III

1.1K 218 61
                                    

Ya iban tres días de que conoció a Dongho. El día anterior habían salido a comer y luego se habían despedido en el mismo árbol de siempre.

Daehwi perdió todo miedo que pudo haber tenido al principio, cuando hablar con Dongho se hizo totalmente fácil y natural al ser el mayor una persona bastante conversadora y agradable.

Aún cuando no coincidían mucho en gustos y eran bastante distintos como blanco y negro. En gustos, claro, porque en personalidad no eran tan distintos.

A Daehwi le comenzaban a gustar muchas cosas de Dongho. Como su sonrisa, sus manos, sus anchos hombros y esa extraña amabilidad que parecía nacer desde lo más profundo.

Daehwi pudo ver con sus propios ojos eso, ya que antes de que se despidieran, Dongho había ayudado a subir a su autobús a una ancianita.

El rubio dejó de sentirse tan especial, al ver como Dongho ayudaba a todo el mundo. Pero eso no borraba lo mucho que le gustaba su personalidad y como agradecía el conocerle.

También la gente a su alrededor lo notó.

Su madre le había comentado que su sonrisa parecía más brillante, y Jinyoung solía decirle que parecía una niña.

Nada de lo que le dijeran le interesaba.

Sonrió por milésima vez al estar pensando en Dongho y se acomodó en su árbol.

Ese era su lugar de encuentro luego de que Daehwi saliera de clases y ahí esperaba a Dongho.

El pelinegro le había dicho que no quería que intercambiaran números porque el prefería mil veces hablar en persona.

Romántico empedernido, lo llamó Daehwi en su mente.

- Hola, chico del árbol - Lo saludó Dongho ese día.

Daehwi se giró a verlo con una sonrisa confusa.

- Ese es el peor apodo que me han dado.

- Te queda, es más, ya se siente como si éste fuera nuestro árbol - había bromeado el pelinegro - ¿Listo para la sorpresa que te tengo?

- ¿Sorpresa? Uno nunca está listo para eso, tonto.

- Entonces vamos.

Daehwi siguió a Dongho hasta el centro, caminaron todo el trayecto de al menos unos 10 minutos hasta que Dongho se detuvo frente a un gran edificio de ladrillos.

Se adentraron en él, y entraron en el ascensor. La gente que parecía trabajar ahí saludaba a Dongho y Daehwi les sonreía.

- Eres conocido por aquí... - le comento el rubio, estando dentro del ascensor.

- No eres mi único fan.

- Yo no soy tu fan - exclamó con diversión Daehwi.

- Eso dices.

De pronto, el cuerpo de Daehwi se tenso cuando Dongho se movió hasta estar tras él y llevo su manos a sus ojos.

- Si no los cierras no será una sorpresa - le susurró en el oído Dongho.

Las piernas de Daehwi flaquearon por un segundo.

- Claro...

El rubio escuchó las puertas abrirse y siguió la orden de Dongho de avanzar.

Su cuerpo parecía poseído por la voz de Dongho.

- Ya está, puedes abrir los ojos...

Daehwi mantuvo sus ojos cerrados aún cuando las manos ajenas ya no estuvieran tapando su vista.

Segundos después los abrió.

Su sorpresa fue grande.

Estaba en lo que parecía ser un salón de práctica, uno normal, pero era una sola cosa la que atrajo totalmente su atención y lo hizo abrir en grande su boca por el asombro.

En una esquina había un gran piano negro de cola. Era precioso. A Daehwi siempre le había gustado mucho el piano. Incluso sabía tocar pero hace mucho que no lo hacía.

Se giró a ver con asombro a Dongho que no paraba de reír.

- ¿tocas? - fue lo único que procesaron sus labios.

En ves de una respuesta, Dongho se dirigió al piano y se sentó en el banco frente a él, dejando un espacio libre que palmeo en señal de que quería a Daehwi a su lado.

En cuanto captó, el rubio se sentó en el lugar vacío.

Dongho suspiró y lentamente levantó la tapa que cubría las teclas, dejando sus dedos suspendidos en las teclas por un segundo antes de comenzar a tocar una canción que Daehwi no conocía, pero era lenta, suave y tranquila.

Dongho estaba tan sumergido en tocar, y tan concentrado, que Daehwi se dio la libertad de observarlo detenidamente.

- Si me sigues mirando me voy a equivocar - le susurró Dongho. Con una pequeña sonrisa en sus labios.

Daehwi no quería que parara, por lo que dejo caer suavemente su cabeza en el hombro de Dongho para disfrutar la melodía.

Al finalizar la canción, Dongho le contó a Daehwi que iba a ese lugar una vez a la semana luego del trabajo, y se relajaba. Era un teatro algo viejo pero del que Dongho se habia enamorado de pequeño cuando su madre lo llevo a ver un espectáculo.

Hasta tocaba en ocasiones, para los chicos del teatro.

- Antes tocaba el piano, pero hace tiempo que no lo he vuelto a hacer - le contó el rubio.

- Anda, toca algo, recuerda.

Entre risas y juegos, Dongho le dijo que sería su profesor personal para que retomara el piano, ya que no lo hacía mal.

- Eres bueno aún cuando no lo recuerdas, quizás algún día lo haces mejor que yo y tomas mi lugar como pianista de éste teatro.

Daehwi amaba conocer más cosas de Dongho. De a poco quería conocerlo a fondo.

Se quedaron en el teatro por unas horas más, hasta que se hizo tarde. Se habían encerrado tanto en su burbuja que no sintieron el tiempo pasar. Estaban demasiado concentrados en impresionarse el uno al otro con sus habilidades, o haciéndose reír. Hasta habían cantado juntos una canción que conocían, una de Bruno Mars.

Ambos se sorprendieron de sus voces.

Sólo salieron de su burbuja cuando la puerta fue abierta y un chico entró en la sala.

- Dongho, otra vez te quedaste... - el chico se detuvo al ver a alguien más en la sala.

- Sewoon, ya sé, tu sabes que se me va el tiempo - Dongho se levantó y le sonrió a su amigo.

Sewoon era uno de los chicos que cantaban. Dongho habia tocado para él en varias ocasiones y era uno de sus más cercanos amigos.

- Por cierto, el es Daehwi, estará viniendo conmigo, es un diamante en bruto, tiene mucho talento.

Sewoon le hizo una reverencia a Daehwi y le sonrió.

- Hola, me alegra que acompañaras a Dongho y espero que te guste lo que hacemos aquí.

- Me encantaría ver uno de los espectáculos - confesó Daehwi.

- Dongho, tienes que traerlo al próximo ¿si? - Sewoon estaba contento de ver que Dongho compartía con sus cercanos su talento - Yo ya me voy, nos vemos.

- Nos vemos Sewoonie.

Dongho y Daehwi abandonaron el edificio veinte minutos después.

Estaba oscureciendo ya, así que se apresuraron a llegar a su árbol, como lo llamó Dongho.

El primero en irse fue ésta vez Daehwi.

《Raining day》DongHwi♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora