Comencé a correr como si corriendo sin parar se fuese a gastar el dolor que llevaba por dentro, como si con cada paso dejara atrás un poco de ese peso que no me dejaba respirar.
El cielo estaba cubierto de nubes y el frío golpeaba mis manos haciéndolas sangrar; los árboles no tenían hojas y el césped era de color amarillo como si se hubiese quemado; el invierno hacia peor mi tristeza.
No sabía adonde ir, solo sabia que no podía detenerme, pues en el momento que lo hiciera recuperaría la conciencia de mi dolor.
¡Que confusión! que terrible es tener un problema y no saber donde buscar la solución, donde encontrar respuestas.
Miras al cielo esperando ver una señal o te volteas rápidamente esperando agarrar desprevenido a tu ángel guardián, pero no los ves y te sientes con mas ganas de correr como si en algún momento del camino los fueras a encontrar.
Te sientes cansado pero ello no mitiga tu dolor.
Así que solo te conformas con que la vida te siga maltratando de una forma tan brutal que no tengas esperanza de encontrar felicidad alguna y no sacar ese gran dolor y morir de una gran desesperación.
ESTÁS LEYENDO
Memorias De Un Adicto.
PoetryVersos cortos sobre amor, desamor y Sufrimiento Basado en hechos Reales.