Empezamos desde cero, salíamos de la mano, no había nada de besos ni nada por el estilo.
Te estabas esforzando, en serio.
- Entonces salté del escondite, pero no se asustó -dijiste mientras yo moría de risa- no sé que salió mal. -dijiste algo confundido.
- No eres bueno haciendo bromas -reí- ni siquiera bailando. -nos detuvimos en aquella calle algo solitaria, iluminada por las luces.
- ¿Lo crees? -tú pulgar le daba caricias a mis nudillos, asentí- ¿soy bueno abrazando? - tus manos tomaron mi cintura y me acercaste a tu cuerpo, te tomé del cuello y formamos un cálido abrazo.
Después de un rato así, nos separamos y me miraste fijamente.-Te voy a besar, y no necesito tu aprobación. -ambos reímos y me besaste.
Nuestro primer beso en mucho tiempo, entonces ahí supiste que habías recuperado mi confianza.....
Creí que esa vez sería la vencida.
¿Porqué sigo creyendote?