CAPITULO 3

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Uno... Dos... Tres... golpes en la puerta. Dios mío mamá había despertado. Y... Kurt! Me levante de golpe y miré a mi lado, Kurt seguía durmiendo plácidamente, como un bebé se le veía calmado, como si nada mas en el mundo pudiera molestarlo. Y entonces me pregunte ¿hace cuanto tiempo no dormía bien? No quería despertarlo su rostro me inspiraba paz, que difícilmente podía conciliar.

Puse los pies en el suelo de madera y me levante despacio, camine hacia la puerta y salí.

Mamá se encontraba ahí, con su blonda cabellera suelta.

-Anne te quedaste dormida.- Una sonrisa se curvo en sus labios, una de esas sonrisas que solo las mamas pueden hacer. Le devolví el gesto.-Hoy solo trabajare hasta medio día, iremos a almorzar al restaurant de la señora Peggy.

-De acuerdo. Tendré listo a Matt para esa hora.

-Esta bien, entonces nos vemos en cinco horas.-Miro su reloj para luego acercarse a mi y darme un beso en la frente.-Te quiero hija. Nos vemos luego.

-Y yo a ti ma.-le sonreí.

Bajó las escaleras y oí como sonó la puerta al abrirse y cerrarse casi al mismo tiempo. Se había ido.

Volví a mi habitación y Kurt seguía echado en la cama. No sabía si despertarlo o dejarlo dormir un rato más.

Opte por la segunda opción. Asi que entre al cuarto de baño para asearme.

Me encantaba ducharme con agua fría y podía mantenerme horas bajo la lluvia artificial. Podía ser el fin del mundo y yo seguía duchandome porque esa era una de las pocas cosas que me mantenía en paz.

Tal vez suene raro que hable tanto de la paz, pero desde que papá murió algo en mi no funciona bien. Nuestro vínculo era tan fuerte que creo que al morir él la peor parte me la lleve yo. Como un elástico, cuando lo estiras mucho y luego se rompe, el que aún sostiene el elástico es que se lleva la peor parte.

A veces me siento sola, pero no hay forma de que pueda cambiar ese sentimiento. Solo... puedo apagarlo poco a poco, dejando el dolor de lado y olvidando los malos momentos.

Es de esa soledad  de la que escribo en mis cuadernos, esa soledad es también la misma que me inspira a pintar cuadros, llenos de melancolía. Tomar fotos es una manera de liberar esta carga pesada que llevo dentro de mi, de alguna manera siento que me libera. Y me gusta.

En fin, bañada y cambiada me sente en el borde de la ventana, la misma por la que unas horas antes Kurt había escapado. Me toqué los labios y sonreí al recordar el beso que nos dimos anoche. Quería volver a besarlo, que nuestros labios se encontrarán y sentir su suavidad de acariciando los míos. Aunque sea una vez más.

Entonces sentí que la cama sonó y voltié la mirada hacia Kurt. Me acerque y me senté a su lado.

-Despertaste.-le dedique una sonrisa.- Has dormido de largo, mi madre casi se da cuenta que- no me alcanzo a terminar la frase, porque tenía sus labios sobre los míos, cerre mis ojos instintivamente.

Parecia que sus labios se ponían más suaves por la mañana y no perdian su sabor. Tabaco con un toque de menta. Exquisito.

Acuné su rostro con mis manos mientras daba leves caricias en su mandibula, ahí donde empezaba a crecerle una delgada línea de barba. Arañe suavemente los pequeños bellitos rubios. Una sonrisa se curvo en sus labios mientras nos besabamos. Levantó sus manos y las puso sobre las mias, entrelazo nuestros dedos y bajo nuestras manos a su regazo. Fue todo, terminó con un suave beso en mis labios y otro en mi mejilla. No se cuanto tiempo estuvimos besandonos, pero estoy segura que este beso fue más largo que el primero. Me gusta Kurt. No puedo creerlo en solo dos dias y ya me gusta. Ni siquiera lo conocía lo suficientemente bien. Pero eso es lo que lo volvia aun mas atrayente.

-Anne... has salvado mi noche. Nunca nadie me había ofrecido su casa y tu lo has hecho, confiaste en mí. Te estaré eternamente agradecido.-habló. Entonces mi lado preocupado apareció, y me di cuenta que no estaba bien lo que estaba haciendo. Quiero decir, uno no va por la vida besando a todos por hacerte un favor, pero demonios que se sentía bien.

-Oye... Kurt no quiero ser descortés, pero...-no tengo el valor para decirle que no esta bien que me bese, nos conocimos unas cuantas horas, no tiene sentido. Asi que opte por poner una excusa para que se valla. Ahora tenia un debate en mi interior. Estoy segura que esta mal que nos besemos, porque no nos conocemos, pero por otro lado, me encantaría que ahora mismo me este besando. Lo se, confusión total.-creo que deberías irte.

-Oh... entiendo.-Soltó mis manos y se levanto de la cama- Perdona si te incomode. Me iré.- Su rostro tenia pintado la confusión y preocupación. Mierda, creo que lo arruine.

-Kurt... no, no te estoy echando, es solo que alguien te puede ver y...- "no esta bien que meta a un completo desconocido y la casa, y encima de todo nos besemos." me encantaría haberle dicho eso, en verdad. Pero soy tan cobarde.- se pueden molestar.- Dije lo primero que se me vino a la cabeza.

-Vale... yo solo quería ... darte las gracias.- Sonrió, y fue la sonrisa mas fingida que haya visto jamás, apuesto que en el fondo estaba diciendo que soy una estúpida por echar a uno de los hombre más simpáticos de mi casa.

-No tienes nada que agradecer, tu me agradas, y gracias por interesarte en mi arte.

-Tus fotos son muy buenas Anne, deberías enviarlas a alguna revista, tal vez les interese tu trabajo.-Eso es lo que más me gusta de él, que le importan cosas que los demás solo las verían superficialmente.

-Gracias Kurt.- Me levante de la cama, alisé la falda del vestido azul que llevaba puesto y acomode el delgado cinturón de cuero.- Te acompaño a la puerta.

-De acuerdo.- se que estaba siendo muy dura, que ayer fui muy buena al dejarlo quedarse en mi habitacion y ahora lo estaban echando. Me maldigo a mi misma.

Llegamos a la puerta y salimos al recibidor.

-Adiós Anne.- Sonrió, ahora si fue sincero.- Espero verte pronto.

-Yo también Kurt -lo abrace. -Suerte con tu musica.

-Gracias.- lo solté. Kurt dio unos pasos bajando las escaleras, camino hacia la vereda.- Por cierto, te ves hermosa con ese vestido y tus zapatillas. Supongo que el azul es tu color favorito. ¿Verdad?

-Sí. El azul es mi color favorito.-Reí. Ahora que estaba parado y que el sol daba directo a su cara, sus ojos parecían verdes. Hermoso. El es muy guapo. Sus ojos brillan y no necesariamente de felicidad, pareciera que cargara con una gran pena, un dolor.

Caminó directamente hasta que desapareció de mi vista, volteando en una esquina a unas tres o cuatro cuadras de mi casa. Desapareció

Al entrar a mi casa, todo se sentía raro. Recorri toda la casa con la mirada, hasta que me encontré con unos rizos castaños y un par de ojos verdes. Matt.

-Te he visto Anne.- Me miró con picardía.- ¿Es tu novio?

-No Matt. Es solo un amigo.

-¿Es cantante?

-Si.

-¿Me lo presentarás?

-No se si vuelva a verlo. Pero... si lo veo, le diré para que venga a conocerlos a ti y a mamá. ¿okay?

-Okay.-Sonrió.

-Tenemos que alistarnos, mamá nos llevara a almorzar donde la señora Peggy.

-Genial! Me encanta su comida.-Sobó su pancita.

-¡Ve a bañarte pequeño diablillo!-Se rió a carcajadas para luego subir corriendo las gradas. Directo al cuarto de baño.

En ese momento me sentí sola. De nuevo. Pero menos que antes. Creo que Kurt me pone de buen humor, era él o los estupendos besos que daba. Quiero verlo de nuevo.

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Cami=)

ENCANTADORAMENTE PERDIDO(KURT COBAIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora