Directo al corazón

Sobreviviendo. Capítulo 2

Hoy se cumplían tres años, tres años desde que él la había dejado. Aún lo extrañaba, extrañaba sus besos y sus caricias. Atrás habían quedado las tardes de cantar junto a él, a veces el tocaba la guitarra mientras que ella cantaba o a veces ella tocaba la guitarra y él cantaba. Se entendían muy bien, el podía leer sus pensamientos. Se habían conocido cuando ella tenía 17 años y el 22 años en la casa de Beatriz Alcázar. El era su sobrino preferido o más bien su único sobrino, había vivido con ella desde que él perdió a sus padres a los 15 años. Beatriz lo adoraba y él a ella.

Durante su adolescencia lo mantuvo un tiempo en un internado pero le permitían salir los fines de semana, a pesar que las familias Del Junco y la Alcázar, eran muy allegadas ni Andrea ni Roberto se habían visto antes. Roberto llegó de nuevo a instalarse a la casa de su tía en cuanto terminó la Universidad, era veterinario y le apasionaban los caballos.

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(flasback)

Ignacio: Andrea, quieres acompañarme a casa de tu madrina, me ha contado que ha comprado unos caballos magníficos y quiere mostrámelos, ¿quieres acompañarme?

Andrea: claro papá pero antes dime ¿podré montarlo?

Ignacio: tienes que tener cuidado hija, primero vamos a verlos

Andrea: pero sí me vas a dejar montarlos

Ignacio: sabía que ibas a decirme eso, no lo sé, déjame pensarlo.

Andrea:  ¡Papá!

Ignacio: hija, antes hay que verlos, tal vez sean muy salvajes y te tumben.

Andrea: yo puedo dormarlos

Ignacio: si como no, la última vez te tumbó Diablo, ni creas que no me dí cuenta que andabas cojeando.

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Regreso

Han pasado tres años desde que me dejaste Roberto y desde ahí solo estoy sobreviviendo. No he podido olvidarte, papá también se ha ido, afortunadamente él si pudo ser feliz, se enamoró de aquella muchacha y estaba dispuesto a todo por ella pero la vida le robó la oportunidad de vivir su amor como él hubiese querido, aunque le costaba aceptar el amor que su padre sentía por Alma, no podía juzgarlo pues sabía que su padre sufría de desamor y como padre nunca había tenido fallas. 

Andrea:  yo, estoy maldita, el amor no está hecho para mí y estoy condenada a sobrevivir en este mundo sin él.

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Andrea: mira papá, ¿es un hermoso ejemplar? me recuerda a 

Ignacio: Diablo

Roberto: su nombre es Lucifer

En eso se acerca un apuesto joven, va vestido de vaquero y una playera blanca. Vestido así parece un simple obrero pero no lo es, es sobrino de Beatriz.

Ignacio: Hola y¿ usted es?

En eso va llegando Beatriz con unos papeles para Ignacio

Beatriz: Es Roberto. Mi sobrino. Hola Ignacio ¿cómo estás?, ahijada, ven acá dame un abrazo. Pero niña ¿qué hermosa te has puesto? Ignacio, vas a tener que andar con la escopeta con esta niña ehh. 

Ignacio: Ya vivo con ella. El teléfono en casa no para de sonar, si no le llaman a Sofía le llaman a Andrea. Hazme tú el favor pero si hasta Irina que solo tiene 15 años. Pero si son unas niñas las tres.

Beatriz: No son unas niñas, son unas bellas mujercitas y te tienes que aguantar porque las tres son muy bellas. O que esperabas que te salieran horribles si mírate tú y además tiene por madre a una belleza de mujer. ¿A poco no? Roberto, ¿no crees que Andreita es una belleza?