Se sentaron en una esquina lejos de la puerta, el interior solamente era alumbrado por una pequeña vela que habían encontrado sobre una vieja mesa.
Por largos minutos la cabaña permanecía tal y como la habían encontrada, en completo silencio.-¿Qué ha pasado? Le pregunto
-No lo sé. Le respondió sin pensarlo
-¿Cómo sabias que me estaban buscando solamente a mí?
-¿No crees que en vez de estar preguntando todo eso me deberías de agradecer por haberte salvado?De nuevo todo se llenó de un incomodó silencio la llama de la vela se movía por el fuerte viento que azotaba la cabaña.
-Lo siento, ando un poco nervioso y asustado por lo que acaba de pasar.
No recibió respuesta alguna a lo que acababa de decir, se quedó pensando por unos segundos.
-No sé lo que está pasando pero gracias por ayudarme.
-Lo volvería a hacer de ser necesario. Le respondió con una sonrisa.Aunque su mente era inundada por muchas preguntas no quiso hacerlas, para evitar hacer la situación más incómoda de la que ya era.
Estaban tan cerca que su hombro topaba con el de la mujer, sentía su calidez emanando de ella, era el único calor que podía sentir en ese momento y aunque proviniera de una extraña, le parecía reconfortante.-¿Cómo te llamas?
-Al fin decides hablar, le respondió con su inconfundible sonrisa. Me llamo Ale.
-Bonito nombre.
-Gracias.De nuevo se quedó sin palabras, era incomodo no sabía cómo hacer que la conversación fluyera, era como si estuviera en frente de la persona de la cual está enamorado y se quedara sin habla haciéndole parecer un completo imbécil.
-No soy bueno en comenzar una conversación con alguien, lo siento.
-No es algo por lo que deberías de disculparte.
-Lo sé, con la única persona con quien no se me hizo difícil hablar es con mi amigo Uriel, tal vez sea porque el habla sin detenerse a respirar.
-¿Insinúas que es mi culpa entonces?
-No pienses de esa manera, solo fue un comentario, lo siento, no quería que pensaras mal.La cabaña se llenó del eco, de la risa de Ale, aunque era baja y gentil resonaba en las cuatro paredes que les protegían de la tormenta.
-Solo estoy bromeando, eres una persona fácil de engañar, puede ser que seas gentil, o muy noble o a lo mejor eres demasiado ignorante. Dijo mientras lo miraba con su amable sonrisa que parecía no borrarse de su rostro.
-¿Por qué siempre estas sonriendo?
-Que pregunta tan extraña, no lo sé, siempre sonrió cuando estoy con alguien agradable.La conversación se había tornado amena y como si se tratara de un milagro, fluía sin ninguna dificultad, como si se tratase de viejos amigos, sintieron que ambos se reconfortaban y olvidaban por un momento los problemas, transportándose a un agradable lugar.
-¡Espera! Dijo mientras ponía su mano sobre la boca ahogando las palabras que salían.
-¿Qué pasa? Le dijo mientras retiraba la mano de su boca.
-¿Lo has escuchado?
-¿Qué cosa? No he escuchado nada.De Nuevo puso su mano sobre la boca, tapándola completamente con fuerza.
-Hay alguien afuera, acabo de escuchar unos pasos.
El rostro de Elián palideció, por unos minutos había olvidado que se encontraba escapando de algo o de alguien.
-Pase lo que pase no vaya a salir, ni siquiera te acerques a la ventana, ellos no pueden entrar, aquí estaremos a salvo.
-¿De qué? ¿Quiénes son ellos? Su voz temblaba del miedo, era fácil notar su temor, su respiración era irregular y escandalosa, mientras sus manos temblaban las sostenía a ambas envolviendo sus piernas con sus brazosLos pasos se volvieron fuertes y fácil de escuchar, se oía como el agua se mezclaba con las hojas secas al ser pisadas y resurgían con un amargo sonido quebrantado.
La tormenta enmudecía ante el crujido de las pisadas que rodeaban la cabaña, el sonido de la madera rechinaba al ser golpeada por el viento que entro violentamente abriendo la puerta de un fuerte golpe apagando la vela.
Una fuerte sensación de inseguridad los inundo, se encontraban completamente desprotegido ante lo que se encontrara afuera.
Ale se puso de pie casi al instante en el que la puerta se había abierto.
-Tenemos que cerrar la puerta. Murmuro viendo fijamente hacia ella.
-No vayas, no sabemos que hay afuera, es demasiado peligroso. Le dijo mientras la tomaba de su brazo evitando que fuera.
-Entonces ve tú. Le reprendió enojada.En ese momento Elián entendió que tenía que tomar el riesgo en ese momento, tenía que vencer el miedo se apoderaba de su interior, llenando cada rincón de su cuerpo de temor.
-Yo iré. Le respondió mientras apoyaba su espalda sobre la pared de madera húmeda intentando vencer el miedo.
-Ve. Le respondió.
Dio lentamente un par de pasos hacia la puerta, esperando en su interior a que lo detuviera, ya estaba cerca solamente debía de dar un paso y llegaría, quería solo estirar el brazo y empujarla con todas sus fuerzas para cerrarla.
Un violento golpeo en la pared lo paralizo, instintivamente volteo su cabeza hacia donde estaba Ale, la gentil sonrisa dibujada en su rostro había desaparecido, sus dulces ojos se encontraban llenos de temor, mientas con sus dos manos tapaba sus oídos gritaba desgarrando su garganta. ¿Qué la pudo haber asustado tanto? Ella parecía ser la más fuerte de ellos dos pero algo la había puesto de esa manera.
Elián quiso correr para reconfortarla pero sus pies estaban paralizados, otro fuerte golpe se escuchó golpeando la pared, los pasos que provenían de afuera cada vez se hacían más fuertes, como si la explosión de hace un momento lo hubiera despertado rápidamente dio un paso llegando a la puerta, la tomo con ambas manos, estaba a punto de cerrarla cuando vio hacia el frente.
No podía creer lo que estaba frente a sus ojos, una multitud estaba en frente, aquellos que lo habían perseguido en el camión eran los mismos que se encontraban afuera, aquellos que en un momento pensó que eran humanos ya no le parecían de esa manera.
De sus ojos eran encendidos por una pequeña llama en medio iluminando sus rostros deformes, algunos parecían como si la piel se les estuviera desprendiendo de su cuerpo, otros solo se les podía ver una profunda oscuridad que tragaban sus rostros, entre sus manos solo llevaban velas largas como sus brazos, su llama no se extinguía, a pesar de haber una tormenta y viento azotando el lugar, estaban vestido con una túnica negra tan oscura ni la luz de su vela las alumbraba, estas se mecían al ritmo del viento.En un parpadeo los tenía en frente, a unos pocos centímetros de su rostro, sus ojos se observaron el uno al otro, sintiendo como consumiendo poco a poco su vida, perdía sus fuerzas, quería pelear por su vida pero sus fuerzas habían desaparecido, entendió que iba a morir en ese momento, su pensamientos se fueron apagando lentamente.
A lo lejos y muy bajo escuchaba que alguien gritaba su nombre, no distinguía de quien era la voz, solo esperaba que lo fueran a salvar.
Todo se llenó de oscuridad aquellos ojos en llamas habían desaparecido, solamente se encontraba donde no había nada, el miedo había desaparecido.
Estoy muerto.Lo repetía en su mente, aunque no miraba ni sentía nada, aun podía escuchar una voz que se hacía más fuerte cada vez.
-Uriel ayúdame. Pensó en ese momento.
Aunque no sabía de quien era esa extraña voz, pensó en pedirle ayuda a su amigo quien siempre estaba a su lado.
-Uriel ayúdame. Repetía sin cesar en su mente.
Sintió como era impulsado hacia arriba, una extraña calidez empezó a surgir en su rostro.
Elián despiértate ya es tarde. Escucho claramente.
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Mundos Paralelos
Misterio / SuspensoImagina que puedes vivir, dos diferentes vidas al mismo tiempo. Mientras sueñas puedes cumplir tus deseos de manera inconsciente, poder hacer lo que siempre has querido, ir a dónde has deseado. Si tan solo pudieras controlar tus sueños podrías c...