02: Cuando el misterio es demasiado impresionante...

856 164 82
                                    

es imposible desobedecer.

Me quedé helado, como una estatua. No es que su voz pudiese provocar miedo, pero estando en medio de una oscura ruta a mitad de la noche, jamás esperas que una persona aparezca misteriosamente de la nada. Y debo admitir que no podría considerarme el chico mas valiente del lugar, así que lo que me provocó fue, probablemente, el susto de mi vida.

El mejor de todos.

-Lo siento, no quería asustarte -me dijo rápidamente apenas vio mi rostro, seguramente la sorpresa que tuve al verlo se mezcló con el miedo que me había provocado segundos antes, sin mencionar que mi corazón se alteró de tal forma que nadie me creería que el motivo de aquella revolución de latidos era solo un jovencito que me sonreía con rostro amable. Nadie comprendería, pues, que no era solo un jovencito para mi... 

-Esto no está pasando... -susurré para mi mismo. No me tomó mucho tiempo reconocer todos aquellos rasgos en él que yo conocía a la perfección. Alguna vez en mi pasado, un Hoseok de 9 años los había imaginado tal cual, a cada uno de ellos. Juraría hasta hoy que él también sintió aquella familiaridad entre nosotros, pero no lo dijo. En su lugar sólo me miraba, a los ojos,  parecía como si pudiera verme por completo sólo con ese gesto... Yo no tenía idea hasta esa noche, que una persona pudiese viajar hasta su infancia con tan solo una imagen. Parecía que el chico frente a mí, de cabellos rubios y ropa holgada, me acabara de devolver una parte perdida de mi preciada historia...

-¿Como has dicho? -me preguntó acercándose a mi con cara de confusión. Supongo que ambos estábamos confundidos con aquel encuentro, pero por razones claramente opuestas. Yo me veía como el adulto que era en ese entonces, completamente asustado, en medio de una situación que parecía salirse por completo de las lógicas de mi razonable mente. Él era solo un adolescente que no parecía cargar con ningún sentimiento que se relacionara al miedo con el que yo vivía.  

-Yo... Nada. Solo me preguntaba cómo o... ¿De donde has salido? -le pregunté desordenadamente, me costaba pensar, simplemente porque no concebía aquello.

Tú no eres real...

-Oh, es eso... -dijo, casi diría que entre sorprendido por mi pregunta y aburrido por ella. Parecía que para él, la situación no era extraña y el único que desencajaba en aquella secuencia era yo -Sólo quería pedirte si podías darme un poco de agua... -dijo evadiendo por completo mi pregunta -Rain se acabó toda la que tenía.

No pregunté quien era Rain, ya que empezaba a sospechar que no era solo yo el que estaba loco en aquel sitio, sino que él, en caso de que fuese real y no mi imaginación jugándome una broma pesada, también estaba desvariando ya que después de todo, nadie camina solo por una ruta desierta. Miré a mi alrededor para cerciorarme de ello y no encontré a nadie más que nosotros dos allí.

-¿Q-qué haces por a-aquí? -intenté preguntar con el ánimo de empezar una charla casual y supongo que tratando de averiguar si todo esto era real o yo había bebido demasiado en la cena con los Park. Me apuré estirando mi brazo con la botella de agua en mi mano para ofrecerle lo que me pedía. Sólo me sonrió y bebió de ella. Otra vez me evadía.

No puedo catalogar el silencio que se formó entre nosotros como uno incómodo. O por lo menos para mi no lo fue porque me dediqué a mirarle con mas detenimiento. Y eso solo hizo que mi incredulidad creciera aún más.

¿Como puedes parecerte tanto a él?

-Oh estas sonriendo... -me dijo sorprendiéndome mientras lo miraba. Por el calor que sentí subir hasta mis orejas, supongo que estaba sonrojandome. Toda una novedad para mí que un mocoso produjese en mi tales sentimientos. 

La piel de un Principito - VhopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora