Día Siete

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Bajo la lluvia de junio

Eran comienzo de junio y a Chuuya no le debería sorprender que mientras caminaba, se nublara de repente y callera una lluvia torrencial en su cuerpo. Incluso si trataba de recordar las noticias de ayer, el comentarista del tiempo advirtió que existían grandes probabilidades de lluvia, aunque ya nada serbia el recordar eso.

Chuuya siguió caminando, enfadado. Enfadado de todo, enfadado con la lluvia, enfadado con el comentarista, enfadado con Newton, enfadado del maldito país llamado Japón, pero sobretodo, enfadado (¡Furioso!) con el maldito pervertido en la estación de metro que creyó que era una chica, y lo había tocado indebidamente, aprovechando la multitud para esconderse y así él no lo pudiera identificar para romperle las bolas.

Sin saber cómo descarga su enojo, pateo una piedrita, la cual voló hasta perderse en el horizonte.

-¡Maldito pervertido!- Al no tener ninguna piedrita más a la vista, grito, tal vez así dejaría de sentirse impotente.

Siguió caminando, hasta que sintió algo golpearle la suela de su zapato, bajo la mirada y encontró una piedrita. Chuuya podía jurar que esa era la misma piedrita que había pateado hace no más de un minuto.

Un tanto confundido, pero aun con el enojo hirviendo en sus venas, volvió a patear la piedrita, viendo como está nuevamente desaparece en el horizonte. Esperó, sabiendo que la piedrita no puede volver por sí sola, o sino, todo lo que le dijeron de Newton seria falso (y por lo tanto, debían subirle su nota en física).

Esperó, pero la piedrita ya no volvió.

-Te salvaste por esta vez Newton.- murmuro con enojo, siguiendo su camino, ignorando la lluvia.

A medida que seguía su camino, vio una silueta aparecer en el horizonte, Chuuya no le tomo mucha importancia y siguió su camino.

Cuando estaba pasando al lado de la silueta, esta le tomo el brazo y lo retuvo. Chuuya, instintivamente, hizo un movimiento brusco para apartarse de la silueta y mirarla (y si era posible, descargar toda su rabia en ella).

-¿Qué?- pregunto, frunciendo el ceño.

-Tú fuiste el que tiro la piedrita ¿verdad?- comento un adolescente de su edad que le mostraba la misma piedrita que tiro dos veces. El desconocido tenía el cabello castaño, pegado a su cara por la lluvia que aún no paraba, y sus ojos eran marrones que brillaban de diversión, junto con su sonrisa juguetona.- Tienes muy buena puntería. Las dos veces me diste justo en el pecho, muy cerca del corazón.- señalo su pecho, aunque Chuuya no lo miro, fijo su vista en el cuello de la camisa del adolescente, donde se podían ver una gran variedad de vendas.

-Lo siento...- murmuro Chuuya, más por educación que por sentirlo en verdad. La rabia seguía aun en el rojo vivo que no podía sentir culpa por pegarle a un extraño, no una vez, sino dos veces.

-Oh, no te preocupes, ha sido genial pensar por un momento que había un tiroteo y que una bala perdida me dio.

Chuuya asintió, sin saber cómo responder a eso.

-¿Cómo te llamas?- pregunto el desconocido mientras seguía a Chuuya en su camino, cuando este quiso reanudar su camino.

-Chuuya.- respondió secamente.

-¿Estás enojado?

-No, para nada.

-¡Vamos! Tienes que sonreír- comento el adolescente mientras se posicionaba al frente de él y detenía su marcha- Estoy seguro que tu sonrisa debe ser muy bella.

-No estoy de ánimo...Además ¡¿Por qué me sigues?!

El moreno lo miro, como si tampoco supiera a ciencia cierta la razón de porque se encontraba siguiéndolo. Finalmente, cuando encontró una respuesta, no fue la esperada por Chuuya.

-Te sigo porque cuando me llego tu segundo piedrazo, pensé que tal vez era una señal de cupido, que tenía que ver quien tenía tan buena puntería como para flecharme en el pecho dos veces.

Chuuya se quedó en silencio, mirando fijamente al extraño frente a él.

-Tu razón suena muy descabellada.

Respondió al fin, cuando ya no soportaba más el silenció.

-¡No importa! Las razones carecen de sentido cuando uno se enamora a primera vista.

Por alguna razón, Chuuya sintió su corazón saltar al escuchar estas palabras.

-Además, podemos hablar de eso luego, ¡Ahora quiero ver tu sonrisa!

Y sin más, se acercó con todas las intenciones de hacerle cosquillas. Chuuya al ver estas intenciones, trato de escabullirse, pero el desconocido tomo una de sus manos y comenzó con la otra a darle cosquillas.

Sin darse cuenta, Chuuya ya se encontraba riendo a carcajadas, retorciéndose, tratando de escapar de las hábiles manos del extraño. Cuando por fin paro las cosquillas, Chuuya se recargo en el pecho del desconocido, exhausto, sintiendo que todo le dolía y a la vez no.

-Te dije que tenías una bella sonrisa.- comento este, mirándolo con una sonrisa.

-Tú no te quedas atrás...- pensó Chuuya, pero no lo dijo.

El pelirrojo, tratando de recuperar un poco de dignidad que perdió en el ataque del desconocido, se separó de su pecho. Trato de disimular el escalofrió que sintió al darse cuenta que el agua en su ropa se encontraba fría.

-N-no intentes hacerlo de nuevo.- logro murmurar apenas.

-¿Eso quiere decir que nos vamos a ver en otra ocasión?

-¡Ja! Sueña con eso.

-¡Claro que voy a soñar con eso!- exclamo el desconocido, sonriendo.- Además, te invito a tomar algo caliente en el café que está cerca de aquí ¡Kunikida paga!

Chuuya por absurdo que pareciese, rio al escuchar eso, incluso si no conocía a ese tal Kunikida. De pronto el enfado se había esfumado, ahora solo sentía una gran curiosidad por el hombre que caminaba a su lado.

-Por cierto- comentó el desconocido cuando ya había hecho sus pedidos en la cafetería y habían comenzado una conversación más o menos normal-, me llamo Dazai.

Fin del Capitulo Siete

Fin de la Week Soukoku

-La Primera Ley de Newton dice; "Todo cuerpo tiende a mantener su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas ejercidas sobre él". Para quien no entienda totalmente esto (como yo, que me lo tuvieron que explicar dos veces por lo burra que soy) lo que quiere decir básicamente es que un objeto se mantiene en un estado en concreto (quieto o en movimiento) y que no quiere cambiarlo, y que si lo hace, es porque una fuerza externa lo obliga a cambiar (si esta en movimiento, esta fuerza lo detiene. Si está en reposo, esta fuerza lo mueve). Chuuya al ver la piedrita volver "por si sola" piensa que la ley de Newton se equivoca, porque la piedrita volvió sin que nadie ejerciera una fuerza externa que lo obligue a volver (lastimosamente no fue así xD).

-La autora siente mucho la explicación científica, pero en el momento en que escribió el día 7, se había enterado de sus malas notas en física, así que escribió a un Chuuya enojado con Newton (ojo, que con Newton no estoy enojada, si no con la física en general).

-La idea de escribir a Chuuya y a Dazai bajo la lluvia, fue básicamente porque no sabía que escribir y mientras buscaba a mi hermana comenzó a llover y se me ocurrió la idea.

Aquí estamos, con el último capítulo de la Week Soukoku.

Tengo que decir que me he divertido mucho, escribiendo para todos los días y leyendo sus comentarios. Para ser mi primer Week, a sido genial, en todo sentido de la palabra.

¡Oh, no se preocupen! Voy también a participar de la Week Shin Soukoku, la cual ya está en proceso, si les interesa, también pueden ir a verla.

¡Nos vemos en otro momento!

Week Soukoku By Azuki TsukiyomiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora