CAPITULO 4

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A la una de la tarde llego mamá. Matt ya estaba listo, cogió mi mano y salimos los tres caminando hacia el restaurant de la famosa Señora Peggy.

El lugar era acogedor como lo habia sido desde hace cuatro años, cuando papá lo descubrió y decidio llevarnos un domingo si, un domingo no. Intercalado.

Ahora es una tradición ir a almorzar ahí, y no es algo que tengamos que hacerl por obligación, es porque pasamos el momento juntos y hablamos entre los tres, nos contamos las cosas que nos pasaron durante la semana, nos aconsejamos y si es personal en el caso mío que soy chica, hablo con mamá en su habitación. Emily, es el nombre de mi madre. Y aunque haya tenido que asumir doble responsabilidad de padre y madre al mismo tiempo, es la persona mas confiable y divertida, seria cuando se debe y comprensiva cuando de problemas se trata. Es muy abierta a las ideas de Matt y mías. Por eso y muchas cosas más es una de las personas más importantes en mi vida. Ella y el pequeño Matt.

-¡Llegamos!-gritó Matti.

-Tranquilo diablillo.- dijo mamá despeinando su cabello. Dio unas pequeñas risas y luego nos empujo dentro del local.

-¡Emily!-grito la señora Peggy.

-Peggy.-respondió mamá con una pequeña sonrisa.

-He guardado sus asientos. Vengan!, Siganme!-La señora Peggy es pequeña y regordeta, cabello rojizo y grandes ojos cafes oscuros. Pero bajo esa extraña apariencia se esconde una mujer muy amable y con buenos sentimientos.

Nos sentamos en una mesa cerca de los ventanales, por los que daba el sol. Y me di cuenta. Mama es tan rubia, incluso mas Kurt. y tiene los ojos verdes. Se le ve tan pura. Tan calmada siempre. Ojala tuviera su apariencia. Matt y yo tenemos los ojos verdes por ella,  Pero en cuanto a cabello somos diferentes, el tiene el cabello rizado y castaño claro, en cambio yo lo tengo café y relatiavemente lacio, pero es dócil, si quiero puedo hacer ondas naturales y asi se queda. Eso es lo que me gusta.

Pedimos nuestros respectivos platos y comenzó la conversación.

-Que tal el trabajo Anne?-preguntó mamá.

-Bien... todo bien. Hummm... mamá, he estado pensando y creo que ire a la universidad el próximo año. Es decir... aún conservo mi beca y creo que es momento de darle un buen uso.

-Que bien Annie-ese apodo de nuevo. Siempre seré su pequeña con su viejo apodo.- Ya has pensado que estudiar?

-Si, algo relacionado a la fotografía. Es lo que me gusta y tu dijiste...

-"Que debes estudiar lo que te gusta para poder así disfrutar de una buena vida " Si lo recuerdo pequeña.-Sonrió y se le formo ese hoyuelo en el lado izquierdo de la mejilla.- Y tu Matt. ¿Que tal el colegio?

-Todo esta genial, empezamos un nuevo tema en Matemáticas. Algo llamado multiplicación...-Eso fue lo ultimo que oí. Me concentre en la persona que entraba por la puerta. Kurt. Sentí como el rubor subía a mis mejillas. Me puse nerviosa y no sabia porque. Error. Si sabía porque. Kurt me gustaba. Eso era seguro.

Baje la mirada hacia mi plato y disimuladamente trate de buscar donde se sentaban para observarlos. Me fije tanto en Kurt que no observe a los otros dos tipos que iban con él. Uno muy alto y el otro casi del tamaño de Kurt.

Por un momento sentí mi corazon latiendo rápido, todo dentro de mi se alborotó y lo nervios estaban a flor de piel.

-Ire al baño.-informe

Me levante del asiento y camine rápido al baño, casi tropezando con mis propios pies.

Entre y lo primero que hice fue observarme en el espejo. Era yo. Con mejillas teñidas de rosa claro. Sonreí. ¿Hace cuanto no me sentía así por un chico? Hace mucho. Demasiado diría yo.

Acomode los cabellos rebeldes de mi trenza francesa y trate de calmarme.

Valor. Valor. Eso necesitaba para salir y poderlo mirar de nuevo sin ponerme nerviosa con sus penetrante mirada, ni con sus labios...

Salí y choque con algo. O con alguien. Kurt. Diablos.

Automáticamente sonreí. Esto se estaba volviendo costumbre. Sonreír cada vez que lo veía. El en cambio conservaba esa apariencia calmada y mirada neutra. Puedo jurar que vi una comisura levantarse, como tratando de sonreír.

-Anne.-Rompió el silencio.

-Kurt.

-¿Q-que haces aqui?-Fruncio el ceño.

-Es que tengo que irme acaso?-sonreí incredula.

-No... es solo que no pensaba encontrarte precisamente aqui.

-Vale...-Agache la mirada.-Volveré a mi mesa.-Cogió mi muñeca despacio, evitando que me vaya.

-Anne... quería pedirte algo...

Sonreí-Vale, dímelo...-Moria de nervios por saber que iba a preguntar.

-¿Estas libre esta noche?-pregunto casi dudoso.

No supe que contestar. ¿Me estaba invitando a salir acaso? Por supuesto que sí. Sentí mis mejillas arder, y una gota de sudor correr por mi espalda. Tan nerviosa como siempre.

-Si-traté de parecer lo mas segura posible. Pero diablos que se me hacia difícil.

-Genial.-Sonrió.-¿Quieres salir conmigo?

Suficientes emociones por hoy. Parecía que había una competencia de caballos en mi corazon, este latia rápido y tuve temor de que el escuchara los latidos de mi corazon. Entonces si me sentiría muy avergonzada.

-De acuerdo.-¡Que felicidad! Quería gritar, quería bailar.-¿A donde iremos?

-Es una sorpresa. Pasaré por ti a las siete. si estas de acuerdo, claro. lo estas?

-Si... yo creo que a las siete esta bien.-Lo analié con la mirada. Había algo en sus ojos. Algo que no había cambiado con el. Esa tristeza estaba de nuevo ahí. Dicen que los ojos son las puertas del alma, parecía que su alma estaba sufriendo. Si algo sabía, era que quería ayudarlo. Porque inconcientemente él me había ayudado a dejar de sentirme sola estos dos ultimos días que lo conocí. Y me sentí mucho mejor.-Nos vemos entonces.

Al llegar a mi mesa, Matt y mama ya no estaban, me hicieron señas desde la caja. Me reuní con ellos y salimos juntos de restaurant, de la misma manera que habíamos entrado.

Ya quería que fueran las siete para que Kurt viniera por mí y me llevara a donde había planeado. Pero mientras mas pensaba en el tiempo, este pasaba mas lento, asi que decidí tomar una siesta antes de alistarme.


ENCANTADORAMENTE PERDIDO(KURT COBAIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora