No puedo más… tiro la toalla. Mi vida es una puta mierda. Ni yo mismo me puedo engañar y decirme que no es así. No, ya no puedo con esta vida, (ni ninguna otra). Ahora mismo tengo 39 pastillas, ―Sí, cómo la mítica película del “Gran Alfred Hitchcock”, “39 escalones”. Soy un fan de este gran señor de la escena. Un director inigualable, del misterio y del suspense, para mí aún no existió nadie qué lo iguale, (hasta el día de hoy, 3 de septiembre del 2039) “¡Caramba! ¿Será este mi día de suerte?” Miro el reloj de pared y me fijo en la hora, las 3 y 38 minutos, sólo me faltan 60 segundos para cumplir con las expectativas creadas. Abro el frasco y vuelvo a contarlas (no puedo fallar), Efectivamente, no me equivoco, 39 pastillas justas, ni una más ni una menos. Contemplo el vaso grande de agua, está pleno, no le falta ni una gota. Ya queda nada, unos segundos. Diez apenas, no, nueve, no, ocho… ¡coño, qué rápido pasan! ¡Ya! Sin pensarlo dos veces me echo todas las pastillas a la boca y sin apenas respirar, me bebo todo el vaso de agua. ¡Perfecto! Justo a las tres y treinta y nueve, esta vez no fallé. Ahora solo me queda esperar… me sentaré en el sofá y me pondré la tele. (Mejor morir aburrido y sin pensar en nada más). Mira, justo dan las noticias. ¿Qué dicen…? ¡No! ¡Mierda! ¡No…! ¡Mierdaaaa!
¡Me olvidé que había que cambiar la hora a las tres de la madrugada y adelantar una hora!!
¡¡Son las cuatro y cuarenta y cuatro de la mañana!! ¡Joder! ¡Joder! Y… ¡Joder!
¡¡¡Ahora tendré que esperar un siglo más, no es justo!!
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¡Dale a la sonrisa! ( Micro-Relatos de humor )
HumorReírse hasta de uno mismo... inmejorable terapia.