Hora peak 18:30 día martes, Baquedano. La situación era estresante, la gente empujaba para poder salir del metro, apretados unos contra otros hasta el punto que ya ni te importaba si el tipo del frente te había visto el bigote o no.
Salí a tropezones del vagón, cuando, entre medio del gentío que caminaba de un lado a otro, vi a un hombre con sus lentes obscuros y bastón en mano sin saber qué hacer. Me acerqué y le dije -señor ¿le ayudo?- al momento me contestó -gracias a Dios, ya estaba perdido, voy a la línea 1 dirección san Pablo-. Lo tomé del brazo he intenté tener consciencia que debía avisarle de las escaleras y los peligros que podían surgir en el camino. Le pregunté cómo lo hacía en ocasiones similares a esta y él me contestó –siempre hay gente de buen corazón como usted-.
Caminamos hacia la combinación, mientras conversábamos sobre lo que yo estudiaba y el trabajo que él realizaba en el centro. Me dijo que siempre estaba pendiente del tiempo y ya se conocía de memoria la calle y caminos del centro que lo llevaban a su trabajo. Cuando terminó de contarme le avisé que habíamos llegado al metro y luego de esto me despedí de él, a lo que contestó –le agradezco, nos vemos en una próxima combinación-.
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Historias de metro
Short StoryEl recorrido a la universidad puede resultar simple para un Santiaguino común, sin embargo para una magallánica resulta ser un mundo de historias cada día. Esta es una recopilación de las historias que viví en mis viajes de metro...