XLVII

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- Está bien. Dame las manos y cierra los ojos.

Kurt se acercó más a mí cogiéndome de ambas manos.

- Vale muy bien. No tengas miedo. Lo único que tienes que hacer es pensar en el 5 de abril de 1994 y pensar que quieres estar en mi casa. Concretamente escondida para que mi viejo yo no te reconozca.

Obedecí. De pronto mi cabeza empezó a doler fuertemente mientras sentía una inmensa masa de aire a mi alrededor. Abrí los ojos al escuchar a Kurt tararear.

Cuando conseguí enfocar la mirada me di cuenta de que la voz provenía del viejo Kurt. Estábamos en el famoso lugar que fue destruido pocos días después de su fallecimiento. Todo me daba escalofríos. El Kurt que yo conocía estaba a mi lado cogiéndome de la mano intentando tranquulizarme lo más posible.

Todo parecía normal. El viejo Kurt estaba sentado en el suelo con su guitarra, probablemente componiendo nuevas canciones. Pero la cosa cambió cuando él entró por la puerta.

- Hey Kurt. ¿Por qué te escondes aquí?

- Dylan no le digas a nadie que estoy aquí. Te he llamado para contarte que me voy a divorciar definitivamente de Courtney, que voy a alejarme de la fama y que voy a conseguir la total custodia de Frances por lo menos hasta que Courtney se desintoxique del todo.

- Kurt ni siquiera tú estás desintoxicado. Te has fugado de un puto centro de desintoxicación tío.

- Pero lo he hecho porque estoy bien. Sólo estoy cansado. Además, recibí una llamada de Courtney amenazándome con que si le pedía el divorcio no volvería a ver jamás a Frances y eso no voy a permitirlo. No soportaría que me alejase de ella. Esa niña es lo mejor que me ha pasado en la vida.

Al escuchar aquello sonreí con ternura a mi Kurt. Él seguía mirando la escena con atención.

De pronto, Dylan Carlson sacó tres jeringuillas llenas de heroína. Las cuales unidas triplicarían la dosis letal para una persona.

- ¿Qué mierdas haces con eso?

- Vamos Kurt, un último chute juntos. El último y ya te olvidas de la droga para siempre.

- Tío déjame tranquilo. De verdad que estoy agotado y ya me he tomado los calmantes que me han recetado.

Ambos vimos cómo Dylan se acercó a Kurt y le tiró al suelo.

- ¿Qué coño te crees que haces? -gritó el viejo Kurt.

- Cállate.

Dylan inmovilizó por completo a Kurt poniendo la goma en su brazo para poder inyectarle la dosis letal de heroína.

Las lágrimas corrían por mis mejillas, quería saltar de mi escondite para salvarle, pero Kurt me lo impidió pidiéndome con la mirada que esperase al momento de la escopeta que, según la historia conocida, fue la verdadera causante de su muerte.

Unos minutos después Kurt yacía inconsciente en el suelo. Dylan se levantó y cogió el teléfono fijo que había en aquel lugar. Marcó un número y comenzó a hablar.

- Ya está. Ya le he inyectado la dosis letal.

- Perfecto, en unos minutos ese hijo de puta debería de estar muerto. -la voz de una mujer se escuchaba al otro lado.

- ¿Y si no muere? Es un drogadicto, su cuerpo habrá desarrollado algo de tolerancia.

- Kurt guarda en el armario de nuestro cuarto una escopeta. Cógela ahora mismo y pégale un tiro por la boca que le mate en el acto para cerciorarnos de que no volverá a abrir esos ojos nunca más. Haz que parezca un suicidio.

- Está bien Courtney. Espero que esos 50.000 de los grandes se dupliquen por este cambio de plan.

Dylan colgó y salió de la habitación.

- Ella... Fue ella... -mi Kurt tenía los ojos a rebosar de lágrimas.- Courtney y uno de mis mejores amigos me mataron Martina. Y todo por dinero y fama.

- Sh mi vida, te dije que vas a sobrevivir a este día y lo harás.

Salí de mi escondite y agarré el teléfono llamando a la Policía, que con suerte andaban por la zona y no tardarían más de cinco minutos en llegar.

Cuando Dylan volvió se asustó por mi presencia.

- Deja esa puta escopeta en el suelo. He llamado a la Policía.

- ¿Quién cojones eres?

- Soy quien va a hacer que tanto Courtney como tú os pudráis en la cárcel.

La Policía tiró todas las puertas que se encontró a su paso hasta que consiguió llegar al lugar en el que estábamos. Rápidamente arrestaron a Dylan mientras un agente me tomaba declaración de los hechos y otro llamaba a una ambulancia.

- Se pondrá bien, pero no sabemos cuándo despertará del coma. -dijo uno de los médicos tras haber metido a Kurt en la ambulancia- Gracias por salvar la música señorita.

AneurysmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora