1) El seductor

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...Ojos van, ojos vienen, se quedan pegados en las pantallas...

...Ojos van, ojos vienen y surgen las agallas...

Me subí al metro ese día con mis sueños de amores fugaces. Ahí, frente a mí, un gallo de ojos color aceituna que contrastaban perfectamente con su piel morena. Nos miramos tímidamente, en un comienzo, hasta que la vergüenza se perdió. Me moría por decirle algo, pero mis excusas no bastaban. En cambio él, en dos segundos, estuvo frente a mí y me dijo "disculpa ¿tienes hora?"- fueron los dos segundos más sabrosos de mi vida.- Miré su celular sonriendo y le dije "son las 9:30".

Un "gracias" fue lo último que me quedó de él, pero sus ojos color aceituna aún me acompañan por algunas estaciones...

Historias de metroWhere stories live. Discover now