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Juntos 

Desde lo mas profundo de sus pensamientos, su sonrisa era como si el mejor artista la haya pintado a blanco y negro pero que con solo mirarla te llenaba de vida y color. Eran las 2:59 pm solo un minuto para su libertad, para llegar a casa y estudiar, aunque se le resultaba tan difícil, ______ no lo dejaba bajar de las nubes.

Tomo sus cosas de la mesa, se iría solo a casa pues Hanji había faltado, se encaminó por los pasillos que poco a poco se llenaron de estudiantes de las demás facultades, cruzo el campus desganado ama su carrera pero aveces resultaba ser un poco exhausta eh irritante. Tal vez era el estrés o era tan fuerte esa atracción hacía ______ que juro por su madre verla parada en la entrada de la gran Universidad; y no, no estaba loco era ella mirándolo fijamente.

-¡Levi!.- grite a escasos centímetros de él.

-Si buscas a Hanji, ella falto.- bostezo.

-Umm bueno no vine solo por Hanji, estaba aburrida así que me dije por que no visitarlos, bueno, visitarte...-

-Ok... me quieres acompañar.- un leve sonrojo se formo en sus pómulos.

-claro- me enganche por el codo de Levi, como si nos fueramos a casar. Caminamos así hasta su hogar, me presento a su madre, una persona con mucho carisma muy alegre, el polo opuesto de Levi. La mayor parte del tiempo solo paso en la calle o en el departamento viendo Netflix con un gato callejero que me visita los Miércoles. Levi me pidio que lo esperase en el sofá, la casa decorada con papel tapiz Nude y dibujos de Rosas color rojo le daba un toque elegante y dulce. Mire las fotografías que colgaban de las paredes, Levi de bebé, Levi de niño, Levi adolescente, esa misma mirada y ese ceño fruncido nunca cambio.

La señora Kuchel me sonrió al pasar por el pasillo y subió las escaleras con una cesta de ropa sucia, aunque era raro, no comprendía por que la señora Kuchel se veía tan distorsionada.

-¿Pasa algo?.- negue, me levante y caí. Nauseas, muchas nauseas y no comprendia por que el suelo se movía, o por que la voz Levi hacia eco en mi cabeza.

-Disculpame Levi, soy muy torpe..- me apoye en sobre el sofá.

-Creo que deberíamos ir a un hospital.-

-¡NO!..Jajaja eres gracioso.- salí y tome algo de aire, sacudí mi cabeza varias veces y escuche el sonido de la puerta cerrarse.

-No tú no estas bien- colocó su mano en mi hombro y me aparte de él para ponerme en movimiento. Yo y mi ignorancia, mi madre me dijo que no saliera y yo solo por hacerle caso a las vocecillas de mi cabeza... estoy pasando un mal rato. Sus mejilas estaban encendidas con un rubor inusual que resaltaba, más si cabía su extrema palidez. Y aun insistiendo no dejaba de repetirle que estaba bien, aunque no lo estaba... pero no tenia otra cosa que decirle.

-Sabes salimos después te parece, creo que has de tener cosas mas importantes que hacer y no quiero ser una carga.- sonreí y me despedí sacudiendo mi mano.

-Mocosa tonta no vas a ir sola.- me abrazo por los hombros y no puede resistirme a su perfume, olía delicioso era como la droga mas potente de la faz de la tierra, oh mejor dicho Levi era una droga completa. A lo que llegamos me deje caer en el pavimento con los brazos extendidos como Jesús crucificado, no estaba bien, pero tampoco queria estar mal, apenas lo conozco y muchas veces insistía morir en mis días  de soledad extrema, pero ahora... tengo una razón tan enorme, tan bonita, tan perfecta y maravillosa como para seguir de pie, quiero vivir.

Morir Entre Tus Brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora