Capítulo 15

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Leyre:

Al día siguiente (miércoles):

Me levanté por la mañana, eran las 7:20.

- ¡Fuck! ¡Fuck! ¡Fuck! ¡Fuck! - susurré mientras me vestía a toda prisa.

El despertador no había sonado o puede que yo no lo hubiera escuchado. Pero, la cosa es que estaba llegando horriblemente tarde.
Me puse los zapatos y salí de mi habitación gritando:

- ¡Arriba todo el mundo! ¡Es super tarde! ¡Venga!

Mi madre salió de su cuarto.

- ¿Qué pasa, hija? ¿Qué hora es? - preguntó con la voz adormilada.

Miré el reloj del pasillo.

- Son las 7:25. Si no nos damos prisa llegaremos bastante tarde.

Mi madre pareció despertarse al oir eso porque abrió mucho los ojos.

- Hoy te llevo yo - dijo -. Ve a desayunar algo rápido y lávate los dientes. Yo iré a vestirme, puedo desayunar en la cafetería de la oficina

Dicho esto se metió de nuevo en su cuarto y escuché como levantaba a mi padre.

- Despierta. Hoy llevo yo a Leyre que es muy tarde. Tú llevarás a David al cole.

Es verdad, me olvidaba de mi hermano pequeño.
Me dirigí a la cocina e inspeccioné los armarios y la nevera, en busca de algo rápido de comer.
Vi encima de la encimera el bizcocho que hicimos ayer. Corté un trozo y me lo fui comiendo mientras llenaba un vaso de leche, que me tomé después del bizcocho.
Corrí al baño y me lavé los dientes. Cogí la mochila,guardé el móvil dentro y esperé a mi madre en la entrada. Llegó un minuto después, con sus gafas de sol en la boca mientras se hacía una coleta.

- Vámonos - dijo cogiendo las llaves.

Estábamos saliendo del garaje a las 7:30. Llegamos a la carretera que conectaba mi barrio con la universidad, donde se encontraba el colegio de mi hermano y después mi instituto. Ahí siempre hay atasco, pero aquel día no hubo. Fue un milagro de los dioses.
Estabamos en la rotonda a las 8:05 y las clases empezaban a las 8:10.

- Adiós, cielo - se despidió mi madre -. Ahora corre.

Salí del coche y corrí con la mochila a la espalda.
Llegué a los aspersores y conseguí esquivarlos sin mojarme demasiado.
Entraba en clase justo cuando sonaba el timbre.
Llegué a mi sitio, al lado de Ruth.

- ¿No ha llegado la profesora? - pregunté.

- Todavía no.

- ¿He ido a toda prisa, sin desayunar casi nada para que la profesora no haya llegado todavía?

- Sí - contestó -. De todos modos, toca lengua y la profe siempre llega unos minutos tarde.

- Con eso no había contado.

Saqué los libros de lengua y entró la profesora.

- Sacad el cuaderno - ordenó -. Hoy vais a tener que tomar muchos apuntes porque la sintaxis requiere mucha concentración.

No.

- Bien, lo primero es saber diferenciar entre el sujeto y el predicado - empezó a garabatear un esquema en la pizarra y lo copié -. Olvidad todo lo que os contaron en primaria de preguntarle ¿qué? o ¿quién? al verbo para averiguar el sujeto.

- Pues a mi siempre me ha servido - murmuré.

Así se pasó la clase de lengua y las demás del día.
Llegó la hora de comer. Después de coger la comida nos sentamos en la mesa. Metí la cuchara en el plato, la saqué y tiré el líquido verde dentro del plato.

- ¿Qué clase de potaje es este?

Nos miramos, asentimos y salimos corriendo a dejar las bandejas. Salimos del comedor, cogimos las mochilas y nos fuimos a la rotonda.

- Me aburrooooo - dije. Clara todavía no había llegado.

Nos miramos y creí que pensamos lo mismo. Nos levantamos y grité yo:

- ¡A hacer el tonto!

- ¡A las cabañas!- dijeron ellas, y me miraron raro.

- Eso tambien - dije riendo.

- Yo creo que lo último - dijo Clara, saliendo de detrás del árbol y dejando allí al árbol -. Vamos que ya es la hora.

- Joo - nos quejamos, pero la seguimos igualmente.

Fuimos al aparcamiento, nos metimos por el agujero... y bueno ya sabéis como va.

Entramos en la casa grande y decidimos abrir la primera puerta a la izquierda.
Pasamos y nos encontramos con la sala de reuniones que vimos una vez gracias a una cámara oculta.
La mesa ocupaba la gran mayoría de la estancia, salvo por un ordenador, en una mesita, conectado a una pantalla y un pequeño armario, encima de él una máquina de café.

- A ver - se organizó Clara -, yo voy a mirar el ordenador con la contraseña que me ha dado mi madre, Leyre y Arena vais a registrar la mesa y Ruth ve al armario y coge unas cuantas cápsulas de café para que las analicen por si acaso tienen algo.

- Vale - contestamos.

Clara empezó a teclear un mogollón de cosas en el ordenador, mientras nosotras buscábamos entre los cajones de las mesas.

- Aquí solo hay material de oficina y montones de papeles - se quejó Arena.

- Tienes que buscar en los papeles - le aclaré.

- Oh, claro.

- Mirad - dijo Ruth, cerrando el armario y con unos papeles en la mano -, aquí hay más cosas sobre lo de tomar el mundo. Esta gente esta chalada.

- Darán un paso y ya estarán rodeados - añadió Clara, sin apartar la vista de la pantalla.

- Aquí, de momento no hay nada - avisé.

- Pues aquí si - comentó Arena, saliendo de debajo de la mesa -. Muy comprometedor, por cierto - nos acercamos -. Es un plano de las cabañas cob pelos y señales.

- Agg - suspiramos, y volvimos a nuestras cosas.

- No me echéis la culpa de que no haya nada. Solo hay cosas simplonas como presupuestos - y tiró un montón de papeles al aire.

- ¡Cogedlos! - gritó Clara.

Nos tiramos sobre los papeles voladores como si en eso nos fuera la vida. Los recogimos y Clara les hizo trillones de fotos.

- Esto sirve para ver en que se gastan el dinero - explicó Clara, echándole un par de miradas a Arena -. Por aquí desfila una larga lista de armas. Aquí comida. Aquí... ¿café? ¿Por qué les gusta tanto el café?

- No se - dijo Ruth -. Preguntaselo a tu madre.

- Bueno - dije -, vamos a enseñarle las fotos y que analicen las cápsulas de café.

Salimos de aquella sala que, la verdad, me había decepcionado mucho. No habíamos encontrado nada. Me daba igual que se gastarán el dinero en café.

Hula:

Esperamos que os haya gustado mucho este capítulo. ¡Quedan poquitos para el siguiente especial!
Tenemos otra pregunta para dedicar el siguiente capítulo:
¿Cómo se llama la mejor amiga de Clara?
Escribid vuestra respuesta en los comentarios y no os olvidéis de pulsar la estrellita ★.

Chau

Lectorassinpasta.

La Cabaña De Al Lado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora