Cassandra fue incapaz de modular palabra alguna.
Estaba asustada, su mente se había vaciado de cualquier pensamiento coherente y sus sentimientos comenzaron a agobiarla hasta el punto de hacerla querer desaparecer de la faz de la tierra, sobretodo, porque se estaba desmoronando en frente de joven que le gustaba... Lo admitió, por fin y después de todo, más allá que la continua curiosidad que Lysander le causaba a ella realmente le gustaba.
Cassie intentó recomponerse pero la imagen en aquel lienzo, el cual tenía un significado imponente... ¿Cómo había sido capaz de plasmar aquello? Hacia parte de sus profundos recuerdos y de la vida que no pudo vivir con sus padres, era demasiado privado y personal como para considerar esa posibilidad, pero.... Ahí estaba, la muñeca pintada a blanco y negro, como burlándose de los sentimientos de Cassie.
— Lo lamento — comenzó a hablar Lysander — Fue una enorme imprudencia de mi parte leerlo, pero, en mi defensa, creía que era mi libreta e iba a dibujar algo cuando noté el error.... Solo no pude parar una vez empecé.
Cassie no sabía qué responderle, tardó más de un par de segundos en armar una frase coherente y decirla sin temor a que su voz flanqueara.
— No tienes que disculparte, me sucedió igual — aún así esas palabras estaban cargadas de remordimiento y, entre todas las emociones, tristeza, puesto que había abierto el ataúd que guardaba el pasado de Cassie, desatando aquella perdida sobre la joven — Sin embargo, esto...
Ella no pudo terminar de hablar, simplemente señaló la pintura, negando una y otra vez con la cabeza. Era demasiado: la similitud de la muñeca con la chica que Lysander pintaba, aquella que ella había visto el sábado... Y las palabras de Cassie con respecto a lo que sucedió con sus padres, ella creía que ya había sepultado aquellos sentimientos pero resurgieron... con fuerza.
— Lo sé.
Lysander bajó la mirada, incluso Cassie notó arrepentimiento en sus ojos gélidos. A pesar de que era la oportunidad de Cassandra para hablar con Lysander y concerle, la situación se había tornado tensa y en ese preciso instante, ella no quería verle, es más, en lo posible, de ahora en adelante quería evitarle.
— ¿Por qué lo dibujaste? — preguntó ella.
— Me recordó a mi hermana — respondió él con sinceridad, enfocándose en Cassie.
— ¿Tu hermana?
— Ella es... — pareció pensarlo por un largo periodo de tiempo, a pesar que solo fueron un par de segundos, Lysander parecía no querer decir más de lo necesario — complicada — terminó al fin.
Cassie asintió, no tenía más para decir, la verdad se sentía drenada de toda energía, su falta de sueño y aquel inusual acontecimiento la habían desgastado. No tenía fuerzas y solo quería irse al dormitorio... O mejor aún, regresar a casa con su tía, donde no tendría que darle más vueltas a aquello.
La joven miró a Lysander una última vez, ya no lo veía de la misma manera, esta vez, sus sentidos le indicaban que se alejara y que a veces, era lo mejor que los misterios no se resolviesen.
Ella se giró para retirarse de la estancia.
— Espera, Cassandra — murmuró él — por favor.
Ella le miró, Lysander tenía la mirada clavada en el suelo, lucía desgarbado y enfermizo, fuera de lugar e incluso... incomodo.
— Mostrarte esto no era la única razón para traerte aquí.
Cassie no dijo nada, solo se limitó a esperar que terminara de hablar.
— Esto lo pinté el viernes en la noche, después del incidente en la biblioteca y de leer...
— ¿Qué tiene que ver el momento en que lo hayas pintando? — interrumpió ella cortante, sorprendiéndose a sí misma incluso, no solía comportarse así, ni sentirse así... como si todo el mundo estuviera de cabeza y estuvieras en el lugar incorrecto, en el instante incorrecto, con las personas incorrectas.
— Porque no he sido capaz de tocar un lápiz desde entonces, no he pintado ni dibujado nada y eso es un problema para mí.
— Dejar dibujar no va a matarte.
— ¿Dejar de escribir te mataría?
Touché, Lysander.
— No literalmente.
Ambos se quedaron en silencio, analizándose el uno al otro, a pesar que Cassie quería irse se sintió culpable, nada más y nada menos que por causarle un bloqueo a Lysander, algo extremadamente frustrante.
Pero, ¿Cómo podría ayudarle? ¿Acaso ella tenía la respuesta a ello? Para nada, estaba más que confundida y solo quería terminar con aquella situación. Así que simplemente lo preguntó sin rodeos: — ¿Qué puedo hacer yo?
Lysander alzó la mirada, miró a Cassandra de los pies a la cabeza y luego sus ojos se pasearon por todos los lienzos, las pinturas, por cada rincón del salón. Se apartó el cabello blanquecino del rostro y cerró los ojos por un instante.
— ¿Podría dejarme leer algo más? — soltó de repente, aún sin abrir los ojos.
Ella lo consideró, en aquella libreta habían unas cuantas ideas para historias, algunos pensamientos íntimos y recuerdos. Pero, no necesariamente debía ser algo extremadamente privado, podría ser cualquier palabra insulsa y sin sentido. Lysander parecía haber perdido algo extremadamente preciado para cualquier creador... la inspiración e incluso una persona que pintara imágenes tan lúgubres y opacas tenía derecho a ella.
Cassandra miró otra vez el cuadro de la muñeca.
— También podrías recitar el poema de nuevo— pidió él. Por primera vez Cassie notó una emoción filtrándose a través de su caparazón inexpresivo e indiferente... La desesperación, fue una pizca pequeña y casi imperceptible, pero no para una persona tan intuitiva como Cassandra.
Ella lo recitó de nuevo.
Palabra tras palabra.
Emoción tras emoción.
En cuanto ella había empezado a hablar, Lysander había tomado la libreta que estaba sobre una de las mesas y en su mano izquierda sostenía un lápiz de grafito... Era zurdo. Dudo por un instante antes de que su mano se deslizara rápidamente sobre el papel, yendo de derecha a izquierda, de arriba a abajo, con gran familiaridad y agilidad, el trazo parecía elegante y delicado, y aunque Cassie no podía ver lo que hacía notó como la tensión en los hombros de Lysander desapareció e inclusive parecía menos decaído.
Ella le había ayudado.
Terminó de hablar y él continuó dibujando por un instante, de pie pero sin verse incomodo en lo más mínimo. Cuando finalizó el dibujo, levantó la mirada y la centró en Cassandra, no sonreía pero se veía... tranquilo.
— ¿Deseas verlo?
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Monocromático
Misterio / SuspensoÉl es el antónimo de calidez, vida y color; su mundo gira al rededor del blanco y el negro, la frialdad carente de emociones y una tormenta de matices grises. Él es la personificación de la oscuridad, el misterio y la indiferencia. Él es Lysander y...