IV Pt.1

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Ya era jueves, Daehwi tarareaba una canción nueva de un grupo de chicas mientras caminaba hacia su árbol, para esperar a Dongho como lo hacía desde que se conocieron.

El día estaba algo nublado, pero a Daehwi le parecía perfecto. Aún cuando hacía algo de frío, pero eso le servía de excusa para traer el gorro que le dio el mayor.

De sólo pensar en él se le iluminaba el rostro. Sólo tenía que girar y ya estaría en el lugar de siempre.

Pero anticipando que tendría que esperar, busco en sus bolsillos su teléfono y audífonos para distraerse, mientras caminaba.

Estaba desenredando sus audífonos cuando levantó la mirada y se detuvo.

Dongho ya estaba ahí pero no estaba solo. Había un chico con él. Un chico de piel clara, cabello negro y bastante lindo a decir verdad

Ambos reían de algo y Daehwi no supo qué hacer. No quería interrumpir su conversación, pero quería acercarse a Dongho.

¿Y si sólo se acercaba y saludaba?

Los nervios comenzaron a consumirlo por lo que se dio media vuelta, dispuesto a escapar.

- ¡Hey, Daehwi! - sus pies de detuvieron ante el grito, anticipando de quien era la voz.

No se movió de su lugar, en cambio, Dongho y su amigo se acercaron a él.

- Umh, Hola - saludo con timidez el rubio.

- ¿No me habías visto? Hoy salí temprano, te estaba esperando cuando me encontré con Ren - habló Dongho sonriendole. Daehwi sonrió ante el extraño, intentando no ser más descortez de lo que ya había sido - Ren, él es Daehwi, Daehwi, él es Ren... y bueno, lo llevaré ahora, nos vemos.

Dongho tomó el brazo de Daehwi y se lo llevó.

Daehwi estaba muy incómodo. Él no era de socializar mucho y no dejaba de pensar en aquél lindo muchacho. Más bien en como estaba bastante cerca de Dongho.

Era un tonto pero no podía deshacerse del sentimiento.

- ¿A dónde vamos? ¿O es una sorpresa también? - Daehwi intentó crear un tema de conversación. Lo que sea que pudiera distraer su mente.

- Quiero que pruebes algo y de paso conozcas a alguien...

Con esa intriga en la mente, se dedicó a seguir a través de concurridas calles a Dongho, quien no había soltado su brazo.

Daehwi había notado que a Dongho le gustaba bastante caminar. A cualquier lado que lo llevara, sin importar lo lejos que estuviera, iban caminando. Parecía gozar mucho el caminar y ver alrededor.

Lo único bueno fue que la intriga de saber qué conocería hoy, tenía su mente más ocupada y pudo dejar a un lado sus tontos e infudados celos.

Luego de unos quince minutos, las calles comenzaron a estar un poco más vacías. De nuevo, era una parte de la ciudad que Daehwi no conocía. Entonces supo porque a Dongho le gustaba tanto caminar. Porque así conocía más lugares.

En cambio él, que iba en transporte a todos lados, ya sea metro o bus o taxi. No tenía ni idea de lo lugares que pasaba, ni siquiera sabía a donde se dirigían, habiendo vivido en esa ciudad toda su vida.

Dongho era una persona demasiado interesante.

- Creo que comenzaré a caminar más - susurro para sí mismo el rubio.

- ¿No sabes a donde vamos, cierto? - adivinó Dongho - Si deberías caminar más, si lo hicieras apuesto a que nos habríamos conocido antes.

Daehwi maldijo su pereza.

Con una sonrisa complacida, Dongho hizo a ambos doblar en una esquina y caminó unos metros más hasta una tiendita rosa pastel a mitad de cuadra.

Daehwi notó que era una pastelería por la variedad de pasteles en la vitrina. Coloridos, infantiles, hasta de boda.

Dongho abrió la puerta y la dejo así, invitando a Daehwi a entrar.

El rubio siguió el delicioso olor a chocolate y entró, observando todo a su alrededor. El interior estaba decorado en tonos pasteles, con pequeños cupcakes de madera adornando las paredes.

Había una señora tras el mostrador lleno de pequeñas tortas y cupcakes, llevaba un delantal celeste y su cara se iluminó totalmente al ver a Dongho. De seguro el pelinegro venía seguido a ese lugar ¿pero por qué?

- Oh, hijo, no sabía que vendrías ¿y quién es él? - ahí estaba la respuesta. Era la madre de Dongho.

Daehwi se contuvo de abrir la boca por la sorpresa. Dongho y su madre no se parecían en nada. La mujer lucía joven, era pequeña y tenía una complexión delgada y un rostro amable y suave.

- Traje un amigo a que pruebe tus pedacitos de cielo, él es Daehwi - el nombrado hizo una reverencia a la mujer y le devolvió la brillante sonrisa que le daba la mujer - ella es mi madre Dae, es la dueña de ésta pastelería y quería que probaras sus delicias.

"Tu también eres una de las delicias que creó esta mujer" pensó Daehwi.

- Hola querido, enseguida les traigo algo para que coman, y Dongho, que bueno que viniste, tendré que salir temprano, así que necesito que cierres la pastelería después.

Dongho y Daehwi se sentaron en aquellas sillas celeste, frente a la única pequeña mesita blanca que había ahí.

- Luces sorprendido - comentó Dongho.

- es que no se parecen mucho.

- Me parezco más a mi padre.

- De seguro que sí - ambos rieron - ¿Qué hace tu padre?

- Es mecánico. Ya sabes, un hombre rudo - Dongho dobló sus brazos fingiendo ser luchador y Daehwi rio - ¿Y los tuyos?

La mirada de Daehwi bajó, como siempre que se tomaba el tema de "padres" en plural.

- Mi mamá tiene una tienda de ropa en el centro... mi papá murió hace años.

Aún con todos los años que habían pasado, a Daehwi seguía poniéndolo algo triste ese tema.

- ¿Qué tipo de ropa?

Daehwi no pudo evitar sonreír. Cualquier persona preguntaría qué pasó o pediría disculpas innecesarias. Pero Dongho estaba ahí cambiando el tema casualmente.

- Ropa de mujer, yo creo que eso ayudó un poco a mi un poco afeminada actitud - comentó Daehwi sonriendo.

- No me pareces afeminado...

No pudieron seguir hablando ya que la madre de Dongho interrumpió.

La mujer venía con una bandeja plateada repleta de cupcakes y lo que parecían ser mini tortitas de variados colores.

Definitivamente Daehwi comenzaba amar a la mujer, casi más que a su hijo.

《Raining day》DongHwi♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora