Los días en la oficina se volvían una verdadera tortura, llegar antes que todo el personal es nada más que otra extraña manía que había adquirido Jeremy incluso vestir trajes cada día resultaba siendo la mejor medicina para su ego, pues le sentaban increíble.
Llegar, firmar documentos, dar órdenes sin dudas le dieron el puesto indicado, él estaba en el paraíso, de a ratos perdía el tiempo observando por su ventana, encontrándose en el último piso del edifico de sus padres, tenía una buena vista de la ciudad.
—Joven Anderson. —le llamó su asistente, un chico menudo de piel blanquecina exportado del extranjero según para no distraerle en su labor.— Los inversionistas están...
—Santiago —llamó con voz suave al pelirubio, haciendo que el chico alzara la vista de sus carpetas.— Lárgate.
—P-pero...
—Recoge tus cosas, fuera de mi vista.
Sí, el bajito le miró con ojos cristalizados conteniendo sus deseos de largarse a llorar en un rincón.
—Señor, yo-
—Estas despedido. —sentenció el heredero de los Anderson.
El pobre chico debía soportar los abusos de poder que tenía su jefe con él pues cada semana lo despedía, unas tres veces, para al final siendo re-contratado por la señora Anderson que por mera casualidad lo encontraba siempre cargando sus cosas en el elevador con mocos escurriéndose de su nariz.
—¡NO! —gritó Santiago dejando caer los documentos al piso.— No me echarás ¡Tú mocoso insolente te levantarás de ese mugre lugar e irás fuera! —dijo fuerte y claro sin vacilación, remarcando cada palabra mientras sostenía la mirada demostrando dominio.
El bajito no se rendiría tan fácil, no esta vez, si iba a perder ese mugroso empleo que luchaba por mantener al menos le enseñaría modales a ese crío.
—¡Tú-
—¡Lárgate! —señaló la puerta.— Ahora.
Sorprendiéndose asimismo ante aquel gesto sumiso que portaba el heredero de aquel imperio, al salir por la puerta, incluso al rubio le faltó la respiración al mirar al castaño levantarse casi de un salto de la silla giratoria.
—Cuida tu espalda —alcanzó a oír que susurraba al pasar junto a él, sin dudas nunca creyó lograr tal hazaña.
Mientras eso sucedía al otro lado de la ciudad un par de hermanos llevaban media hora discutiendo el porqué juntos serían una buena asociación, técnicamente era cierto así nadie arriesgaba nada con un desconocido, pero dejemos que se den cuenta por si solos.
—Aún sigue en pie si tan sólo consideradas nuestra unión...
—No necesito invertir contigo. —Leo hizo un ademán deteniendo nuevamente el aburrido discurso de su hermano.
Ricardo elevó una de sus cejas con verdadero interés.— ¿Tú? Vas a invertir conmigo.
—No necesito que tú lo hagas —respondió Leo soltando un suspiró claramente de derrota, ante los ojos acusadores de su hermano sólo había un niñito desamparado.
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Mí Mundo Al Revés. (ENGLISH AND SPANISH)
Short StorySer joven y estar rodeados de los placeres de la vida es increíble, tener que casarte por una extraña decisión de tus padres es un horror!! Jeremy decidió dejarse manipular por sus padres así jugaría en un juego que él formaría, podría ser él quien...