Palabras de un humano.

Perdóname.

Hola, soy yo.
He vuelto, pero tranquila.
No te asustes.
Ésta vez no vengo para hacerte daño...
Ni mucho menos.

Quiero pedirte disculpas...
Quiero que me perdones por todo lo que te he hecho.

Por aquellas tardes eternas que pasabas en tu habitación.
Llorando,
gritando...
Por la rabia
y por la impotencia.
Lo siento.

Lo siento por todas aquellas noches de tortura e insomnio.
Siento que tuvieras que odiarte a ti misma.

Siento haberte hecho creer que eras un desastre,
cuando en realidad eres más hermosa que ninguna.

Siento que tuvieras que recurrir al dolor para escapar.
Siento que creyeras que lo único que te quedaba era lamentarte... y de qué forma.

Tu suave y pálida piel se llenó de horribles grietas.
La ensuciaron de por vida.
De forma eterna.
Y cuánto lo siento... de verdad.

Créeme que siento tanto haberte empujado a ese abismo de depresión e inseguridades...
Y obligarte a abrir esa dolorosa cicatriz en tu interior que te marcó cruelmente,
y no puedes borrar.

Y ojalá hubiese sido una sola cicatriz interna.

No sé en qué estaba pensando,
por mi culpa ahora no sonríes.
Por mi culpa no confías en nadie.

Gracias a mí,
olvidaste qué es el cariño.
Amar,
y sentirse amado...

Perdóname.
Me siento tan idiota.

Y es que por mí,
y por nadie más,
no sales de casa.

No tienes amigos.
Ni sonrisas.
Todo son lágrimas.

Ya no hay nada...
Estás vacía.

Ese dolor que sientes en tus brazos,
y en tu ser más profundo,
no son causados por nadie más que por mí.

Y tus nudillos están hartos de que descargues tu rabia y tristeza con ellos,
de ese ardor que causa cada herida que tu cuerpo sufre.

Para.

No soporto verte así,
aún siendo yo el culpable de todo.
Te ruego que pares.

Yo te metí en esto,
y ahora nadie puede sacarte.
Perdóname.

Aunque sé que lo que hice es imperdonable...

Te echo de menos.

Me gustaría volver a ver aquella chica que reía,
y hacía reír a todo el mundo.
Aquella muchacha que derramaba positividad por donde pasaba...

Ahora lo único que derramas,
son sangre y lágrimas.

Quisiera volver a mirar tus labios,
y que estos estuvieran curvados en una sonrisa.
Sí, esa misma que hace sacar a la luz esos dos pequeños y hermosos hoyuelos que te caracterizaban.

Necesito que puedas volver a mirarte en el espejo,
sin pensar todas aquellas horribles cosas que te hice creer...
Erróneamente.

Y es que ya no te cuidas.
Te tratas como basura.

Comes muy poco.
Duermes a penas un par de horas.
Tu rostro está apagado.
El claro brillo de tu pelo también se ha ido.
Tus ojos ya no miran como miraban antes. Están vacíos.
Simplemente adornados por esas oscuras y profundas ojeras.
Llevas días sin ver la luz del sol.

...

Vuelve.
Necesito que vuelvas.

Espero que algún día seas capaz de perdonarme.

Me arrepiento de absolutamente todo lo que te hice...

Te quiero.

Firmado: tú.