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─Sofía ¿estás dormida?

─No.

─Quería disculparme por lo de ayer, vi esas tijeras y entré en pánico.

─Ya.

─No te pongas tan cortante.

─No lo estoy.

─Sólo pensé que podías hacerte daño y no podía permitir que eso pasará...

─De cualquier manera da igu-

─Te quiero ─vi como sus pálidas mejillas se tornaban rojas.

─ ¿A qué viene eso?

─No podía permitir que te sucediera algo.

─De todas maneras tú hiciste que me cortaran las tijeras.

─Es que no sabía que planeaban contarte el cabello. Por cierto... te ves muy linda.

─No tienes que preocuparte. No me haría daño... sólo necesitaba cambiar mi imagen.

─ ¿Por qué?

─Me confesé y no salió bien.

─ ¿Un chico?

─Sí, digamos que no estoy tan afectada como esperaba.

─ ¿No? ─preguntó con tono de ironía.

─No, me siento mejor conmigo misma.

─ ¿Por qué?

─Porque antes de confesarme estaba muy confundida. Ahora déjame dormir.

─Okay, okay. Me voy ─salió por mi ventana con una sonrisa y se desvaneció en el aire.

Mi Fantasma de Medianoche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora