12. Mía.

7K 418 17
                                    

HOLA! gracias por leer este capítulo :3 no olviden leerlo mientras escuchan la canción que les dejaré, para sentirse como yo lo hice (? ah, síganme http://weheartit.com/worldoffchancess bye

Apesar de mis esfuerzos por no hacerlo, seguí mirando con fijeza. Yo estaba sentado en el borde de lo que Ally llamaba mostrador, observándola mientras ella se abría camino por la cocina en un ligero vestido amarillo claro aferrándose a sus curvas en los lugares correctos. Ella estaba preparando su desayuno: dos trozos de pan que metió en un artilugio llamado tostador. Consiguió un frasco de mermelada de frutilla y un trozo de mantequilla del “refrigerador de dos puertas”, que al parecer era un armario para refrigerar la comida.

Cuando empezó a untar mantequilla sobre un trozo de pan tostado, sus ojos verde esmeralda se alzaron para encontrarse con los míos. Dejó lo que estaba haciendo y se me quedó mirando por un par de segundos.

Encontré inquietante que me mirara de esa manera. Ni siquiera podía entender la razón. Es solo una chica, Styles. ¿Cuándo has estado tan exaltado por una chica?

—¿Qué? —le pregunté.

—Gracias… por rescatarme esta mañana. Estaba muy segura de que nada detendría a los guardias de convertirme en su desayuno.

No respondí. Ella era mi responsabilidad. Era mi deber velar por su seguridad.

—Lamento que hayas sido tomada de la vida del exterior. Entiendo cómo todo esto puede ser… traumático —dije.

Ella se concentró en prepararse el desayuno, aunque sus largas pestañas revolotearon ante mi disculpa.

Luego de un momento, ella habló.

—No sé cómo dejar esto lo bastante claro. Sin importar lo que pienses, no soy tuya, Harry. Les dijiste a los guardias que soy tuya. No lo soy.

Admiré su audacia. Me estaba hablando como un igual, sin nunca detenerse a pensar en lo que decía y sin embargo se las arreglaba para llevarlo a cabo con una gracia femenina que encontré encantadora y bastante chocante. Debatí conmigo mismo si debía encarar sus afirmaciones. Hasta donde todos en la Sombra de Sangre sabían, ella era mía. Era la simple verdady sin importar cómo a ella le gustaría creer lo contrario, seguía siendo cierto.

Suspiré y lo dejé pasar. Déjala creer lo que quiera.

—Nunca es de mañana aquí. ¿A qué se debe? —Quizás se dio cuenta de que no iba a conseguir una respuesta de mí con respecto a sus afirmacionesde que yo no era su dueño, cuando en realidad yo lo era.

—El hechizo de una bruja mantiene la luz del sol lejos. —Miré al exterior por la ventana—. Aquí en la Sombra de Sangre, la noche dura para siempre. No he visto la luz del sol en quinientos años.

Cuando la miré, me sorprendió la manera en que me estaba mirando.

Se sintió como si estuviera viendo a través de mí, estudiándome.

—¿Tienes quinientos años? —preguntó tras una pausa, aparentemente satisfecha por lo que vio en mí.

Negué con la cabeza.

—Tengo dieciocho. Siempre tendré dieciocho.

—Esa es la edad que tenías cuando… ¿te convertiste?

Asentí.

—¿Quién te convirtió?

Nervioso por el aluvión de preguntas, desenterrando recuerdos no deseados, me levanté del mostrador y la miré directamente a los ojos.

Shades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora