Buscando comida

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James se dio cuenta de que necesitaba comida a toda costa. Su primer objetivo fue unas ruinas que había al lado de la ciudad que acababa de explorar. Allí buscó comida, pero solo encontró comida irradiada. No tenía elección, debía comer la comida irradiada para sobrevivir. Se comió un filete salisbury y se llenó un poco, pero notó el aumento del nivel de radiación en su cuerpo. Siguió buscando comida, y encontró una Nuka-Cola en una antigua tienda, así que se la bebió. Después, buscó algún asentamiento en el que hubieran humanos, y encontró un pequeño pueblo llamado Desert City. Intentó entrar, pero los guardias de la puerta le detuvieron.

-Alto, señor - le dijo un guardia -. ¿Qué busca?

-Información - respondió James -. Acabo de salir de un refugio subterráneo y busco información sobre cómo es el mundo aquí fuera. También busco comida y armas para defenderme.

-¿De qué refugio ha salido, señor?

-Del Refugio 110.

-Vaya. Ese Refugio está cerca de aquí. ¿Acaba de salir usted solo?

-No. Otros residentes fueron capaces de escapar también. Sin embargo, cada uno ha ido por su lado.

-¿Qué ha pasado en el Refugio?

-Una rebelión. Los residentes se rebelaron contra el Supervisor, y él y sus guardias intentaron contenerlos. De hecho, consiguieron capturar y matar a algunos, pero la mayoría escapó. Imagino que el Supervisor habrá puesto precio a nuestras cabezas. A mí me da igual que me persigan, pero necesito armas para defenderme.

-Está bien. Pase.

-Vale. Gracias. Oigan, una pregunta. ¿Cuál es la moneda de cambio en este sitio?

-Son chapas de botella. Las prensas fueron destruidas durante la guerra, y las chapas han empezado a cobrar su valor. Y no es solo aquí. Es en todo el Yermo.

-Ya veo. ¿Hay alguna manera de conseguir chapas rápido?

-Podría completar encargos para la población de Desert City. Esa sería una buena manera.

-Vale. Muchas gracias.

James entró en Desert City y buscó a alguien que necesitara ayuda. Por suerte, encontró una tendera llamada Andrea que necesitaba ayuda para un trabajo.

-Buenas - dijo James -. Me han dicho que necesitas ayuda para un trabajo.

-Tienen razón - dijo Andrea -. Necesito suministros: medicamentos, comida, piezas de recambio para las armas... Lo que sea. Por cada cosa que me traigas te pagaré cien chapas.

-Trato hecho. Me llamo James.

-Andrea. Muchas gracias, James.

-De nada.

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