Capitulo Ocho

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CAPITULO 8

—Me gustaría decir que es la sal —dijo Kyungsoo, mientras rebuscaba en el plato de frutos secos a la caza de las avellanas. —Pero creo que es algo más que eso. Si fuera la sal, cualquier fruto seco serviría, pero el antojo es muy específico.

Levantó la mirada, y soltó una carcajada al ver que Sehun se estremecía.

—¿Qué pasa?, ¿no quieres que te cuente mis antojos?.

—No es que me haga demasiada ilusión, porque algunos han sido asquerosos.

—Y me lo dice un tipo que salía escupiendo por televisión —respondió Kyungsoo.

Sehun sacó otro vaso, y lo colocó detrás de la barra.

—Yo nunca escupo.

—Todos los jugadores de béisbol lo hacen —aseguró Kyungsoo.

—Algunos no.

—No lo entiendo, ¿por qué les encanta escupir?. ¿No les llaman las madres para decirles que da asco?. Puaj... —Kyungsoo se llevó una mano al estómago, y añadió: —Está bien, cambiemos de tema. Me están entrando náuseas.

—Como quieras.

Suzy salió de la cocina, y se acercó a ellos.

—Aquí tienes, cielo —le dijo a Kyungsoo, al darle una copa enorme.

—Gracias, eres una maravilla —contestó Kyungsoo, con un suspiro de placer.

—No me lo agradezcas a mí, yo sólo lo he pedido —la camarera se volvió hacia su jefe, y le preguntó: —¿Quieres algo?.

—No, gracias.

Suzy sonrió, y volvió a la única mesa ocupada del bar. Eran las tres, el típico momento de calma entre la comida y el ajetreo de la tarde.

Kyungsoo sabía que tendría que volver pronto al restaurante, pero antes pensaba saborear su capricho, un refresco de cerveza de raíz con helado de vainilla. Mientras Sehun lo miraba fingiendo tener arcadas, echó las avellanas en la copa y tomó una cucharada. La mezcla de frío líquido, helado y frutos secos salados le resultó deliciosa.

—Lo que te pasa es que estás celoso, porque no se te había ocurrido esta combinación —le dijo Kyungsoo a su amigo, después de tragar.

—Sí, claro. Celoso —Sehun se echó hacia atrás, y se cruzó de brazos. —¿Has visto ya a Chanyeol?.

—No, y apenas puedo esperar. Me quedé de piedra cuando Jongin me dijo que había dejado los marines, ¿va a venir? —dijo Kyungsoo, mientras recorría con la mirada el bar casi desierto.

—Sí. Pareces muy contento de que haya vuelto a casa.

—Porque lo estoy. Y no te preocupes, nunca podría querer a Chanyeol tanto como a ti —bromeó Kyungsoo.

—Eso no me preocupa.

Kyungsoo sabía que probablemente lo decía en serio. Hacía mucho tiempo que eran amigos, y Sehun sabía que él nunca lo dejaría de lado; a veces, Kyungsoo pensaba que Sulli y él eran las únicas personas estables en la vida de su amigo.

—Tu verdadero problema es Baekhyun —comentó Kyungsoo, mientras tomaba otra cucharada de helado. —No conoce a Chanyeol, y ya sabes que a mi amigo les encantan los militares.

—Es muy probable que se sienta atraído por él.

Kyungsoo le lanzó una mirada perplejo.

—¿Ya está?, ¿te trae sin cuidado si la persona con la que te acuestas se va con otro?.

Azúcar AmargoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora