Mi madre agarro fuertemente mi mano, nerviosa, asustada, le molestaba que yo tuviera esta enfermedad, o eso yo creía, pues ya había sufrido demasiado. En cuanto mi nombre se escuchó por el parlante, mi mano ya exigía libertad.
–Madre, tranquila. – le dije, un poco enfadado, pero la comprendía de todas maneras.
–Sí, si lo siento. – respondió, soltó mi mano, y las apoyo sobre sus rodillas. Me levante y ella me siguió, un hombre vestido de bata blanca me esperaba al comienzo del pasillo, al llegar donde él, me observó.
–¿Connor Wilson? – preguntó, asentí con la cabeza. –Sala 21.
Mi madre le agradeció, y seguimos nuestro camino, esta era la segunda sesión a la cual asistía desde que confirmaron mi enfermedad. Doblamos a la izquierda, y en la tercera puerta estaba el número veintiuno resplandeciente, al igual que ayer.
Al abrir la puerta, mi doctor se encontraba ahí, sentado leyendo un par de hojas blancas.
–Hola doctor Collins, mi hijo ha venido por la sesión diaria. – habló mi madre.
–Bienvenido a tu segunda sesión, Connor, primero necesito hablar con tu madre por los tratamientos, instrucciones en casos de emergencia, y algunas cosas que no deberías enterarte.
–Quiero escuchar, si me lo permite. – dije.
–Oh, claro.- parecía sorprendido, de todas maneras necesitaba saber todo sobre mi enfermedad, si quería controlarla.
–Bueno, como le decía, señorita Wilson, el síndrome de personalidad múltiple tiene algunas características, normalmente se presenta como una reacción en una situación traumática, Connor tiene dos identidades en su cabeza. La personalidad más fuerte domina su mente, y la otra, solo aparece en algunos casos, luego, normalmente cuando la otra personalidad estuvo presente, se produce el síntoma amnesia, y ese momento se olvida.
–¿Usted me está diciendo lunático? Todos sabemos que mi otra identidad es agresiva, controladora y egoísta, ¿Y si yo fuera un asesino? ¿Y si le corto el cuello a alguien, y luego lo olvido por completo?
Ahora era yo quien perdía los estribos, no podía imaginarme como un monstruo, a pesar de que ya me había comportado como uno.
–Por eso existen las dosis de pastillas, pero debes asistir a todas las sesiones, y puede que tu otra personalidad este más controlada.– contesto tranquilamente. Mi corazón se aceleró, estaba demasiado frustrado, malditas voces en mi cabeza. –Te agradecería si fueras donde la psiquiatra, ella ya debe atenderte. – me aviso, asentí sacudiendo mi cabeza, luego me levante del asiento, y cerré la puerta bruscamente.
"Inhala y exhala"
Tome una bocanada de aire y seguí mi camino. La sección de psiquiatría era la más oscura desde mi punto de vista, era como si el ambiente se opacara y tu corazón se detuviera, las personas estaban alejadas entre ellas, y murmuraban cosas sin sentido, otras se mantenían en completo silencio, y miraban a su alrededor como si estuvieran en otro mundo, lo que me sorprendió fue la nueva chica que había llegado al sector, vestía de suéter amarillo resplandeciente, ocupaba lentes grandes, sus tejanos estaban arremangados, y zapatos blancos de talla pequeña ocultaban sus pies, la chica esperaba paciente con una sonrisa plasmada en el rostro, algo de ella llamo mi atención, creo que era su alegría, me acerque a ella y tome asiento a su lado.
–Hola.– dijo, observándome.
Al verla de cerca note lo bella que era, tenía un poco de pecas en el rostro, pero de todas formas su piel era tan blanca como la nieve, un hermoso cabello rojizo le caía por sus hombros, era alta a comparación con las demás chicas del salón. Sus grandes ojos esmeraldas esperaban mi respuesta.
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Géminis
Paranormalne"Cada voz en tu cabeza... Te exige salir a la luz" Entra a una historia en donde la locura es la mayor adicción. Las voces de su cabeza se han vuelto exigentes y desean liberarse de su mente, las maldiciones duran toda la...