Día 28.

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Haciendo algo ridículo.

Era una tarde bastante agitada, hacia demasiado calor y todos habían quedado de acuerdo en ir a visitar alguna playa.

—Eso es estúpido —se quejó el menor.

— ¿Pueden callarse los dos de una buena vez?, trato de conducir —dijo la nipona como si fuera su madre, a pesar de que fuera la menor.

—Oh mirenme —volvió a imitar el mayor a el peli-azul—, soy Stu-Pot y soy tan imbécil que acabo de olvidar la hielera.

—Murdoc, ya dejalo —trató de defenderlo el afroamericano.

—Gracias Russ —le sonrió el peli-azul.

—Gracias Russ —imitó con voz chillona.

—Bah... Soy Murdoc Niccals —Stuart estaba harto y creía que debía de mostrarle que no era tan divertido—, estaré borracho todo el viaje y probablemente vuelva a vomitar...

—Cállate insecto —le interrumpió antes de que terminara.

— ¡Dejen de comportarse como niños!, viejos ridículos —susurró lo último.

— ¡Oye! —se quejaron los dos.

— Que me ayude quien sea que me escuche —dijo Russel al cielo.

—Ay, miren soy Stuart y no... —volvió a imitarlo, pero fue interrumpido.

—Oh, miren soy Murdoc, todo debe de ser como yo diga, por que es mi bandaah —lo imitó también y sacó la lengua al final.

Y los otros dos no pudieron evitar sacar una risa, lo que hizo que el bajista se pusiera rojo de ira.

— ¡Dejen de reírse!

—Lo siento Murdoc.

—Cállate Stuart.

—No era mi intensión hacerte enojar, perdona.

Y si, el resto del viaje Stuart se la paso abrazado a Murdoc tratando de que lo perdonara.

—Por favor Murdoc...

—Si, ya esta bien, pero que no se repita.

La chica se estacionó y suspiró.

—Ustedes son todo un drama.

Treinta días 2doc.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora