Capítulo Seis

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~El cuerpo de un Omega está creado especialmente para soportar la fuerza brutal de un Alfa más aún estando en celo; estado donde ceden completamente a sus instintos más salvajes entrando en contacto con su lobo, olvidan por completo su lado racional. Su posesividad incrementa a niveles desconocidos tanto que hasta el más mínimo contacto de su pareja con cualquier individuo inclusive de su mismo sexo llega crear ideas inequívocas que pueden causar sus celos posesivos, el macho alfa tiende a ser una amenaza de muerte para todo aquél que se atreva a tocar a su preciada pareja, se siente en constante amenaza cuando se ve rodeado de otros individuos pues ve en ellos una potencial amenaza hacia su pareja. Por lo cual la pareja permanece en total aislamiento donde ambos Alfa y Omega disfrutan al máximo el celo..

-¿Se siente bien joven?.- el chófer quien me miraba a través del espejo retrovisor con genuina preocupación me sacó de mi aturdimiento, ¿Qué tan mal me veía? Aún continuaba con los temblores en mi cuerpo, mi mente estaba en shock total tratando inútilmente de procesar todo lo que me había vivido hasta ahora.

Extrañamente sentía que podía confiar ciegamente en él.

-S...N-no realmente, llevo sintiendo un dolor punzante que no me deja desde que abandonamos la mansión de Sennen-san.- dije señalando con mi mano el lugar exacto donde sentía aquel ligero dolor.

-Comprendo joven, es normal que te sientas asi. No quiero siquiera imaginar lo que tu alfa debe estar sintiendo en estos momentos. Dicen que es una agonía insoportable.- Las palabras de solo lograban el efecto contrario a hacerme sentir mejor, y ahí estaba de nuevo la misma palabra "Alfa".

-Ciertamente no sé cuánto tiempo vaya a soportar estar alejado de ti, pero no podemos arriesgarnos a que te pase algo estando con él.
Mi señor no te lastimaría estando consciente, pero ahora mismo no mide su fuerza y no creo que tu cuerpo este hecho para ello, él no es una mala persona, pero había estado solo por tanto tiempo que el encontrarte fue un shock tremendo que lo descolocó completamente. A él y su lobo.- Dijo el chófer, quien permanecía con la vista fija en la carretera, sus grandes manos movían el volante con una maestría digna de un profesional de carreras.

Nuevamente mi mente está confusa con las palabras inusuales que vengo escuchando hacía rato ya, pero algo dentro de mí me pedía a gritos volver con aquel hombre, volver al calor de sus brazos, sentirme lleno de su esencia. Un dolor punzante se había instalado en mi pecho desde que me vi obligado a dejar la mansión.

Dejando a un Atem detrás mirándome anhelante pidiendo a gritos silenciosos y gruñidos que me necesitaba como yo a el. Un vacío yacía en mi interior y no estaba tan seguro de que riesgos corro estando con un desconocido que apenas conocí.

No quise seguir la platica por lo que opte a guardar silencio durante todo el trayecto restante que faltara para llegar a mi casa donde seguramente nadie estaría esperando por mí, más que la cálida soledad, mi única compañía en esa estupida casa en la que llevo viviendo años.

Él comprendió mi pedido de silencio pues no dijo nada más solo se mantenía su atención en la carretera que llevaba a mi solitaria casa.

Las casas y autos pasaban a nuestro lado, desde grandes y pequeñas hasta que solo comenzaron a visualizarse las mansiones lujosas señal que habíamos entrado a la zona residencial donde yacía el "hogar" de mi familia, tan perdido estába en la laguna de mis pensamientos que no me percate en el momento en que el auto se detuvo, hasta que el hombre me abrió la puerta, me baje del auto sin mirar atrás y me adentre en mi hogar, cerré la puerta detrás de mí y sin más me derrumbe, no pude contener mis lágrimas, ni el cumulo de sensaciones que se aglomeraban en mi pecho. Dolía como el infierno.

(...)

SENNEN

Todo a mi alrededor era de color rojo, era lo único que mi vista enfocaba a la perfección mi cuerpo ardía en calor, un calor abrasador, sofocante que se expandía de extremo a extremo y se sentía como mil cuchillos atravesaban mi pellejo hasta clavarse en la carne al rojo vivo, mi mente estaba consciente de lo que pasaba en mi entorno, aún la furia corría por mis venas como lava ardiente pues mi lobo sabía que Yugi no estaba ahí con nosotros para calmarnos y compartir el calor, mi celo, las enormes ganas de profanar su cuerpo de las mil y un formas que a mi pervertida mente se le ocurriese como tantas veces ya desde que nos pertenecemos mutuamente, en la cama que ya hemos hecho nuestra, en la habitación que ha sido testigo de nuestra entrega no solo en cuerpo sino también en alma.

SOLAMENTE MÍODonde viven las historias. Descúbrelo ahora