9. La Canción

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   Querido diario, esta casa cada día esta mas rara primero la guitarra, luego alcohol, luego en mi habitación... no se ni porque sigo buscando sentido alguno a todo esto.

   La piscina estuvo guay pero luego no tenia nada que hacer. Tenia que encontrar algo o sino moría de inactividad. 'A lo mejor en el desván encuentro algo'  pensé. Me dirigí sin las ideas claras para improvisar sobre la marcha así que todo me valía. Solo de subir lo primero que vi eran todo cacharros viejos sin utilidad que pudiera utilizar en ese momento. Estuve todo el rato buscando algo con lo pasar el rato hasta que encontré un bolígrafo y libreta. Me senté en una caja de cartón, crucé una de mis piernas sobre la otra para apoyar el trozo de papel en el cual me disponía a escribir cualquier poema o cosa por el estilo que se me pasase por la cabeza en esos momentos. Empecé ha escribir mis pensamientos, pensamientos que solo pensaba con esos dos. La chica que me gustaba y uno de mis mejores amigos estaban juntos. Escribía oraciones y rimas fluidamente sin gran esfuerzo, las palabras salían solas de mi mente y corazón. En apenas unos minutos tenia escrito unos párrafos bastante largos impregnados de algunas lagrimas que me cayeron de la emoción. Tenía toda la letra también memorizada así que también la iba dictando en mi cabeza para escuchar como sonaba. El problema es que no me terminaba de convencer. Tenía que escucharlo en directo. Tenía que escucharlo como si de un concierto del cantante mas prestigioso se tratase. Por suerte, de reojo vi una guitarra. Era la Guitarra que Diego llevó a sus dieciséis años a esa casa para enseñarnos lo que aprendió en sus clases de música aunque tampoco sonaba demasiado bien. Sin haber tocado nunca antes una guitarra me armé de valor e intenté tocarla acorde a como me imaginaba la canción en mi cabeza. 

*UNA CANCIÓN DESPUÉS*

   Era puro arte, lo mejor que había creado en mi vida. Quería escucharla en bucle sin parar en mi móvil con los auriculares y así lo hice, la volví a tocar un par de veces hasta que me convenció mientras lo grababa con mi móvil. Podía ser el choque de sentimientos que me hacia sentir, el hecho de que hubiese compuesto una canción con tan pocas nociones de música o cualquier otra cosa pero tenia el extraño sentimiento de querer escucharla.

    Bajé al comedor donde estaban mis amigos conversando con una leve televisión sonando de fondo para rellenar los escasos pero incómodos silencios que se formaban de vez en cuando. Me incorporé a la conversación con bastante facilidad. Mire a mis compañeros hombres con bebidas energéticas o alcohólicas a medio beber en la mano. Por otro lado Paula también parecía un poco borracha pese a no parecer que hubiese bebido y Seira estaba rara. Un día normal estaría alegre y habladora con todo el mundo contándoles muchas cosas una tras otra causando ciertas quejas por los amigos que estaban en la sala pero ese día estaba extrañamente tímida y callada. Extrañado, me quede mirándola demasiado fija e inconscientemente. Cuando levanto la mirada y nuestras miradas se cruzaron intento disimular como si fuese la misma de siempre pero yo se que no, le pasaba algo. La deje un poco de lado para seguir con el resto pero seguía vigilandola por el rabillo del ojo. La tarde transcurrió dejando paso a la oscura noche trayendo consigo el sueño, a algunos mas que a otros aunque yo fui el primero en caer. Me dirigí a mi habitación despidiéndome del resto para disponerme a dormir en mi cama. Abrí la puerta, conecté mi dispositivo móvil con el cargador para que cargase su batería durante la noche, me quite mi camiseta, los pantalones, me puse mis pantalones de pijama y me metí en la cama. Como siempre hacía, me gire para dormir mirando hacia la pared mas cercana porque era la mejor forma que tenia para conciliar el sueño. Cuando ya estaba preparado para dormir escuche el chirrido de la puerta abriéndose a lo que yo me giré a ver quien era.

- ¿Que haces aquí Sei...? -dije antes de que Seira me tapase la boca con una mano.

- Shhhhh. Silencio, -me susurró- el resto no pueden saber que estoy aquí.

- ¿Porque? -susurré cuando me había zafado de su mano.

- Tenemos que hablar.

Verano de AmigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora