06: Te miraré de reojo y tu no dirás nada.

805 142 77
                                    

La palabra es fuente de malentendidos.


Cada día que pasaba, descubría algo nuevo acerca de Taehyung. Supe que había nacido en Daegu, la ciudad de Yoongi, pero que jamás había estado mucho tiempo viviendo en un mismo lugar. Él y su madre parecían ser algo así como "viajeros incansables" y a lo largo de su vida, ellos habían estado en muchos lugares diferentes de Corea. Taehyung siempre nos decía que había decidido mudarse a Seúl por un tiempo para poder trabajar y juntar algo de dinero. No daba muchas explicaciones, solo que su madre estaba en alguna parte trabajando y que él aprovecharía su tiempo en aquí para estar con su hermano.

Saben, los Principitos también saben mentir. Pero yo no lo supe entender a tiempo.

Tardé demasiado en saberlo comprender...

Pasó un prudencial tiempo luego de que juntos curamos a Rain de su accidentada estadía debajo de la tormenta de aquella noche, esa en la que nos acercamos por primera vez; y fue durante este tiempo que comenzó algo entre los dos. Intentaré explicarlo lo mas claro que pueda, parecía una relación de dos niños, en donde ninguno entendía exactamente porqué se agradaban sin conocerse demasiado, pero el hecho era que nos agradábamos, y mucho. Él y yo éramos puras sonrisas cómplices y sin motivo alguno entre los pasillos.

O a veces simplemente era un buenas noches cuando le veía pasar caminando enfrente de la puerta de mi cuarto.

Un buenos días cuando nos encontrábamos en la cocina.

Algún que otro "cuídate" dicho en voz baja cuando alguno se marchaba.

Un ¿que tal estuvo tu día? cuando nos encontrábamos durante el atardecer.

Adoraba aquellos pequeños momentos en que coincidíamos y podíamos conversar, aunque sea 5 minutos, sin ser interrumpidos por nadie. Taehyung amaba ver el cielo de Seul durante el atardecer y se me había hecho costumbre encontrarme con él cada tarde en la parte posterior de la casa. Allí había un parque enorme donde podías ver toda la ciudad, y detrás de aquellos edificios, el sol se escondía frente a los ojos de nuestro querido Taehyung. Le fascinaba, yo no le encontraba el porqué pero a él simplemente le encantaba estar allí cada tarde. Inclusive cuando llovía o estaba nublado. Solía decirme que estaba seguro que algún día encontraría un color jamás visto en el aquellos atardeceres llenos de smoke, y que aquel color llevaría su nombre.

Color Taehyung.

Realmente me hacía reír con sus ocurrencias y siempre le escuchaba atentamente, haciéndome sentir horrible cada vez que recordaba que yo no tenía nada bueno que contarle acerca de mi, a pesar de que él siempre me decía amablemente que estaba seguro que yo era sumamente interesante. Pero que aún no me enteraba...

Eramos muy diferentes, sí, extremadamente distintos. Pero me hacía sentir bien, Taehyung me hacía bien. Era fascinante, porque cuanto más cosas sabía sobre él, mas interés me generaba y esto me abrumaba tanto que no me siento orgulloso contando que era algo desastroso para acercarme a Tae. Nunca alguien me había interesado tanto como para realmente sentirme nervioso por lo que pudiera pensar de mí.Y yo, que normalmente vivía mintiéndome a mi mismo y básicamente, a todos, me costaba mostrarme como realmente era frente a él. A veces tenía la seguridad de que el verdadero Hoseok era el que charlaba con Taehyung sobre los colores del atardecer, pero estaba tan acostumbrado al maravilloso adulto hijo de los Jung, que me costaba diferenciarlos. 

El hecho era que Taehyung vivía en la residencia, y eso había cambiado, casi imperceptiblemente, la manera en la que vivía mis días. Inclusive me había encariñado tanto con Rain y ella conmigo, que esta relación había provocando en todos mucha envidia. Yo era el único al cual Rain no le gruñía, y debo admitir que presumí este hecho mas de una vez. Ella también se había colado en mi vida, casi sin pedir permiso, al igual que su dueño.

La piel de un Principito - VhopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora