ix. trenzar

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Natsu había trenzado el cabello de todas sus amigas, el de mamá también, incluso había intentado peinados en Shouyou una que otra vez. Pero el cabello negro que tenía entre sus manitos en aquellos momentos brillaba como si lo hubieran rociado con polvo de hadas, olía a cerezas y se resbalaba entre sus dedos como la seda. 

Cuando su hermano la había invitado a pasar la tarde con él y sus amigos en el parque, la pequeña creyó que sería muy aburrido si este volvía a dejarla de lado y Tsukishima no estaba allí para distraerla con sus comentarios burlescos. No contó con que esta vez habría una persona más allí, diferente al resto.

—¿Te gusta mi cabello, Natsu-chan? —la sonrisa de Shimizu provocó un ligero rubor en la niña, que solo pudo asentir mientras reanudaba su intento de trenzar las hebras negras—. A mí también me gusta el tuyo.

—¡Kiyoko-san tiene el cabello más bonito que Natsu ha peinado! Es suave y huele rico...

Las inocentes palabras de la niña provocaron una risa en la mánager.

Observando a ambas féminas, Tanaka y Nishinoya se sentían absolutamente bendecidos, como si todos los seres celestiales hubieran dejado caer a la tierra dos ángeles para ser apreciados por tan simples humanos.

Shouyou nunca había visto a su hermana actuar tan tímida cerca de alguna mujer, era increíble que su senpai tuviera ese poder avasallante incluso sobre Natsu quien solía vivir en su propio mundo donde todo era posible.

Suga quería tomar una foto, Daichi se lo impedía diciendo que podía molestar a Shimizu. Asahi lloraba de tanta dulzura contenida y Ennoshita tomaba nota de los comportamientos por los que pasaban sus compañeros.

—¿Qué les pasa a todos? —cuestionó Kageyama a nadie en particular, dando sorbos a su leche.

El silencio reinó durante algunos segundos y luego una exclamación general resonó en aquel parque de Miyagi. Y quizá se escuchó hasta Tokio...

—¡Tadá! ¡Kiyoko-san está lista, Natsu terminó su gran tarea! —sonriente, la menor de los Hinata señaló a su modelo, que lucía una trenza que comenzaba en un extremo superior de su cabeza y finalizaba en el extremo contrario, y se hallaba adornada por múltiples flores pequeñas.

Kiyoko atrapó a la pelinaranja en un abrazo que se perdió entre el sonido de una lluvia de flashes.

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⏰ Última actualización: Dec 01, 2017 ⏰

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