Henry había ido a mi casa para ver como seguía de mi tobillo. Me empezó a preguntar cosas sobre mi relación con Kris y qué tal iba.
-Si tu fueras mi novia también te querría mucho y me preocuparía como Kris. -dijo Henry algo tímido.
-¿Cómo dices? -pregunté muy sorprendida.
-Pero Kris llegó primero. Lamento no haberte conocido antes.
-¿De qué hablas? ¿Te gusto o algo así?
-Si te digo que si ¿qué harías?
-Sin rodeos Henry, por favor.
-Que me gustas. -dijo sin más.
Me quedé en silencio un momento, no sabía que contestar, bueno, si sabía, pero no cómo.
-P-Pues verás Henry -por fin me salieron las palabras. -a mi me caes muy bien, eres un gran chico. -hice una pausa. -Pero yo estoy con Kris y si realmente yo te gusto, lamentablemente no puedo corresponderte.
Henry estaba un poco cabizbajo -yo lo entiendo -dijo -aunque solo quería que lo supieras.
-Perdóname Henry, en serio me caes bien y...
-No te preocupes, si tu quieres, podemos seguir siendo amigos.
-Eso me gustaría.
Henry se levantó y se dirigió a la puerta -Me tengo que ir Amber, nos vemos luego.
-Está bien.
-Por cierto. Lo de la patineta, no me lo pagues, tómalo como un regalo de cumpleaños.
-Gracias Henry, en serio.
Yo me levanté para abrirle y salió. Lo veía alejarse aún con la cabeza baja. Me sentía muy mal por él. Sin seguir pensando más, entré a mi casa.
-Pobre chico -dijo de pronto mi madre.
-¿Escuchaste todo?
-¿Cómo no lo iba a hacer? Todo en esta casa se oye.
-Chismosa...
Narra Henry:
-¿Por qué le dijiste eso, estúpido? -pensaba mientras regresaba a mi casa. -Era obvio que te diría eso, pudiste habértelo ahorrado.
Llegué a la casa que compartía con mi amigo Donghae aún maldiciéndome por dentro.
-¡Hey! ¿Qué pasa? ¿Por qué vienes hablando solo? -preguntó Donghae entre risas.
-No, no pasa nada.
-Sabes que no puedes ocultarme nada.
-No es eso.
-Vamos Henry, sabes que siempre te pone mejor contarme tus problemas.
-Me le declaré a Amber.
-¿La hermanita? -preguntó Donghae sonriente.
-Si, ella.
-¿Te gustaba?
-¿Qué no era obvio?
-Pues eres así con todas las chicas, ¿cómo querías que me diera cuenta? -dijo imitando mi tono de voz.
-Pero ella es diferente.
-Y a todo esto ¿cómo te fue?
-Me rechazó.
-No me extraña.
-¡Hey! Pero si. -ambos reímos.
-¿Pero qué te dijo?
-Pues que ella ya tiene a su novio y que por eso no puede corresponderme.