuestra vida es por y para Gregor.

Nuestra pequeña luz en la oscuridad que llegó a iluminar cada rincón.

Prendemos las cuatro velitas ante la brillante mirada de mi niño, le cantamos el Feliz Cumpleaños y sopla apagando la llama; mete su dedo en la cubierta y cuando lo reprendo esconde su mano tras su espalda.

Cada día descubro algo nuevo de él; cada día aprendo más de esta labor de ser madre; cada día deseo que Evan nos mire desde el cielo y sonría. Le muestro fotos de él a Gregor para que siempre sepa quién es su padre y que donde esté, nos está cuidando.

Porque sé que así es.

Hay momentos en la vida que marcan un punto aparte, una terminación fija de aquello que fue el centro de nuestra vida; eso pensé que era cuando Evan de fue. Pero he descubierto que solo fue un punto y coma: la terminación de una etapa pero el comienzo de una mejor que se relaciona.

Evan me dejó su mejor regalo: un amor, una esperanza, una razón para vivir.

No puedo pedir más.

†††

Guardián •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora