Capítulo 2 - "Los alquimistas"

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Capítulo 2

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Capítulo 2

"Los alquimistas"

Kio pasó la mano por su frente para aclararse las ideas, frunció el ceño y espiró con energía el aire que había guardado en sus pulmones mientras contenía el aliento. Al abrir los ojos todo seguía igual. Seguía sentado en el patio de la Guadarba, un antiguo palacio hoy centro neurálgico donde se producían los metales que sustentaban la ciudad. Continuamente entraban y salían funcionarios de fuertes músculos que portaban los cargamentos hasta el distrito del Cántaro de Bronce, lugar en el que se ubicaban los centros de logística desde donde se distribuían los bienes al resto de la ciudad. La Guadarba estaba en pleno centro de Canto Dorado, uno de los distritos más ricos de toda la metrópoli, era además su hogar la mayor parte del año, pues solo solía ir hasta su vivienda particular los días festivos o los que disponía para asuntos personales.

Miró al cielo y este seguía igual de gris que siempre; comenzaba a impacientarse dado que Astrior y Tior se estaban retrasando. Eran dos de los tres miembros del cónclave, es decir, dos de las cuatro personas vivas más poderosas, solo superadas en autoridad por Nurtham, el actual Líder Supremo.

Kio era uno de los diez Ministros de Alto Rango, justo el escalón inferior bajo los Miembros del Cónclave, sin embargo la diferencia en la jerarquía era mayor de lo que se aparentaba. Él había nacido en el distrito Utopía mientras que Astrior era de Mar Azul y Tior del Santuario de Cristal. Si Utopía era una buena zona de la ciudad, un lugar donde vivían personas acomodadas, constaba de una fuerte estructura militar que protegía las calles y estaba fuertemente poblada ─de hecho era el distrito de nivel económico medio-alto con más habitantes─. Mar Azul y el Santuario de Cristal, junto a Canto Dorado, eran el mismo reino de los dioses. Las cristaleras adornaban cada calle y las paredes eran lisas de metales preciados. No era raro encontrar mastodónticos palacios de Plata pura, museos de bronce esmaltado, incluso se podían ver viviendas con multitud de adornos en oro y platino. Los soldados que patrullaban las calles eran los mejor preparados, los más robustos e inteligentes. Sus armaduras eran las mejor diseñadas, hechas de metales como el titanio y sus armas eran de tungsteno. El servicio de agua limpia se encontraba en cada calle de forma abundante y gratuita, incluso en las plazas más importantes existían fuentes desperdiciandola gran parte del día.

Lógicamente dentro de las estructura jerárquica un alquimista de uno de estos distritos obtenía mayor respeto, mayor autoridad y mayor poder que alguien nacido en Utopía. Kio a pesar de su juventud ─apenas treinta y cinco años─, jamás llegaría a ocupar uno de los tres sillones del cónclave por haber nacido en el lugar equivocado, sin embargo eso no impedía que aún tuviera margen de crecimiento dentro de sus dominios. Era un recién llegado; sólo había estado un año como aprendiz, cuatro como miembro de la corte y seis en el círculo regente. Los ascensos del mismo modo que el nombramiento, solo se podían lograr si un superior moría o si este era ascendido a un cargo mayor por el fallecimiento de otro de más alto rango. Cuando esto ocurría y tras el periodo de luto, el resto de Alquimistas en posesión del grado al que se optaba elegían asambleariamente a la persona que ocuparía dicho puesto vacante, siendo por consiguiente de suma importancia tener buenas amistades dispuestas a devolverte favores en caso de quedar alguna plaza libre. Y Kio ya tenía cierta relación estable con Astrior y Tior, después de todo si algo lo caracterizaba era su sociabilidad y capacidad para caer bien.

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