Jaramith abrió los ojos sintiéndose tan vacía como llevaba sintiéndose desde que se había convertido en una asesina.
Intentó enfocar la vista para ver la habitación donde se encontraba, pero el dolor de cabeza le impedía concentrarse o pensar con claridad. Ni siquiera era capaz de preguntarse dónde estaba, como había llegado hasta allí o que había pasado. Solo podía mirar alrededor en busca de un objeto en donde pudiese vomitar sin ensuciarse mucho.
Escogió el florero de la esquina.
-¿Jara? - Dijo Liliath entrando rápidamente en la habitación. Había escuchado los ruidos de Jara y se había preocupado al instante. -¿Estás bien? Supongo que no.-Dijo mirando el florero.- Ese cabrón te golpeó fuerte.
-Es el Karma- Dijo Jaramith recordando lo que había pasado. Se había merecido ese puñetazo en el estomago, la caída de cabeza y mucho más por haber matado a un hombre. El Karma solo estaba devolviéndole todo el dolor que había dado.
-¿Que dices? No seas estúpida, Ven.- Liliath ayudó a Jara a levantarse y la metió en la cama.
-¿Dónde estamos? No nos dejan alquilar habitaciones si no vamos con hombres.
-Es mi habitación- Dijo la voz limpia y grave de un hombre desde la puerta. Jaramith solo veía una figura borrosa debido a su visión desenfocada.
¡¿Un hombre?!- Pensó con su mente yendo a mil por hora. -¿Las habían vendido?¿Ya?¿Tan rápido?¿Cómo iban a salir de esta? Intentó dejar de hacerse preguntas. -"Relax, Jara, al menos no nos han separado."
-¿Estás bien? - Le dijo en bajo a Liliath.
-Sí , ellos son los tíos de los niños..Nos han ayudado- Dijo Liliath, también en bajo, sonrojándose mientras recordaba al pelinegro de ojos castaños.
Jara se permitió relajarse un poco al darse cuenta de que no las habían vendido, pero nunca del todo, nada le aseguraba que estuviesen protegidas con ellos.
-Mis sobrinos están bien gracias a vosotras, esto es lo mínimo que podíamos hacer.- Dijo acercándose y dejando que Jara apreciara mejor su figura. Por lo que podía ver era fuerte y alto, rubio pero moreno de piel y por un segundo deseo poder ver el color de sus ojos.
-Gracias.- Dijo Liliath al hombre.
Jaramith solo rezaba porque no fuesen malas personas que la hubiesen engañado con segundas intenciones.
-Sí, -Atinó a decir ella -Gracias, pero ya estoy bien. Podemos irnos.
Notó que Lili la miraba como si estuviese loca y el hombre contestó rápidamente.
-No hace falta que tengáis prisa. Nosotros vamos a quedarnos unos días por aquí, podéis estar en la habitación mientras tanto. Recuperándote.-
¿Por qué diablos insistía tanto? A Jara no le daba buena espina, era la edad media y se suponía que el dinero escaseaba ¿Quién pagaría una habitación a dos chicas solo por agradecimiento sin tener segundas intenciones?
-Jara, necesitas descansar.- Decía su amiga, preocupada.
-Tu amiga tiene razón-Dijo lo que Jara reconoció como una nueva voz. Otro hombre, con voz ronca a diferencia de la del rubio.
-No gracias. Estoy bien, vamos- Ella solo quería sacar a su amiga de allí, no podía dejar que se pusieran en peligro de nuevo. Fue a levantarse pero Lili la paró.
-No os haremos nada, no temáis, solo queremos ayudaros en agradecimiento por salvar a mis sobrinos. No sé que habría sido de ellos si no fuese por vosotras.. -Dijo el Rubio con voz un poco impaciente, ¿Estaba incomodo?
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Ángel de colores
RomanceJaramith y Liliath se encontraban en un mundo desconocido de la época medieval con un cometido tan repulsivo como necesario. Jaramith sabe que se odiará a si misma eternamente si cumple con la misión que "El Jefe" le ha impuesto, pero negarse no es...