Adoptado (Kookmin)

08

—¿Te acostaste con JungKook? — grita mi amigo.

—No pendejo— le digo con un notorio sonrojo.

—¡Te violó!

—No TaeHyung, nisiquiera me tocó... Yo lo toqué a él.

—Tú lo violaste.

—Ni en mi mente... Le hi-hice un oral.

—Puff, yo de ti hasta lo hubiera violado— dice con una sonrisa pícara — eso no es nada amigo mío.

— Yo creo que me odia— le digo desesperado—  nisiquiera cuando me desperté lo vi.

—¿Quién va a odiar a una persona que te hace un oral JiMin?— me mira como diciéndome estúpido — además cuando se fue estaba más muerto que vivo y por último son como las tres de la tarde, hasta ahora te despiertas.

—Debería ir a pedirle perdón— me tomo la cabeza a dos manos desesperado.

— Terminemos esta cerveza y vas — me dice relajado.

Disfrutando de la refrescante brisa de la tarde de hoy miro los otros edificios, unos más altos otros mas bajos; a pesar de aparentar estar bien estoy que me muero de los nervios, no quiero darle cara a JungKook, tener que recordar lo de hace una horas, prácticamente íbamos tener sexo pero se quedó dormido .

—Siento que todavía estoy ebrio— le digo a TaeHyung.

—Por eso estás tomandote esa cerveza, en cambio yo sé manejarlo y no enloquecer como tú.

—Ya verás que alguno te va a traer loco— le doy una sonrisa socarrona — no no no quise decir eso.

—Con que el vecino te trae loco.

— Claro que no.

Acomodando mis gafas de sol me levanto dejando la lata de cerveza a un lado, siento unas leves palmaditas en mi espalda , miro a TaeHyung de reojo que tiene una estúpida sonrisa burlona en sus labios. Ignorándolo camino hasta la puerta , acomodo mi chaqueta poniéndome la capucha de esta y metiendo mis manos en los bolsillos.

Sólo unos pasos y ya estoy frente a la puerta de mi vecino, la golpeo con los nudillos levemente, no quiero alarmarlo o algo así, de pronto salga y me golpee. Los pasos se escuchan cerca al igual que una voz ¿femenina?

—¿Quién es?— pregunta tras la puerta.

No me deja contestar y abre la puerta, una chica alta, delgada y que sólo trae una camisa como vestido, me mira interrogativa, no creo que sea la hermana.

—¿A quién necesitas?

— A JungKook— digo seguro y sin tartamudear.

—¡JungKook!— grita.

En un pequeño espacio veo a JungKook acercarse, llega hasta un lado de la chica y la abraza sin darse cuenta de mi presencia.

—Ho JiMin— me saluda algo nervioso.

—¿Se conocen?— pregunta ella.

—¿Qué necesitas?— me pregunta ignorando la pregunta anterior.

—Es que mi madre llamó, dijo que te necesitaba— mentira.

—Espérame ya voy— dice perdiéndose en un pasillo.

Agacho la mirada dándome media vuelta escuchando la puerta cerrándose tras de mí, todo el aire retenido lo dejo salir. En definitiva no es su hermana o su prima, es la misma chica con la que estaba en el Sex Shop, no con cualquiera vas a uno.

Como alma que lleva el diablo entro a mi departamento, encontrando a TaeHyung en el suelo y sorprendido al igual que yo.

—¡Nos estabas viendo!

—La verdad si y no creo que esa sea una simple amiga mi pequeño JiMin.

—¡Lo sé! Qué he hecho.

Camino hasta la cocina para sacar una lata de cerveza nueva, esta desesperación me tiene mal.

—Calmate— dice Fighting tras de mí.

—¡Le dije mentiras! además quien te mandó a comprar muchas.

—Eso lo hace cualqueira tran- ¡Oh! creo que ahí llegó tu Romeo— toma una lata y me mira sonriente.

Con un último sorbo suspiro mucha veces y a paso lento me dirijo hasta la puerta, nada se me ocurre para decirle que fue mentira lo que le dije.

—Entra — le digo al momento de abrir la puerta.

—¿Para qué me necesita tu madre? ¿O para qué me necesitas tú?

Con manos temblorosas le tomo su mano y lo guio hasta un sillón sentadome a su aldo, le suelto la mano y lo miro a los ojos conectando miradas, menos mal mis gafas cubren mis horribles ojeras.

— Tengo mucha vergüenza por lo de hace unas horas— le digo en casi murmullos.

—¡Oh no! eso fue sólo un mal entendido, no va a volver a pasar, no te preocupes— dice alterado.

—No quiero rencor de por medio.

...

Perdido en mis pensamientos y sin escuchar que dice, mi vista se va a sus labios; deliciosos labios que tuve la oportunidad de probar y que también estuvieron allí abajo. Tomándolo delicadamente de la cintura lo pongo en mi regazo acercándome a su boca, un poco más para unir nuestras bocas, espacio que queda atrás por un impulso de su parte.
Sin perder tiempo nuestras lenguas ya están saboreandose, bajando mis manos a su trasero hago que se mueva lento sobre mi pene, tomandome entre sus dientes mi labios inferior lo tira un poco para soltarlo y empezar a chuparlo. Este niño si que sabe besar muy bien, deleitándome con su boca hago que vuelvan a juntarse en una sincronización perfecta.

—¿Amigos?— le pregunto.

—Y sin rencores— completa JiMin.