3.

5.7K 694 15
                                    


Cuando Peter nació fue un bebé pequeño, de mejillas adorables y manos diminutas.
James creyó que podría romperlo si lo tocaba.

Él no era un hombre de sostener bebés, él era un arma, un asesino con las manos manchadas.
En ese entonces Steve debió verlo en sus ojos, porque tomó su hombro y lo apretó. «Ya no, Bucky. El tendrá al mejor tío.»

Steve Rogers y Tony Stark confiaban en él. No temían por su hijo.

Y tomar en sus brazos al diminuto bebé fue una sensación abrumadora, pura.
Fue como regresar a su infancia, cuando sostuvo a su hermana por primera vez y la única preocupación que existía en su vida era ser un buen hijo y un buen hermano. Cuando la guerra estaba lejos y su padre vivía para protegerlos.

Peter era inocencia maravillosa, con sus ojos oscuros y las pestañas inmensas.


—Lo sé, Barnes. Mi Pet es adorable como yo.

Stark alivianó y de paso interrumpió su recuerdo. Era una tarde en los jardines de la base, una agradable y otoñal. Peter con sus siete años disfrutaba de revolotear alrededor de los árboles naranjos, huyendo de Steve entre gritos juguetones y risas felices. 

AdmiraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora