Día Dos

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Ser compañeros

Dazai camina a paso ligero el sendero del parque, no tenía un lugar específico al cual ir, simplemente había salido de la Agencia cuando escucho los gritos de Kunikida llamándolo para terminar su reporte.

Sin saber exactamente qué hacer, se dirigió a la parte menos transitada del parque, donde sabía que se encontraba un gran árbol, en el cual podía dormir una siesta (bueno, la verdad es que primero pensó en ir para suicidarse, pero luego recordó que su cuerda la dejo en casa, así que sería para otro momento).

Sin embargo cuando llego al gran y viejo árbol, encontró algo que le llamo la atención.

Era el cuerpo que descansaba en una de las ramas, recostado, mirando la luz que se filtraban por las hojas arriba suyo.

Era su ex compañero, Nakahara Chuuya.

Dazai se quedó quieto, sin saber cómo proceder. Podía simplemente irse del lugar, el pelirrojo nunca se enteraría de que incluso él estuvo allí, o podía molestarlo, iniciando una de sus típicas peleas.

Sabiendo de antemano la decisión que iba a tomar, se encamino hasta el árbol y se sentó en su grueso tronco, justo debajo de la rama donde descansaba el pelirrojo.

-Hey Chuuya ¿Qué haces ahí? ¿Intentas hacerte uno con el árbol?

Vio como el cuerpo de su ex compañero saltaba, por el susto que le dio al hablar de repente.

Chuuya se sentó, manteniendo sus piernas fuertemente agarradas en el tronco y mirando con sus ojos azules donde se encontraron con los ojos marrones de Dazai.

-¡Dazai! Maldito bastardo ¿Qué haces aquí?

-¿No lo ves? Estoy descansando.

-¡Justo en el lugar donde yo estoy!

-¿Y? Estamos en un parque, es un lugar público.

-No me interesa, simplemente ¡¡Vete!!

Dazai se acomodó todavía más en su lugar, sonriendo por los insultos y malas palabras que el pelirrojo le daba como respuesta, sabiendo que lo más que podía aspirar era a eso.

-Chuuya, ¿no bajas del árbol porque temes discutir conmigo a tu verdadera altura?

-¡Mi altura no tiene nada que ver!

-Bueno,- Dazai se levantó de donde estaba y extendió su mano- toma mi mano y baja. Me niego a discutir con un pitufo que no acepta su verdadera altura.

-Y yo me niego a tomar tu mano.- Chuuya lo miraba con odio- ¿Crees que no sé qué al tocarte mi poder se desactivara? Es un insulto el simple hecho de que olvides que lo sé.

-No he olvidado nada, antes siempre me tomabas la mano cuando te ponías boca abajo en el techo.

-¡Y siempre me dejabas caer!

-Puras falacias.

-¡Caer encima tuyo no cuenta!

-... ¿Seguro?

-¡SEGURISIMO!- Chuuya exhalo y luego miro nuevamente a su ex compañero- Además, no tengo porque confiar en ti, ya no somos compañeros.

-¿Y? Confiaste en mi cuando nos enfrentamos al The Guild.

-Eso es distinto. Era mi misión el rescatar a Q, que tuviera que trabajar contigo simplemente era la parte molesta del trabajo.

Se quedaron en silencio.

Dazai bajo la mano, pero siguió viendo los ojos azules de Chuuya, quien lo miraba con molestia desde lo alto. Sabía que podía decir una insinuación a la altura del pelirrojo y este se molestaría, siguiendo el curso de sus estúpidas peleas, o podía decir lo que en verdad pensaba.

-Confianza.- dijo de repente Dazai, tomando totalmente desprevenido a su ex compañero.

-¿Qué?

-Eso es lo que significa ser compañeros, ¿no? Confiar el uno del otro. Sin dudas y sin miedos.

-Sí, eso significa ser compañeros.

-Eso quiere decir que lo seguimos siendo.- Chuuya iba a replicar, pero Dazai siguió hablando- No importa que te allá traicionado, tú sigues confiando en mí, igual como yo sigo confiando en ti.

Chuuya se quedó callado, consiente en que rumbo se dirigía esa conversación, una la cual no quería llegar.

-Tú no confías en nadie.- bajó la mirada- Además, si fuera remotamente posible que si lo hicieras, ya no importa. Todo lo que pasamos se encuentra sepultado en el pasado.

-Sí importa, el pasado nunca estará muerto para nosotros.- fue las simple palabras del castaño mientras extendía nuevamente su mano, esta vez mirando con sus ojos marrón oscuros a los brillantes ojos azules del pelirrojo- Dame la mano Chuuya.

No sonaba a una orden, más bien sonaba como una petición, casi como una súplica silenciosa.

Chuuya, consciente de lo que iba hacer era muy, pero muy malo, extiende su mano hasta tocar la de Dazai. Siente como sus pies se separan del árbol presos de la gravedad, luego siente el vacío de caer y finalmente, siente los brazos de Dazai sosteniéndolo y atrayéndolo hacia su pecho, donde encajaba perfectamente.

Fin del Capitulo Dos

Muchas gracias a todas esas personas que me están leyendo, y sobretodo gracias a Coxksept, quien me salvo al recordarme como se escribía una palabra. Mujer, me salvaste justo a tiempo xD.

Week Soukoku By Azuki TsukiyomiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora