—Peter ha estado teniendo pesadillas.
La voz de Steve se sobrepuso ante el crujir de los leños en combustión de la chimenea.
—Es normal, es decir, Tony y tú lo saben muy bien. —James habló desde su experiencia propia también. —Lo sucedido... Él tiene diez años, es un niño, por mucho que sea un chico brillante.
Rogers asintió desde el otro sofá. Su expresión era lúgubre ante el fuego.
—El psicólogo lo dijo, duraría un tiempo. —Los labios del rubio se presionaron, impotentes. —Y lo que está a nuestra mano es darle estabilidad, seguridad, y el resto es tiempo... Nos quedaremos aquí lo que falta del año. Tony está dispuesto a pausar sus tareas como Iron Man y volver a ser consultor, a menos de que el apocalípsis se presente. Y bueno, la señorita Potts seguirá a cargo de Industrias Stark.
Los Rogers-Stark vivían ahora en una mansión alejada, en el más puro campo en el anonimato completo. Él mismo al viajar allí se tardó dos horas en vehículo, entre senderos estrechos y arboledas de verde intenso.
Habían querido darle a Peter un cambio de aire y sanidad. Lógico y oportuno, el niño creció prácticamente rodeado de los vengadores, periodistas y agitación. El secuestro fue un quiebre y una llamada de atención del destino.—¿Y tú, Steve? —Preguntó James, digiriendo la plática.
Se sintió igualmente preocupado por Peter. Antes incluso llegó a creer que para entonces el pequeño ya no sufriría secuelas.—Me quedaré con mi hijo aquí. Tengo un permiso de treinta días, luego saldré exclusivamente si la situación lo amerita, misiones de pocos días. En algún momento debemos ir soltando otra vez a Peter, trabajaremos en su confianza y para ello necesitaré tu ayuda. ¿Cuento contigo?
—Hasta el final de la línea, Rogers.
Steve sonrió y James correspondió. Feliz ayudaría, en lo que fuese.
—Quisiera que lo lleves a acampar en unos días, sugiérelo como una idea propia.
—¿Es adecuado?
—Sí, necesita jugar y distraerse. Entonces mientras estén fuera, Tony y yo arreglaremos nuestros pendientes en la ciudad.
—Bien, será agradable.
—Invité a Natasha.
—¿Qué? —Las cejas oscuras se levantaron confusas. —Creí que confiabas en mis capacidades de supervivencia.
Steve profirió una risa y palmeó la espalda de su amigo luego de levantarse. —Compañía femenina no les hará mal, y Peter dijo que quería aprender a pelear, Natasha es paciente y seguro ella te extraña también...
James lució incrédulo. —¿Qué estás pensando, machista? Y además Natasha y yo no-
Las risas discretas de Steve continuaron. Cuando menos podía hacer reír otra vez a su amigo después de los días tristes, aun cuando fuese a costa suya.

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Admiración
Fiksi Penggemar«Cuando Peter nació fue un bebé pequeño, de mejillas adorables y manos diminutas. James creyó que podría romperlo si lo tocaba.» Conjunto de drabbles Peter/Bucky.