Día 23.

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Discutiendo.

Los cuatro llegaron al hotel y mientras la pequeña y el afroamericano fueron directamente a la piscina, la pareja de chicos fueron a su habitación.

—Maldita sea —el mayor se estiro y se acostó en un sofá—, ya me estaba hartando esa entrevista, siempre las mismas preguntas, ¿sabes que me relajaría? —le dijo con no muy inocentes intenciones.

—Murdoc, ahora no —se sentó en la cama con la cabeza gacha.

—Hey, ¿qué pasa pretty-boy?

—Ya no aguanto que me sigas tratando como una clase de idiota, Murdoc.

—Oh, ¿lastime tus débiles sentimientos, cariño? —se burló.

—Murdoc, simplemente pido que dejes de tratarme así enfrente de todo mundo.

— ¿Y quieres que te trate como reina?

—No, sólo quiero que me des respeto que me merezco.

—Es lo que hago —soltó una carcajada.

—Me voy con Noodle y Russ —se levanto molesto directo a la puerta, pero el azabache lo detuvo.

—Oye cálmate, sólo es una broma.

—Creo no sólo fue una, Murdoc.

—Dejate de esas tonterías y sientate conmigo, ¿eh? —le jalo del brazo y trató de sentarlo a la fuerza.

— ¡Dejame Murdoc! —se zafó del agarre y salió de la habitación —, sólo dejame en paz —cerró la puerta.

Treinta días 2doc.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora