Ya había comenzado mi nuevo año escolar, era algo agradable estar ahí a excepción de esa gente que solo se me acercaba para preguntar quien era Cameron. Tenia 2 amigos, los cuales eran geniales solo que ya estaban en último año, mis materias eran algo aburridas pero matemáticas era lo mas genial.
Estar tan poco tiempo con Cameron me hacia sentir mal, lo extrañaba cada dos por tres, claramente nos veíamos los viernes y sábados, pero de pasar toda la semana con él a verlo solo 2 días, me ponía triste. Pero cuando estábamos ambos solos nos íbamos a su casa o sino yo me pasaba algunos días del colegio a su casa. Era genial estar con él, sentía que por un momento dejaba de pensar en todo lo malo y sentía la felicidad en mi sangre. Me tenia enamorado completamente y agradecía que fuera el del que me enamoré.
Hoy era Lunes un fastidioso Lunes, lleno de exámenes y soportando a los típicos idiotas con sus comentarios de <<maricón>> . A veces sentía que no podía seguir adelante, tenia miedo a que un día simplemente trataran de hacerme algún daño a mi o a Cameron y también me sentía desolado ya que mis abuelos aun no sabían nada. Tratar de ser el nieto perfecto cambiaba todo, tal vez si les decía me correrían de casa o simplemente ya no quisieran verme nunca mas. Antes de irme a clases le mandé un WhatsApp a Cameron.
-Espero que hoy tengas un día increíble, te quiero demasiado y espero que hoy nos podamos juntar. No sabes como te extraño.
Desconecté un momento mi celular para preparar mi bolso e irme rápido al instituto. Hoy tenia una jornada larga y eso me aburría, tenia planeado saltarme algunas clases para irme con Cameron a algún lado o donde fuese pero sólo quería verlo luego. Antes de irme a casa volví a conectar mi móvil para ver si Cameron me había respondido el mensaje.
-Créeme que mis días se volvieron aburridos cuando dejamos de vernos tan seguidos. Quiero verte hoy, pasaré a recogerte a las 3 p.m. No quiero que te saltes ninguna clase. Te quiero más.
No podía dejar que el mensaje quedara así, entonces es respondí.-Pasas por mi a las 1 p.m o mejor no pases a recogerme. Sabes que odio esperar hasta las 3 para verte. Lo siento.
Tome mis cosas y fui a la planta baja, donde Sally estaba haciendo un sándwich, se limitó a sonreírme y siguió haciéndome el sándwich, besé su mejilla y tome las llaves que estaban en la mesa.
- Lo siento demasiado Sally pero me tengo que ir, voy demasiado tarde.
- Pero cariño, tu sandwich.
- Se que está demasiado rico eso, pero cuando vuelva me lo deborare.
Tomé mis cosas y abrí rápidamente la puerta. Decidí mirar por la ventana de Cameron y no estaba, supuse que estaba en el baño.(...)
-Dylan -mi amigo Bryce hizo un gesto con su mano para tener mi atención-. Lamento haber tardado tanto, la verdad te llamaba para entregar tu cuaderno de álgebra.
-Oh, muchas gracias por traerlo, lo había olvidado -agarre el cuaderno e hice un gesto torpe al abrir mi mochila-. Mierda -dije en un susurro.
-Déjame ayudarte -toma mi cuaderno y lo guarda.
-Muchas gracias, Bryce -le sonreí.
-No hay de qué. Adiós -besa mi mejilla y se esfuma entre la multitudes estudiantes.
Quedé al en shock con la reacción de Bryce, jamás había sido tan de piel conmigo. Decidí actuar como siempre y caminé un poco más allá de mi casillero, bajé mi mochila y saqué mi celular, supuse que Cameron me habría escrito algo, conecté el internet y no tenía ningún mensaje. Seguí caminando y fuí al baño cabizbajo para ver si me llegaba algún maldito mensaje. Me resigné y guarde mi celular en el bolsillo, e ingresé al baño, tomé algo de agua y lavé mi cara, en aquel momento entra un chico y me mira de pies a cabeza.-Mira a quién tenemos aquí -dice sorprendido-. Al chico más maricon del instituto.
-Basta de decir esas cosas, métete en tus propios asuntos -me sequé las manos.
-Oh no, Dylan. ¿Acaso tu abuelita querida no te enseñó buenos modales?
-Si me enseñó buenos modales, ¿y acaso tus padres no te enseñaron a respetar a la gente? Si soy maricon como tú dices, deberías respetarme tal cual soy, porque yo no ando por los pasillos gritandote lo mierda que eres.
-Deberías aprender a callar la boca, Dylan. Si no quieres tener problemas o que algún día te encuentre por ahí y golpearte.
-¿Me golpearias? Tal vez eso suba tu reputación, pero no tu maldita autoestima.
Me di vuelta en busca de alguna mala palabra hasta incluso de una golpiza, pero no, se había ido.
Saqué mi celular para mandarle un mensaje de Cameron
—No aguanto más ésta mierda, necesito que me saques de aquí. YA.
Desconecté mi internet y me quedé apoyado en la pared, traté de no hacer nada estúpido y ya eran demasiados pensamientos negativos que decidí lavar mi cara para poder relajarme. En aquel instante llaman a mi celular, lo saqué del bolsillo y en la pantalla salía «Cameron 💖».
—Hola —dije algo exaltado.
—Dime que estás bien y que no estás haciendo nada estúpido —sentí su voz algo temblorosa.
—Sólo quiero irme de aquí, ¿sí? Puedes pasar por mi , ¿o no?
—Voy a estar ahí en unos 20 minutos. Por favor te lo pido, no hagas nada. Te quiero —colgo.
Decidí salir del baño y me fuí directamente a hablar con el orientador.
Al llegar a la oficina del orientador me di cuenta que la puerta estaba entre cerrada y golpeé la puerta.
—Adelante.
—Hola —hice un gesto con la mano inútilmente.
—Pero sí tenemos aquí a Charlie Greening.
—Prefiero que me digan Dylan. Charlie no me gusta.
—Pues bienvenido Dylan, en que te puedo ayudar —noté que su voz era algo dulce para ser un hombre con facciones rudas.
—La verdad no sé qué hago aquí. Hace unos instantes estaba en el baño, teniendo pensamientos tan negativos, tan malditamente negativos. Lo siento —lo miré y él asintió—. Siento que éste año ha sido muy malo para mi persona. Tengo tanto miedo de estar aquí.
—¿Quién es tu persona? ¿Charlie o Dylan?
—Yo soy Dylan, y siempre lo seré.
—¿Y por qué ese odio a Charlie? —agarró una pluma y comenzó a escribir en un pequeño cuaderno todo aquello que le decía.
—Charlie es alguien débil, inseguro y completamente miedoso. En cambio Dylan, él es alguien fuerte, alguien quién no le teme a nada, seguro de si mismo. Que sabe amar de verdad y no se gestiona porque debe amar a otra persona. Charlie no sabe amarse ni a el mismo —se me salió una lágrima—. Charlie, Charlie no es nadie, y Dylan lo es todo.
—¿Crees qué tú vida hubiera sido mucho mejor dejando de ser Charlie?
—Mi vida es mejor con Dylan. Charlie está en mis peores momentos, soy Charlie cuando tengo miedo, cuando me siento que todo es muy abrumador y me dan ganas de lanzar todas mis cosas por la ventana, golpear la pared. Pero soy Dylan cuando quiero imponer respeto, cuando quiero verme fuerte ante una situación y sobre todo, cuando dejo mi lado sensible.
—Si quieres confort aquí tienes —estira con sus dedos una caja y recojo un pañuelo—. Sé que a veces es duro acostumbrarse a un colegio nuevo, no puedo decirte que lo hagas de inmediato, pero creo que deberías hacer florecer a ese Charlie que llevas dentro. El mundo te va a respetar cuando tú respetes. El mundo te va a aceptar cuando tú te acepte. El mundo no está pidiendo un Dylan, yo no pido a un Dylan aquí, tu novia tal vez no pide que seas un Dylan toda tu vida. Tal vez tu padre no pide que seas siempre Dylan. El mundo quiere verte como eres, seas débil, frágil y muy sensible. Todos somos así. Pero depende de como puedas llevar todo. No creas que con hacer un personaje ficticio en tu vida hará que mejores como persona, porque a final de día la mierda con la que tienes tanto miedo a cargar la llevarás igual. Sigues siendo infeliz con Dylan. Charlie, mira a tu alrededor, nadie es perfecto, nadie puede juzgar tus habilidades ni tus gustos, nadie puede juzgarte. Solo tú.
En aquel momento ya estaba completamente quebrado, mis lágrimas resbalaban por mi mejillas de una manera tan rápida. Tomé mis cosas y me fuí del lugar y volví al baño. Me lavé la cara y comencé a llorar desesperadamente, me puse en el suelo y escondí mi cara entre mis piernas. Estaba de algo seguro en aquel momento y que sólo quería llorar.(...)
Ya estaba en el auto con Cameron, a veces me toca el pelo en señal de cariño y yo seguía mirando mis piernas. No quería hablar, pero lo más seguro que Cameron trataría de hacerme hablar.
—Vamos hombre, dime que te sucede. Me preocupa verte así —seguía mirando hacia el frente—. Últimamente estás muy distante, estás más deprimido, no puedo ayudarte si tú no me dices que sucede.
—Solo sigue conduciendo —en aquel instante Cameron detuvo el automóvil y se giró para mirarme.
—¿Crees qué soy tu conductor de Uber? Dylan, mírame, por favor. Cuéntame que te sucede. ¿Es qué ya no quieres estar conmigo? —lo miré rápidamente.
—No es eso Cameron, sí quiero seguir contigo. No sé que pasa conmigo. Siento que todo está tan mal.
—¿Por qué dices eso cariño? —se acerca para abrazarme y acomodo mi cara en su pecho.
—Es muy duro estar en un colegio en el cual te gritan todo el día maricon, traga pene, y mucho más. ¿Será que Dios me odia?.
—No amor, no creas eso. Nadie puede odiarte porque te gusta un hombre. Tú debes ser feliz por como te sientes. Yo cuando estaba en el colegio también me decían lo mismo, tenía amigos que me golpeaban por solo ser diferente a ellos.
—Quiero ser feliz junto a ti —lo abracé.
—Estoy aquí siempre para ti, no quiero verte mal. Entiende que son cosas difíciles, va ver gente que te acepte como tus amigos nuevos y otros que te van a rechazar como esos estúpidos que te gritan mierdas.
—No me llamo Dylan, mi nombre es Charlie.
—¿Por qué nunca me lo dijiste? —toma mi cara para que lo mirase.
—Supongo que Dylan era un personaje ficticio que tenía creado para no mostrar quién era verdaderamente. Ya conociste mi verdadero yo.
—Charlie —susurró—. Nunca me lo imaginé.
—Soy Charlie y la fábrica de chocolate —reí.
—Eres un estúpido —volvió a encender el motor y centró nuevamente su mirada al frente—. Algo más que quieras decirme.
—Creo que nada más. Ahora lo recordé, no quiero que me vuelvas a llamar Dylan.
—Esta bien Charlie.
—Eso se siente mejor —acaricie su mano y cabello. Estaba siendo feliz, él era mi felicidad.
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Huracanes Salvadores.
Teen FictionDylan es un chico de 16 años, los cuales la mitad de su vida fue un infierno. Decide mudarse de casa he irse donde sus abuelos maternos. Conoce a varios chicos y chicas, pero uno marca su vida para siempre. Sin más que decir, les dejo la historia.