Mar de sentimentos

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CAPITULO 12
Miriam se ha quedado atónita sin palabra alguna, no pudo siquiera poder mirar a los ojos de su novio pues pensamiento alguno se presentaba en ella ese momento, sin evitarlo sintió como recorrían lagrimas por sus mejillas, alzó la mirada para encararse con Abdiel la cual en él vio un rostro de lleno de tristeza y decepción. Sin más que agregar, Miriam se levantó de aquel lugar sin pensarlo y caminó lo más rápido tratando de huir de esa situación extraña en el cual ahora se estaba enfrentando. No lo aguantaba más, su corazón se derrumbaba al saber una vez más, todo este tiempo, se estuvo engañando a sí misma tratando de amar a otro chico que no era Rodrigo. Al alejarse totalmente de aquel lugar, no miró atrás mientras que Abdiel sólo observo como se alejaba sin correr tras de ella. Miriam subió a su auto con lágrimas en los ojos, derrumbada totalmente y arrancó a todo lo que daba, no podía pensar en nada más... sólo en Rodrigo y el gran amor que sentía aun por él, aunque ese "amor" no sabía muy bien sí era ahora odio porque por su culpa lastimó a aquella persona que la trató hacer feliz. Venía a su mente todos aquellos tormentosos recuerdos que había estado pasando ultimadamente con Rodrigo, pensaba tal vez que de verdad aun lo quería. Sin darle más vueltas al asunto de hace doce años, condujo hacia la vieja casa de este hombre, al llegar la observo lentamente dudando acercarse pero finalmente tocó la puerta como una loca desesperada pues quería confirmar sus sentimientos, tenía su rostro perdido y lleno de lágrimas, ya no podía aguantar más el gran vacío que provoco ese imposible. Después de llamar a la puerta seguidamente un par de minutos, nadie respondió así que perdió la paciencia y se sentó al pie de la puerta a seguir esperando, escondió su rostro entre ambas manos para llorar como una adolescente decepcionada del amor de una persona realmente imposible. Y allí empezó lo trágico para ella, la lluvia empezó a caer en su rostro que se confundía con sus lágrimas, de verdad sentía otra vez ese gran vacío dentro de ella, ese dolor inmenso, esa estúpida soledad del cual siempre quiso huir.
¿Por qué no tan solo le dijo que sí a Abdiel? ¿Por qué no se da otra oportunidad de ser amada y feliz? ¿Por qué cuando la felicidad quería vivir en ella pensaba nuevamente en su pasado... en Rodrigo?
Porque Miriam no quería lastimar a una gran persona con sentimientos realmente puros como a Abdiel, no quería destruirle la vida a un ser puro como a ella un día en el pasado se la desgraciaron a pesar de ser una buena persona, entonces odiaría hacerle lo mismo a alguien bueno pues bien sabe cómo se siente ser lastimado sin merecerlo. Mientras tanto....
Abdiel seguía en aquel lugar que tanto invirtió tiempo y dinero para esta noche tan especial, pero estaba hecho pedazos pues al notar tal actitud por parte de su amada lo mantenía totalmente destrozado, tal vez Miriam se alejó de él para no hacerle daño pero sin darse cuenta lo estaba haciendo, de una manera más despiadada. Él al notar que Miriam no regresaba se quedó estático sin nada más que intentar aunque no se daba por vencido aún, sus lágrimas salían con desesperación, tristeza y un poco de decepción. Después de estar allí por horas debajo de la lluvia, por fin decidió irse de allí pero antes le llamó a su amada aunque fue en vano pues no le contestó después de varios intentos, quiso buscarla en su casa pero al llegar no estaba; Abdiel estaba muy cansado, frustrado, deprimido, la estaba pasando realmente mal así que después de esperarla casi hasta al amanecer afuera de aquella casa, decidió finalmente irse a descansar y tratar de asimilar un poco las cosas para tranquilizarse, tal vez muy pronto se arreglarían las cosas.


{II}
Miriam pasó la mayoría de la noche fuera de la casa de Rodrigo, sin quererlo se durmió dentro de su automóvil, se despertó de día percatándose que era muy tarde para llegar a su trabajo, decidió no ir y mejor marchar a su casa a descansar de una manera más cómoda, siquiera se tomó las molestias de mirar su celular. Se la pasó pensando la mitad del día en Rodrigo y en su nueva situación con Abdiel pero antes de tomar esa difícil decisión necesitaba ver a aquel gran amor de su vida y asegurar sus sentimientos.
Pasaron un par de días, la cual Miriam se la pasaba encerrada mientras que Abdiel la buscaba sin cansancio pero esta se negaba a verle pues no sabía exactamente qué es lo que quería. Cierto día, casi por la noche fue a su trabajo para justificar las faltas y "despejar" un poco su mente, por el camino hacía su oficina se topó de frente con su Jefe la cual ignoró sin importancia alguna, al llegar a su oficina se quedó un par de horas allí sentada dándole más vueltas al problema.
-¿Dónde estará Rodrigo? ¿Qué hago con Abdiel? Necesito ver a Rodrigo pero no sé dónde demonios está- Pensaba una y otra vez sin cansancio.
Miriam se asomó tantito hacía el lugar de trabajo donde yacía Magali, y al percatarse que estaba conversando con su nueva pareja Pablo, salió casi corriendo de su oficina para alcanzarlo.
-¡Pablo! ¡Pablo!- Gritó presurosamente corriendo con esas altas zapatillas que llevaba.
El hombre volteó alarmado deteniendo su paso, Miriam le hizo una señal de detención y este obedeció. Magali salió sólo para asomarse y saber qué era lo que quería Miriam con su pareja.
-Hola Licenciada- Saludo muy simpático.
-Hola Pablo, necesito que me hagas un gran favor- Miriam suplicó con la mirada un poco triste.
-Lo siento, no puedo hacer nada por alguien tan egoísta como usted- Pablo se dio la vuelta.
-¡Por favor!- Suplicó con un pequeño nudo en la garganta.
-Mi amor, debes ser la diferencia- Sugirió Magali de lejos.
Pablo miró a Magali un par de segundos, sonrió cariñosamente y le cedió la palabra a Miriam.
-Necesito saber dónde está Rodrigo- Miriam lo dijo desesperadamente.
-Pensé que lo odiabas- Reprochó Pablo.
-Te ruego que sólo respondas esa pregunta, es urgente-
-Bien- Pablo tomó aire y prosiguió –A causa que no nos diste el contrato de nuestros sueños, se fue con su esposa a vivir a otra ciudad-
-¿No te dejo dicho nada?- Miriam lo dijo con un tono desilusionado.
-Ahm...- Pensó Pablo un par de segundos –Sí-
El rostro de Miriam se iluminó por unos momentos.
-Que le haz jodido la vida- Pablo le recalcó lo último.
Miriam se quedó estática ante esas últimas palabras, recordó que a ella también se la jodieron pero en estos momentos se sentía tan culpable que no le importaba nada más.
-Está bien, gracias-
Sin más que decir ni agregar, subió a su automóvil y condujo hacía aquel destino donde todo empezó a desearse: El lugar del campamento.
Miriam sentía un gran vació de culpa en su corazón, a pesar de que Rodrigo también la hirió casi toda su juventud, ella no quería aplastarlo de esa forma porque aún a pesar de todo creía que lo amaba, mientras conducía, lloraba sin cesar por aquellos recuerdos tristes y por haber sido esa bruja malvada en su vida. Estaba realmente muy triste, y quería ir a aquel lugar para despejar su mente y recordar aquellos momentos que la han hecho lo que es ahora, sólo quería comparar cual había sido el momento más especial en su vida. Su mente venía tan inundada en recuerdos y tristezas que siquiera se había dado cuenta que ya estaba en aquel viejo lugar de campamento, se detuvo un par de segundos para echar una extensa sonrisa y finalmente se orilló para estacionarse. Se encontraba de frente con ese lugar donde hace exactamente quince años conoció aquel gran amor y tormento de su vida... Rodrigo; tal campamento no era ni bueno ni malo, sólo era aquel recuerdo sin clasificarse que viviría en su mente por toda su vida, la tarde era bella y fresca estaba a punto de anochecer, recorrió lentamente el lugar recordando cada una de sus aventuras con su viejo amigo Jonathan pero al encontrar de lejos el lugar exacto donde por primera vez en su vida vio a aquel chico, produjo escalofríos y maripositas a la vez en ella, camino hacia allá y por cada paso era cada detalle de su encuentro con Rodrigo.
*Más de quince años atrás*
Ese campamento había sido el peor de los fraudes pues además de que fue mal tratada, era el lugar más aburrido al que pudo asistir, algo chocada del día Miriam acompañada por un par de amigos, estaba sentada en el último evento de tal campamento fraude, aparte de enojada estaba muy aburrida pues sólo hablaban y cantaban, en esos momentos el lugar sólo se mantenía en plena conversación, ella no podía platicar más porque ya le habían llamado la atención un par de veces, sin más que hacer volteó a sus alrededores pero en esos "alrededores" de su lado izquierdo pudo ver algo que cambió totalmente su vida en ese preciso instante, vio a un chico desconocido sentado entre todos, el chico era simpático y atractivo, no evitó quitarle la mirada de encima hasta que por fin decidió compartir su vista.
-Pilar, ¿Ya habías visto a aquel chico?- Le preguntó a una de sus amigas.
-No, además esta feo- Contestó fríamente.
Miriam no se sintió completa así que volteó con su otra amiga, para ver qué opinaba.
-Mayte, ¿El chico de allá es nuevo?- Preguntó confundida.
La chica volteó mirando un par de minutos hacía aquellos chicos desconocidos, pues eran varios.
-Creo que sí- Afirmó sin seguridad alguna –Creo que son los invitados del evento ¿Por qué?-
-No sé, me parece guapo el de la gorra morada- Miriam dijo sin vergüenza con un poco de rubor en sus mejillas.
-Está mejor el de la gorra negra-
Ambas rieron
-¡Hasta que por fin hay algo bueno en este campamento!- Miriam lo dijo algo divertida y animada.
Se burlaron un poco del ultimo comentario pero Miriam no dejó de mirar a aquel chico hasta que esté por fin la miro y tan solo para dedicarle una ancha sonrisa, pero con esa hermosa e inolvidable primera sonrisa basto para que Miriam viviera enamorada el resto de sus días.
*Fin del recuerdo*
Miriam lloraba de nostalgia y alegría a la vez, pues el recordar aquellos momentos hacía que su corazón, su mente, su persona se revolcará de coraje y satisfacción a la vez. Ya no sabía realmente si amarlo u odiarlo, pero de lo que estaba segura es que algo vivía en ella. Mientras tanto...
Abdiel seguía desesperado por lo sucedido hace unas semanas atrás, decidió buscarla en su oficina pero al llegar al lugar no había nadie, le preguntó a Magali y esta le dijo que sólo había venido un par de horas para seguidamente marcharse. El pobre hombre no podía seguir más con esto, se veía bastante cansado, desesperado, desvelado, deprimido, no sabía que más hacer para estar con aquella mujer que lo estaba consumiendo. Se sentó en las escaleras de afuera de tal empresa para llorar cómodamente y sentir como su mundo se caía poco a poco, por casualidad y desgracia pasó su padre mirándolo con desprecio pero no evitó la duda y se acercó hipócritamente a él. Tocó su hombro y Abdiel rápidamente alzó la mirada hacía él.
-Abdiel, ¿Qué sucede?- Preguntó "preocupado".
-Miriam... no la he visto- Abdiel habló entre cortado, mirándolo con los ojos hinchados en lágrimas.
-¿Han tenido problemas?- Se interesó un poco.
-Problemas no- Abdiel aseguró –Sólo necesito verla, ¿La haz visto?-
Alfredo lo miro con algo de lastima, aún no creía que "no tengan problemas" así que se burló por sus adentros.
-Vino un par de horas por la mañana pero seguidamente se fue-
-Papá, la amo pero ella no está segura de querer estar a mi lado- Confió en su padre ciegamente a pesar de todo.
-Te dije que ella era de ese tipo de mujeres, eso te pasa por no confiar en el ser que más te ama en esta vida-
-Por favor papá- Abdiel habló en tono de burla y tristeza a la vez –La necesito, ¿Qué hago?-
-Déjala ir, y si realmente te quiere, regresará- Lo dijo sin compasión.
-Gracias papá, tus estúpidos consejos no me sirven de nada- Se levantó de aquel lugar para alejarse hecho una fiera.
Decidió seguir buscándola, la necesitaba a su lado pues realmente la amaba, se situó fuera de su casa a esperar si en algún momento salía o llegaba, pero no se quitaría de allí hasta volver a mirarla.
{III}
Ya era de noche y Miriam aún seguía en aquel lugar lleno de recuerdos amargos y hermosos, estaba sentada sobre el pasto aun recordando todo lo ocurrido, detalle a detalle, recordando como sentía exactamente, aquellas promesas que se hizo, aquellos deseos que nacieron aquella noche, su cabeza daba vueltas y vueltas al traer su pasado al presente.
*Más de quince años atrás*
Esa noche Miriam no quería quitarle la mirada a aquel misterioso chico, estaban a pocos momentos de retirarse todos a sus tiendas de campañas, sus amigos la distrajeron unos momentos para poner se de acuerdo y organizarse, sin más pensarlo Miriam se iba acercando al chico y este a Miriam. Ambos hablaron al mismo tiempo, se sonrieron estúpidamente y habló primero el joven.
-Disculpa, dice mi amigo de allá- Señaló hacía un chico de espaldas entre muchos -¿Cómo te llamas?-
-¿Quién es él?- Miriam trató de verle la cara a aquel chico de espaldas, aunque ella sospechaba que realmente él era quien quería saber su nombre, sonrió divertida.
-Es lo de menos- Sonrió.
-¿Tú cómo te llamas?-
-Rodrigo- Extendió su mano y sonrió coquetamente.
-¡Miriam! Ya vámonos- Le gritó su amigo Jonathan, y sin despedirse se alejó de allí con una extensa sonrisa en el rostro.
*Fin del recuerdo-
Miriam se quedó en silencio un par de minutos, analizando ese pasado para compararlo con su presente. Aquel encuentro con Rodrigo es inolvidable pero el haber conocido a Abdiel fue lo mejor que le pudiese haber pasado en la vida, sonrió al reflexionar y recordar cómo le estampo aquella fuerte cachetada.
-Yo soy amada por alguien- Sonrío.
Y en esos momentos donde nació la felicidad tan deseada de Miriam empezó aquella lluvia que producía el otoño, y esas lágrimas de tristeza no salían más. Mientras tanto, Abdiel aún estaba esperando a aquella mujer que tanto amaba, y cuando esa fresca lluvia caía sobre su cuerpo, hacía una pequeña oración desesperada, pues Dios era su único amigo que jamás lo había abandonado.
-Dios.... Yo realmente la amo y sí ella no es feliz conmigo, me alejaré de ella para siempre porque lo que más deseo es que sea feliz lo que le resta de su vida, aunque muy bien sabes que quisiera amarla hasta la muerte.... Quisiera estar con ella todos los días de mi vida, compartir lo bueno, lo maravilloso, lo divertido con ella pero si ella no lo quiere, no merezco estar aquí aún vivo pues sin ella se me acabaría todo-
Aguardo silencio al escuchar pisadas frente a él, alzo lentamente la mirada mientras que su corazón palpitaba cada vez más rápido pues presentía que era aquella mujer que robó su corazón. Al verla frente a frente, una ancha y hermosa sonrisa se dibujó en su rostro al verla a ella también sonreír. Ella lo hacía completamente todo cuando realmente ya era nadie.
-¿Miriam?-
-Abdiel-
ESCRITA POR C. Champs

LO IMPOSIBLE DE UN DESTINO TAN DESEADOWhere stories live. Discover now