Treinta días 2doc.

Día 5.

Besándose.

—Soy una mierda, una total mierda —dijo borracho el jefe de la banda.

—Detente Murdoc, no es verdad —le dijo ya algo cansado de llevarlo cargando en la espalda.

—No trates de hacerme sentir especial, todos me lo han dicho por lo menos una vez.

—El hecho de que mucha gente lo diga, no quiere decir que es la verdad —lo dejó con cuidado en la cama y se sentó con un dolor agudo en la espalda baja.

—Nadie me quiere Stuart.

—Yo te quiero —respondió con una sonrisa.

—Me quieres matar, de seguro —rió.

—Murdoc, te amo.

—Demuéstralo —lo retó.

Stuart se quedó unos segundos en silencio y con un sonrojo muy notorio, nunca creería que llegaría ese momento, se acercó a Murdoc y le dio un beso que planeaba que fuera corto para irse corriendo, pero el mayor lo tomó de las mejillas para que ese beso nunca terminara.