Capítulo 24: Seamos Honestos

45 7 3
                                    

Recibí una llamada del recepcionista. Me tomó por sorpresa cuando me dijo que Serena quería verme con urgencia. Aparentemente se había encontrado con alguien no muy grato y tenía que hablar conmigo. No me imaginaba qué tenía que ver yo con ese asunto. Fui de inmediato, teniendo la corazonada de que el destino me odiaba y que nuevamente me alejaría de Serena.

Llegué al hotel y lo primero que hice fue ir directo a la recepción. Cuando vi al tipo molesto, lo tomé por el cuello de su camisa y lo jalé hacia mí.

-¿En dónde está? ¿Te ha dicho algo? - pregunté angustiado. Era tanta mi desesperación que no noté que lo estaba casi asfixiando.

- Dijo que la viera en su habitación, es el 221. Solo eso me dijo - apenas y podía hablar - pero, suélteme que no respiro.

Reaccioné y lo alejé de mí. Me dirigí corriendo a la habitación. Cuando llegué a la puerta sentí un miedo profundo que me paralizó frente a ella, no podía llamar. Una parte de mí no quería hacerlo. Por alguna razón, sentía que volvía a vivir las mismas cosas. Estábamos repitiendo un ciclo de estar bien un momento y después odiarnos largo tiempo. Respiré hondo y llamé a la puerta.

Serena abrió y fríamente me dijo "pasa". Sentí una angustia muy intensa. Entré a la habitación y tomé asiento en un sillón que se encontraba cerca de la ventana y frente a este, había una mesita. Serena no tomó asiento en ninguna parte, estaba parada, cruzada de brazos mirando tras la ventana. Hubo un silencio incómodo. No podía hablar, aunque quería hacerlo, el ambiente me detenía. Cuando hubo movimiento de su parte, aventó un sobre sobre la mesita.

- Léelo - su voz ya no era fría, más bien tenía un toque de tristeza.

Abrí el sobre y lo leí. Poco a poco sentí un enojo por todo. Por Reneé, por mí y por el maldito destino que se empeñaba en molestarme. Estaba seguro que Serena estaba decepcionada y que nuevamente me odiaría. Me levanté y como un tonto comencé a defenderme.

- Serena - no pude acercarme y tocarla. Mantuve mi distancia - esa invitación es una farsa. Nunca te mentí, de verdad terminé con Reneé y por esa razón ella está haciendo esto. Te lo juro... Yo... No sabía que ella te había buscado para darte esto... ¡Es más! No tenía idea que había falsificado una invitación de boda... ¡Nunca me casaría con ella! - dije sin saber qué más decir.

- No hace falta que te defiendas... - me miró a los ojos. Bajé la mirada apenado.- sé que es mentira. - Mi mirada volvió a encontrarse con la de ella sorprendido - No soy tan tonta John, era algo predecible. Lo que me sorprende es que ella llevaba consigo el anillo que alguna vez tú me ofreciste. Ese famoso anillo...

- Te juro que ella me lo robó - respondí incrédulo y enojado. No podía creer que Reneé se atreviera a tomarlo. - Yo nunca se lo daría, créeme por favor.

- Ya lo sé. No te cité para discutir sobre tu ex, al final ese es tu problema, no el mío - mencionó sonriendo sentándose en otro sillón y cruzando las piernas - Mi pregunta es ¿Por qué aún conservas ese anillo?

Me sorprendió la pregunta. Guardé silencio por un momento. Nunca me imaginé que preguntara por el anillo que rechazó en el pasado.

- Bueno... A decir verdad... Nunca te pude olvidar - respondí sonrojado. Era la primera vez en dos años que pude decirle algo saliendo de mi corazón y no de mis impulsos - lo guardé para sentir que estabas conmigo. En los momentos difíciles y en los felices estabas presente. En mi bolsillo, en el anillo.

Me miró curiosa. Luego se levantó y regresó a la postura inicial, viendo hacia la ventana. Sentía que no me creía. Buscaba dentro de mí las palabras adecuadas para que me lo hiciera pero, no las encontraba.

- Yo tampoco te pude olvidar. Siendo franca contigo, tú estuviste siempre en mi corazón. Ocupaste un lugar que David no pudo arrebatar y aunque lo quiero mucho, al que de verdad amé fue a ti - me devolvió la mirada - creo que ya es momento de no comportarnos como niños. Ya no puedo seguir huyendo de ti. Te amo y eso es todo.

Abrí los ojos muy grandes. No podía creer que ella estuviera diciendo eso y la cabeza me daba vueltas.

- ¿Qué esperabas? ¿Qu te citara para decirte que te odio y que nunca más vuelvas a buscarme? - me sonrió divertida - he madurado desde entonces John. Ya estoy harta de ocultarme, de ocultar lo que siento. Te amo y no pienso dejarte ir sin haber hecho el esfuerzo de pelear por lo que ambos sentimos - se acercó y me besó. Era la primera vez desde hace dos años, desde antes de conocerla, que sentía paz en mi corazón.

Líos De Amor [2da Edición, Cuarto Aniversario]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora