7.

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—Tony, se van por dos días, no un mes...

—¿Y dejar que mi Peter pase necesidades? No, Steve.

Y así, con la fuerza de la decisión paternal, Tony Stark apiló un bulto más en el jeep todo terreno que manejaría Barnes hasta el destino que habían escogido.

—Esto es lo último en tiendas de acampar, lo encargué directo de proveedores profesionales. A pesar de que pude diseñar una tienda yo mismo, por supuesto. —Habló Tony a los presentes, moviendo las manos —. Esta preciosidad aguanta lluvia, frío y calores extremos —Continuó, mientras se apoyaba en el vehículo.

Peter lo miraba con sumo interés, James pensativo, Natasha con una de sus cejas alzadas y Steve... Él guardaba la compostura manteniendo una expresión de seriedad absoluta cuando la diversión que lo invadía le provocaba ganas de reír, todo a causa de Tony y su afán de darle a Peter lo mejor.

Cuando Tony terminó de hablar sobre la instalación del artilugio y le pasó el panfleto de instrucciones a una burlona Natasha, el rubio carraspeó y tomó la palabra, no sin antes rodear la cintura de su esposo en actitud cariñosa —Son casi las ocho, nuestro vuelo es al medio día —Se dirigió después al grupo. —¿Alguna cosa que hayan olvidado? Peter. ¿Llevas todo? ¿Bloqueador solar? ¿Mantas extra?

El niño meditó y asintió pronto, un tanto exasperado —Todo empacado. Incluso mi set de ciencias.

— ¡Ew ! ¿Alguien dijo ciencias? ¡Es un campamento!

Peter dio la vuelta rápido hacía la voz que venía de la casa —¡Clint! —Exclamó sorprendido y corrió hacia él, entonces vio salir también otra figura conocida detrás del adulto —¡Cooper! ¡No sabía que venían! —agregó extasiado y Tony se acercó también para saludar a los recién llegados.

—Dejo la vida de mi hijo en tus manos, Barton —Tony le dio un fuerte apretón y Clint jadeó.

— Auch, no me subestimes y calma esa intensidad, Stark.

—Dame un momento, Barton.

Así Stark contestó al hombre antes de dirigirse a su hijo. Peter platicaba animoso con Cooper metros más allá, él era uno de los niños de Clint.

— ¿Por qué no van a subirse al carro? El primero en exasperar a Barnes gana, vayan, vayan.

Tony oyó risitas y se aseguró de besar la frente de Peter como despedida, aunque el niño se revolviera cual ardillla por eso. Cuando se aseguró de que su hijo estuviera lejos, se entró en la mansión para hablar con Clint y tener una conversación de adultos, como llamaba su esposo a las charlas en las que Peter sabia que no podía estar presente.

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—¿Me dejarías conducir, Bucky?

—No, Cooper.

—¿Y a mi?

—No, Peter.

Los niños se quejaron y decidieron continuar con la charla, pese al quejido de Barnes.

—¿Por qué no? Ambos somos altos, al menos podrías mostrarle a Peter como encender el carro. Papá me dejó durante el verano.

Bucky presionó los labios para no replicar otra vez, estaba concentrado en el camino pedregoso que los llevaría a un terreno plano y cercano a un río, para acampar.

—Bucky.

Entonces no pudo negar más su atención a Peter. Por mucho que quisiera ignorar al niño para no tener que decirle que no, debía admitir que no era una forma conveniente. Estaba a cargo de él, incluso si venían también Natasha y Barton. Bucky se autodenominaba protector de Peter. El hombre pájaro no contaba al momento, de todos modos, había comenzado a roncar apenas colocó el motor en marcha. Romanoff por su parte no quitaba la vista de su libro.

—Dime, Peter.

El azul claro chocó con el marrón encantador de Peter y Barnes supo que había perdido la batalla. Y es que tampoco era legal semejante puchero, no si de paso le recordaban a los que hizo Rogers en el pasado, durante la infancia que compartieron. Era un flash en su memoria. El sentimiento fraternal lo invadió y aguardó a que el niño hiciera externa su petición de gestos mudos.

—¿Y si me dejas manejar contigo? —Barnes lo notó temeroso, así que asintió pronto. Viéndole así de dispuesto, Peter pronto sumó a Cooper.

¿Cómo decir que no? Estaba en sus manos darle momentos agradables al pequeño. De aquello estuvo convencido cuando sintió el cuerpo de Peter vibrar por las risas mientras lo mantenía sentado en su regazo. El niño llevaba el mando del volante, pero Bucky mantenía sus pies en los pedales. Para ser primera vez, Peter lo hacía de maravilla a través del trecho en línea recta que le había permitido conducir. 

AdmiraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora