Día 9.

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Pasando el día con sus amigos.

— ¡Noodz! —siguieron gritando los tres a coro intentando encontrar a su pequeña.

— ¡Eres un idiota 2-D! —Murdoc lo empujo solo para hacerlo tropezar.

— ¡Oye! —se defendió el peli-azul.

—Murdoc detente, ahora hay que encontrar a Noodle —dijo Russel buscando debajo de una mesa.

—Llevamos una hora buscándola y nada, todo por que mi querido 2-D se quedó dormido —lo miró amenazante.

— ¿Han pensado en buscar en su habitación? —menciono de la nada el menor de los tres.

Como rayos, corrieron hasta llegar a la habitación de la nipona, esta estaba sentada en el suelo con una hoja en manos y un par de lágrimas a punto de escapar, los tres se acercaron para sentarse junto a ella.

—Hey Noodle, ¿qué pasa? —pregunto Stuart.

La niña levantó la vista y empezó a llorar.

—Watashi no ryōshin wa, oboete imasu.

—Sus padres —dijo Russel—, no los recuerda.

Los tres se miraron preocupados y el mayor la abrazo.

—Ven aquí nena, nos tienes a nosotros —le acarició el cabello y luego Stuart se acercó.

—Si, ¿sabes?, dejare que me hagas peinados si te hace sentir mejor, ¿eh? —le dijo pasando sus dedos por su cabello.

La niña sonrió y fue por sus cosas para cepillar el cabello del vocalista y luego ponerle unos moños y hacerle algunas colitas con sus ligas de colores.

Luego los cuatro fueron a ver una película en el sofá, una de las que le gustaban a la menor, luego Russel la llevo a su cuarto para contarle un cuento hasta que se quedara dormida.

—Me encanta como te ves con esos moñitos, cariño —Murdoc tomó una cerveza y miró a su novio que tenía un sonrojo bastante notorio—, deberías de dejar que Noodz te peine todos los días.

—Ya dejame Mudz.

Treinta días 2doc.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora