Capítulo 6. Nawaki Senju.

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Al ver dónde se encontraban, Sakura sintió que revivía una escena nada agradable. En esa misma habitación, Sasuke la había asustado, le había gritado y le había dejado muy en claro que ella no poseía talento alguno para la medicina. Y a pesar de haberse "disculpado" con ella, Sakura aún no podía borrar un momento tan impactante como ese de su mente, ya que no solo se trataba de lo que le había dicho, sino también de cómo lo había dicho, sin mencionar lo molesto que él se encontraba en aquel instante. Jamás lo había visto así. Llegó a pensar que incluso iba a matarla por el comentario tan fuera de lugar que dijo con respecto a las actividades del señor Fukasaku, pero el resultado fue mil veces peor.

Así que, ¿Qué era lo que pretendía arrastrándola de nuevo a ese encerrado lugar? ¿Torturarla con una especie de psicología? Eso era lo que parecía, ya que minutos antes había vuelto a tomar esa actitud de mierda que solía tener con ella y con todo el mundo, portándose totalmente diferente a como lo había hecho hace una semana, en el umbral de su casa.

No le gustaba nada estar allí y muchísimo menos con él, ya que las cosas siempre se salían de control. Si bien es cierto que estar en el West le agrada, en cierto punto, también le resultaba difícil, debido a que estaba pisando terreno delicado, un terreno que por cierto, le pertenecía a Sasuke.

Al verlo cerrar la puerta, Sakura caminó hasta el fondo de la habitación, tratando de quedar lo suficientemente lejos de él y observando todo el lugar, para poder ocupar sus pensamientos en otra cosa que no fuese el atractivo rostro del Dr. Uchiha. Seguía molesta por las insinuaciones tan descabelladas que él había hecho aquella noche. ¿Cómo podía siquiera pensar que ella metía a un sujeto cualquiera en su casa? ¿Acaso pensaba que era una resbalona? Tal parece que sí, pero solo un hombre tan imbécil, creía eso.

Sin poder evitarlo, llevó sus ojos hasta los de él, quien ya se encontraba observándola detenidamente. Esa mirada la desesperaba, quería preguntarle que qué era lo que deseaba de ella porque sinceramente, no lo entendía. Primero, la odiaba porque estaba en su equipo sin necesidad alguna, según él, ya que no poseía los conocimientos que requería, y ahora que le decía que se iba, se volvía loco y la encerraba en una habitación. Definitivamente él tenía que coordinar que era lo deseaba. ¿Una mascota? Pues bien, estaba segura que no le faltaría suplente, la puta de Ino con gusto lamería sus zapatos, pero Sasuke parecía querer que solamente ella fuese quien se encargara de esa tarea.

Sintiendo que no podía soportar por mucho más tiempo aquel incomodo silencio, se decidió por romperlo. Los nervios la carcomían y quería acabar con esa situación lo antes que pudiera. Parecía tonto, ya que Sasuke la había visto prácticamente desnuda, pero ahora, estando allí y mucho más cubierta, se sentía más expuesta que nunca.

– ¿Qué? –le preguntó, enarcando una ceja.

Sasuke sonrió y se acercó a ella, encerrándola nuevamente entre sus brazos y la cama que tenía detrás. Todo era un muy claro deja vu. Pero deja vu o no, no quería tenerlo a esa distancia de ella. Incluso tuvo que morderse los labios fuertemente para tratar de evitar recorrer todo el rostro del Dr. Uchiha, ya ella sabía perfectamente lo guapo que era, no había necesidad de que la tortura más. Y lo que resultaba peor de todo aquello, es que probablemente él ni siquiera sabía lo que estaba causando en ella, aquella cercanía.

Trataba por todos los medios buscar algo imperfecto en él, pero era ridículo. Admiraba a los padres de Sasuke, lo habían hecho con demasiado amor. Podía asegurarlo con tan solo verlo. Sus ojos eran perfectamente oscuros y contorneados. Su nariz, perfilada. Sus labios, finos, y pidiendo a gritos ser saboreados, y su cabello... ¡Mierda! Era del tipo de cabello en el que provocaba deslizar las manos a gusto y sin la preocupación de encontrar un nudo por muy rebelde que pareciera. Era perfecto. Todo él era perfecto. Excepto en una cosa...

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