Sin Miedos |Joerick| |EN EDICIÓN|

Capítulo 5. |Nueva versión|

La primera cosa en mi lista era pedirle perdón a Joel, y está estaba hecha, la siguiente visitar a niños sin hogar y dejarles ropa, juguetes y comida.

Siempre quise hacer eso, pero siempre he sido muy sensible al ver a niños en la calle pidiendo dinero en vez de estar estudiando y disfrutando de su niñez.

Y ahora que no me queda mucho tiempo, no quiero perder esta oportunidad para convivir con ellos y darles un poco de lo que ellos merecen.

—¿Erick estás seguro de que te sientes bien? Mi amor acabas de salir del hospital, no quiero que te pase nada malo, no quiero perderte tan rápido— dice mi mamá preocupada.

Camino hacía ella y le beso su frente.

—Estaré bien mamá, no te preocupes, Joel me cuidará y él sabrá que hacer si algo malo pasa, además quiero hacer esto, no quiero perder más tiempo— trato de tranquilizarla.

Joel se acerca con Thiago en sus brazos y se pone aún lado mío.

—Tranquilo Daysi, cuídare con mi vida a Erick— promete.

Mi mamá no mira a ambos y después resignada, asiente.

—Esta bien, pero cuídate mucho, nada de impresiones fuertes, le daré tus pastillas a Joel por si las necesitas, diviértete mucho— digo que si con la cabeza.

Salimos de la casa tomados de la mano, y mi mente como computadora, busca entre todos mis recuerdos, la primera vez que Joel me toma de la mano, como novios.

*
Hoy es el día, maldición estoy nervioso, ya van 3 camisas que arruinó por el sudor que mis axilas transpiran, esto sucede cuándo estoy muy ansioso, y hoy es un día de ellos.

Hoy, Joel me tiene una sorpresa, y aunque según el me va a sorprender, se que no, ya se lo me tiene preparado, me va a pedir que sea su novio, después de salir durante casi 3 meses, hoy después de hacerme tanto del rogar, por fin llego el momento de decir que si quiero ser su novio.

*
El aire golpea nuestros rostros, cierro los ojos disfrutando de la frisa fresca, esto es lo que más disfruto, sentir el aire en mi cara, sentirme vivo.

—Erick— me llamo Joel.

Me volteó hacía el y lo miro, está nervioso, sus manos están sudando y el trata de quitar el sudor con su pantalón, pero es imposible, sonrío.

—¿Que pasa?— pregunto haciéndome el loco.

—Hay algo que quiero decirte- lo miro fijamente y le hago el gesto para que siga.— Ya se qué tal vez no estés listo, pero no puedo dejar pasar otra oportunidad, ya no puedo vivir sin que no seas mío, necesito gritarle al mundo, ¡Erick es mi novio! Así qué, Erick Brian Colón ¿Me harías el honor de ser mi chico?

¡Si! ¡Mil veces si! Grito en mi mente, totalmente emocionado.

—¡Si! ¡Claro que sí!— me lanzo a sus brazos y lo lleno de besos.— Te quiero.

—Yo más, mucho más.

*
Las calles iluminadas por las lámparas y por la hermosa luna, somos los únicos caminando por aquí a esta alta hora de la noche, pero no importa, lo más importante son las mariposas que siento en mi estómago, por el toque cálido de Joel en mi mano.
Miro nuestras manos entrelazadas, y sonrío, por fin.

—Siempre recordaré este momento, nunca olvidaré el día en el que por fin pudimos caminar de la mano.

Sonríe abiertamente.

*
—¿Erick estás bien?— un chasquido de dedos me hace volver a la realidad.

Parpadeó y enfoco la mirada.
Joel luce preocupado.

—Estoy bien, solo recordaba algo— intentó olvidarme del recuerdo.

Me siento miserable cada vez que recuerdo cuando termine con Joel, y recordando este momento tan lindo, me hace odiarme.

—¿Ok? Vamos no perdamos más tiempo— me jalo suavemente y me adentra a su coche.

Oh Dios, su coche, Joel me abre la puerta y me deja pasar, mientras rodea el auto, aspiro el aroma del auto. Todo el olor de Joel esta en el. Huele delicioso.

Joel entra al auto y me mira por unos segundos, después enciende el auto y comienza a manejar lentamente. Cómo si no estuviera seguro de querer ir.

—¿A dónde me dirijo primero?— pregunta.

Lo miro y respondo.

—Comprar jueguetes y cosas necesarias para esos niños.

Asiente y aumenta la velocidad.
Nos quedamos en silencio, nadie dice nada, quisiera pedirle mil veces perdón para que esto no fuera incómodo pero de nada va a servir.

—¿Música?— me saca de mis pensamientos.

Sacudo mi cabeza y asiento.

—Por qué no, sorprendeme.

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